Fresa

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Resumen: John no reconoce al hombre en el espejo... Ese no podía ser él, simplemente no era él.

Serie: Sherlock BBC.

Pareja: John-Sherlock.

Género: Humor-Romance-Amistad.

Rating: K+

Advertencia: ---

Capítulos: 2/15.

Palabras: 1.004 (Capítulo 02)

Notas: Fic escrito para el reto 15 días 'Tentaciones' del foro I am SHER locked.

Fecha: 06/11/2013.

Beta Reader: Pleasy TheYoko Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Sir Arthur Conan Doyle.



Dos libras de más...


Fresa.


En verdad ya no podía más... estaba a punto de desfallecer de hambre. No había sido una buena idea eso de ponerse a dieta. Más porque parecía que todo el mundo estaba decidido a contradecirlo en su decisión... o a tentarlo con cosas que no estaba dispuesto a comer. ¡No podía dejarse tentar!

Pasó por la tienda luego de su horario en la clínica. Una de sus compañeras había llevado una gloriosa caja de chocolates suizos, ante los que tuvo que negarse con mucho tacto, alegando que no podía comerlo por cuestiones de salud... ¡Por Dios! ¡Él amaba el chocolate! Y tenía tanta hambre...

Odiaba esos menús dietéticos y veganos que no sabían a nada... pero debía hacer el esfuerzo. Su cuerpo y su salud se lo agradecerían. Y si eso le ayudaba a conquistar a una bella mujer... mejor aún.

—Sherlock... Ya estoy aquí.

—Sí, John... Pude verlo en cuanto entraste.

—Siempre eres tan dulce... ¿Qué es eso? —John preguntó señalando la caja sobre la mesa.

—Creo que hoy no es tu mejor día... No me mires así, eres tú el que pregunta puras obviedades. ¿Qué parece que sea, John?

—Una caja de fresas, eso puedo verlo, Sherlock. Pero mi pregunta va apuntada a que me digas qué es lo que hace sobre la mesa.

—Sé más explícito, entonces. —Sherlock sonrió antes de volver su atención a cualquier cosa menos a él. —Espera a que me decida qué hacer con ella... Dudo que entre nosotros dos podamos comernos tantas antes de que se echen a perder... ¿A ti te gustan las fresas? —vio a John asentir, y rápidamente tomó una, pasándosela a su doctor. —Son un regalo por un caso reciente. Me las mandó un cliente, dice que son las mejores del mercado...

John observó el fruto en su mano, de un rojo muy vibrante, y de gran tamaño.

—Son las llamadas 'Fresón Rubí'... Le daré algunas a la señora Hudson. Iba a mandárselas a Mycroft para que rompiera su dieta, pero son frutas muy sanas... no me sirven. —Sherlock bufó, y John pudo ver su Laptop en el escritorio, con la página de donde el detective había sacado la información de las frutas. —Es una lástima que no tengas pareja actualmente... Podrías recrear algunas de esas fantasías con comida. —comentó echándose sobre su sillón, al tiempo que hacia un movimiento desdeñoso con su mano.

Pronto el rostro de John estaba rivalizándole al rojo del fruto. ¿De dónde demonios...? No, mejor no.

—Dudo que hayas visto nueve semanas y media, Sherlock... Así que no sé de dónde sacaste eso. Pero las fresas se aprecian bien con una buena copa de champagne... Claro que tú tampoco tomas.

—No sabía que tenías un paladar tan exquisito, John... ¿Dedo comprar un champaña para esta noche?

John rió, yendo hacia el lava manos; lavó la fruta, quitándole con cuidado el pequeño cabito con hojas que la coronaban, y acto seguido la llevó a su boca. Mordió y sorbió la punta, para evitar que el jugo saliera de sus labios. Una acción inconsciente, natural y sobre todo muy inocente... si no fuera porque Sherlock no había perdido detalle alguno de ésta.

—No lo tengo, en realidad... pero éstas están exquisitas... ¿Sherlock? —llamó, pero no encontró respuesta, ni la presencia de su compañero en la sala; y Sherlock no había ido a su habitación: para hacerlo tendría que pasar por detrás suyo... y él tendría que haberlo visto. —¿Dónde estás?

Acabó por terminar la fruta que aún llevaba en sus manos antes de elevar sus hombros ignorando la desaparición de su compañero, y ver que hacía con su 'frugal' alimento. Sacó las bandejas con lo que parecía ser una ensalada de endibias y pepinos, y otra con algo que se asemejaba a un pescado al vapor con verduras asadas.

—Dios, recuérdame por qué estoy por comer esto... —suspiró, negando suavemente. Al menos tendría unas frutas deliciosas de postre... Lástima que no tenía algo más para acompañarlas.

Ciertamente no estarían nada mal con un poco de crema... Claro que la crema de leche no era precisamente baja en calorías. Por suerte no necesitaba pensar en lo que Sherlock comería, ya que era miércoles, y no lo haría. Dejó la bandeja de pescado, o al menos asumía que eso era lo que era, dentro del microondas, mientras buscaba un vaso de agua. Volvió a ver su abdomen, para decirse a sí mismo por qué era que lo estaba haciendo, y se sentó a esperar que acabara de calentarse su plato.

Sabía que luego de eso sentiría hambre un menos de una hora, así que lo mejor era dormirse luego de una taza de té, al menos así no se sentiría tentado en acabar con la caja entera de fresas de su compañero.

Oyó la voz de Sherlock al mismo tiempo que el microondas le avisaba que su comida estaba lista. Pero ni siquiera pudo llegar a ponerse de pie, que el detective ya estaba en la cocina.

—¿Qué demonios...? ¿Sherlock?

La sonrisa amplia sólo logró descolocarlo más; pero las bolsas... las bolsas que había dejado en la mesa... ¿Cómo tomar eso?

—¿Fuiste a comprar comida? ¿Tú? —lo vio asentir, viendo como comenzaba a sacar uno y otro recipiente hermético con más comida de la que ellos podían llegarse a acabar. —Creo haberte dicho que estaba a dieta, Sherlock.

John negó, mientras señalaba el microondas con su comida, al cual no podía llegar por culpa del cuerpo del detective. Sherlock se apresuró a tomar eso que John había comprado para que automáticamente terminara en la basura.

—¡Sherlock!

—Mañana retomarás esa estúpida dieta... Hoy comeremos como reyes.

—¿Tú comerás?

—Pensé que querías que comiera a diario... a veces no consigo entenderte. —Sherlock le sonrió, extrayendo de la bolsa una fina botella de champagne. —Está fría, así que no hay que esperar... Vamos, John, prepara los platos. Recuerda que hay postre.

—Ya voy... ya voy. —John no tuvo ganas de contradecir eso, además el aroma de la comida que Sherlock había traído era sublime.

Mañana volvería a su dieta.


Continuará.


Notas Finales: Lo siento si esperaban una escena 'HOT' entre fresas y champagne... Simplemente aún es muy pronto para que estén juntos... pero no tarda nada.


Dos libras de más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora