Tengo a alguien que me apoya.

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  ¿Realmente me quiere?

Ahora yo lo provocaría, lo haría quererme de verdad, hacer que él se dejará de mentir, pero esta vez quisiera estar totalmente sobrio con él, quisiera saber de qué somos capaces.
Al llegar por la mañana del otro día a la oficina veo que hay una caja con una corbata azul con un pequeño mensaje "Gracias por entregarte", realmente no sabía si había sido aquella chica que apareció en repetidas ocasiones en mi cama o Eli, fui al baño rápidamente y me coloque aquella corbata, si la había dejado la chica Eli se pondría celoso y me lo demostraría y si había sido él el estaría contento conmigo

— Buenos días señor— digo al ver que Eli llega por la mañana y me dedica una mirada

— Buenos días Kevin— dice sonriendo

— Su mirada es tan sensual no importa si soy gay o no, para cualquier persona él es sexy, desborda sensualidad—

— Kevin, ven a mi oficina— y en menos de lo que espera estoy ahí

— ¿Necesita algo?—

— Si, necesito que hagas un favor personal—

— Claro, estoy aquí para lo que necesite—

— Primero ya olvida los formalismos de una buena vez, de repente me hablas de tu, a veces de usted y eso me incomoda—

— Lo olvido, perdón de acuerdo—

— Necesito que vallas por mi hermana a su colegio, esta vez yo no puedo y es un poco lejos entonces no puedo permitir que este sola, es una chica hermosa y no quiero que le pase nada—

— Claro, solo deme la dirección—

— Te agradezco, yo sabré compensarte muy bien— me eriza la piel de oírlo

— Si por eso no se preocupe—

— Bien, entonces puedes tomar un taxi o bien tomar un carro del estacionamiento que están a mi servicio, solo no lo dañes—

— Si gracias—

— Vé de una vez, antes de que se te haga tarde y la traes aquí— me entrega un papelito y yo salgo de su oficina, aunque yo hubiera preferido que me llamará para otra cosa, pero en fin, no soy experto manejando pero la ruta que tomare es amplia así que puedo ir a mi propia velocidad, subo a un carro negro, prendio la radio y emprendo mi camino, conozco el camino no tardo más de una hora para llegar e identifico rápidamente a la hermana de mi... no sé nisiquiera que es Eli de mi, ella igual me identifica, me explica que hoy solo entregó algunos trabajos ha salido temprano y quiere estar con Eli.

—Sube, vamos—

—Gracias— me sonríe, esta chica es tan amigable, me inspira tanta confianza, me hubiera gustado tener una hermana como ella.

— ¿Te puedo preguntar algo Kevin? Pero me dirás la verdad

— Ah— me comienzo aponer algo nervioso, mi timidez vuelve — no lo sé—

— No es nada malo—

— ¿segura—

— Por supuesto—

— E..está bien—

— ¿Te gusta mi hermano? Lo digo como hombre, no como amigo ni como jefe— paro el carro de un frenon que hace que mi cuello duela.

— ¿Por qué preguntas eso? —

— Porque lo noto, por favor no mientas, yo no te juzgaré, ni te reclamaré, no te cuestionaré, pero se trata de mi hermano y tengo que saberlo.

— Si— le digo francamente, agachando la cabeza – O eso creo, no lo sé, olvídalo—

— ¡venga! No tienes de que apenarte, te lo digo porque tú eres un chico sincero lo veo en tus ojos, mi hermano ha cambiado desde que estás cerca de él, todo es diferente y para bien, aunque siempre ha habido discusiones por otras razones en lo que sobra de mi familia, él ya no actúa impulsivamente, llega a casa y su rostro es de felicidad y sé que no es por ninguna chica—

— No creo que yo sea la razón en verdad, mejor olvídalo—

Me toca el hombro— Por supuesto que eres tú, piénsalo, ya no te haré más preguntas—

— Gracias— y vuelvo a arrancar el coche

Llegamos a la oficina y ella me ha dejado pensativo, es algo absurdo, pero si fuera verdad sería tan hermoso.

— Hermanita, ve al primer piso, a la primera puerta, ya les he dicho que llegarías y te esperan para que veas todo lo que te gusta y tú Kevin, quédate aquí te necesito ya!

—Toma está copa y siéntate — No quiero tomar nada si no te importa, estamos en horas de trabajo—

— Esta bien te noto extraño, ¿estás bien? — reflexionando a lo que ha dicho su hermanita le respondo

— Ya no mientas por favor, ¿Por qué de esta manera? — Vacío toda la copa en el suelo

—¿ Perdón?—

Me levanto y digo — Es que si querías tener algo conmigo me lo hubieras dicho o consultado primero, no veo porque la necesidad de drogarme, porque me niegas la oportunidad de saber qué es lo que se siente en mis 5 sentidos, sabes de lo que te hablo perfectamente, de lo que me haces cuando me llamas y tomamos, de lo que he hecho y tu me has hecho—

Veo que su gesto está totalmente endurecido, no se lo esperaba — Yo no lo hice porque no sé lo que me pasa y no es serio—

— Y si yo lo quisiera, que importa si es serio o no, lo disfrutamos—

— Kevin, no deberías de hablar así, perdón y no volverá a pasar, puedes irte, te daré tu carta de recomendación—

— No quiero irme, no quiero que te termine, que dure lo que tenga que durar, no me iré—

— Kevin pero...—

— Haz lo que siempre haces—

— Yo no puedo—

— Claro que puedes, me acerco a él y...—


No GritesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora