Yo te incitaré.

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  — Kevin pero...—

— Haz lo que siempre haces—

— Yo no puedo—

— Claro que puedes —me acerco a él y lo tomo de la corbata y mueve la cara hacía un lado.

— Ya no lo niegues—
Quita mi mano de su corbata bruscamente y la agarra con fuerza — Porque soy un hombre—

— Yo también—

— Pero no soy gay—

— Yo creo que estas confundido, y tenemos que decidir qué es lo realmente queremos—

— No puedo—

— ¡¿Por qué?! —

— Porque era más fácil antes—

— Veras que es mucho más fácil— ya no me siento ese chico tímido de antes, el que llegó aquí por primera vez, estoy dispuesto a quedarme todo el tiempo que sea necesario.

Eli:
Kevin me había descubierto, pero yo no quería aceptar que el ya significaba algo para mí y que él lo supiera, era tal vez la primera vez que estaba tan avergonzado, me sentía como un enfermo sexual enfrente de él, pero sus palabras me gustaban mucho su convencimiento, tenía ganas de besarlo de tocar su suave y delgado cuerpo, su voz, cada palabra me hacía desearlo más y más, me dijo que esta vez sería mucho más fácil, me tomo de ambos brazos y empezó a pasear su boca en mi cuello, lo cual me encantaba era perfecto, me emocionaba, él fue bajando poco a poco hasta quedar sentados en el suelo.

Kevin se incorporó, su mirada en mis labios se levantó de primer momento para luego sentarse sobre mi regazo, luego se inclinó hacia abajo, su respiración controlada estrelló dulcemente de nuevo contra mi cuello.

Kevin:
Sus manos de Eli fueron mi cintura y buscaron aquel botón especial que deshacía el camino hacia el interior de mis pantalones. Le facilité el trabajo, metió su mano, su traviesa mano dentro de los boxers , sintiendo el camino hasta alcanzar mi miembro endurecido y caliente, buscó con sus tibios dígitos, cada parte, lo identificó al instante gracias al tacto. Recibí un espasmo violento cuando sentí ésa mano cálida estimulándome, intensifiqué la fuerza que empleaba para acariciar sus hombros, mientras más rápido frotaban esos dedos la parte más excitable de mi anatomía masculina, más brusco me volvía, lo comencé a llenar de besos y caricias el cuello. Terminó desesperándose y arrancó de golpe los botones de la camisa que usaba, exponiendo mi pecho, de modo que la ropa seguía colgando de mis hombros.

Mis manos fueron a su cintura, en un atentado desesperado de deshacer la maldita hebilla del cinturón que mantenía los pantalones aún abrochados, pero era difícil mientras seguía molestando con ésa mano, contuve la respiración tan fuerte como pude para no pegar el grito y nos oyeran en la oficina, porque justo ahora acababa de liberarme sobre la mano de Eli, líquido blancuzco y viscoso embarraba su pantalón.

— Ten más cuidado—

—Creí que te gustaba brusco—

— Callate, por tu brusquedad a veces no
puedo caminar bien—

—Perdón—

—A ti te perdono lo que sea, sigue pero más lento—Eli jaló hacía abajo sus pantalones revelando la excitada hombría.

Bajé igual mis pantalones, él se me acercó abriéndome un poco las piernas y removiendo por completo mis pantalones, me ordeno que me acostara, se inclinó hacía a mi levantó la pierna izquierda para colocarla sobre su hombro protesté con la mirada, Eli sabía perfectamente que ésta posición no me gustaba pero no le importó, levanté un poco la cadera para no sufrir demasiado, en lo que sentía dos posesivas manos separar sus nalgas me estremecí, porque me sentía húmedo, y Eli comenzaba a forzar su entrada y lentamente empujaba su miembro hacia dentro.

—Espera, detente un momento— enuncié —Te dije que esperaras un poco—Eli solo sonrió, mientras seguía introduciéndose más al estrecho orificio. — ¡Si vas a entrar así nada más, por lo menos hazlo lento! — le anuncié

Una vez dentro, solo oía que jadeaba cada vez más pausadamente, el dolor se había vuelto tolerable, con mucho cuidado comenzaba a sacar un poco su virilidad del apretado anillo de músculos, sin abstenerse a gemir por los deliciosos roces que prensaban nuestro sexo.

— Más rápido, así nunca terminaras— mientras aventaba mi cintura con más profundidad

— Vamos Kevin, es que nadie te entiende— me obedeció, lo hizo a forma de no lastimarme, cuando ambos terminamos de satisfacernos, yo me recosté sobre él ahí en el piso y me dedique a besarlo y a tocarlo, el poco a poco fue haciendo lo mismo, hasta perder la cuenta de cuantas veces su cuerpo volvía al mío.

Tal vez no fue de la manera que yo lo deseaba pero sé que cada vez Eli será más atrevido, esto apenas fue el comienzo.


No GritesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora