La gota que derramo el vaso.

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No grites


— Señor Kim tiene una cita hoy— 

— Enseguida salgo gracias, avisa a los demás que en 5 minutos llego—

— Como usted diga, con permiso—

Kim:
Me tome un tiempo para respirar, me hacía falta, esta vida ya me estaba hartando al máximo, siempre era lo mismo salir a juntas, revisar documentos, hacer llamadas y lo hacía por la memoria de mi padre él y mi mamá fallecieron en un accidente de auto y tenía una hermana menor que vivía con mi tía de vez en cuando la veía por mi trabajo me era imposible verla diario, y ya no tenía más familia aquí, mi demás familia vive en América y no creo que sepan de mi existencia ni la de mi hermana pequeña y no sé si eso es bueno o malo.

Salgo de mi oficina rumbo a la sala de juntas.

— Buenas tardes señores—

—Señor Kim, buenos días— dijeron un grupo de por lo menos diez hombres al unísono.

— Que bueno que ha llegado nosotros hemos elaborado algunas propuestas para que siga el mismo rendimiento de la empresa—

—Si así es, por favor si son tan amables háganmelas saber—

Empezó una junta que duro poco más de una hora, salimos en grupo para discutir aún pequeños detalles sobre finanzas.

—Lim Young—

—Si señor—

— ¿Qué más tenemos por hacer hoy?—

— Al parecer solo firmar unos documentos—

— Está bien, tráelos para ya todos nos podamos ir por fin—

— Enseguida—

Lim Young era mi asistente últimamente me molestaban sus errores a veces se tardaba mucho otras veces me desobedecía había dejado de ser menos duro con él porque lo creía justo  y solo faltaba un error más para correrlo, no sé qué le sucedía pero no me importa, el trabajo es el trabajo y no se debe de mezclar uno con otro si no las cosas no funcionan.

— Señor—

— ¿Si? —

—Al parecer se traspapelaron los documentos porque no están por ningún lugar—

— ¿De qué eran esos documentos? —

— Eran sobre una inversión en Taiwan—

— Inversión de Taiwan, ¿acaso sabes lo importante que es una inversión?—

— Lo se señor pero, es que no los encuentro—

— La gota que derramo el vaso—

— ¿Qué? —

— Estas despedido—

— ¿Qué? —

— Quieres que te lo deletree acaso, niño estas despedido—

— No señor Kim—

— ¿Te pregunte? —

— Pero...—

— Nada, pasa por tu liquidación—

— Kim—

— ¿Kim? Quien te ha dado el derecho de llamarme así—

— Es que no me quiero ir, estoy bien a tu lado—

— ¿Qué? — Lim se acercó a mí y me tomo el rostro, quería saber que quería hacer.

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