Arroz

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Resumen: John no reconoce al hombre en el espejo... Ese no podía ser él, simplemente no era él.

Serie: Sherlock BBC.

Pareja: John-Sherlock.

Género: Humor-Romance-Amistad.

Rating: K+

Advertencia: ---

Capítulos: 14/15.

Palabras: 2,163.

Notas: Fic escrito para el reto15 días 'Tentaciones' del foro I am SHER locked.

Fecha: 30/01/2014.

Beta Reader:

Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Sir Arthur Conan Doyle.



Dos libras de más...


Arroz.


Las mañanas estaban comenzando a ser más frescas. John estaba teniendo más problemas al levantarse, por que justamente, no podía hacerlo. No era su herida en el hombro, ni otra vieja cicatriz molestando por el comienzo del invierno... o tal vez sí. O quizás era un conjunto de cosas, las sabanas cálidas, el colchón mullido junto a la almohada, que lo convencía mañana a mañana de quedarse siempre un poco más.

—No, aun no... Vamos, solo unos minutos más. —tal vez, simplemente fueran esos brazos fuertes no lo dejaban mover hasta que él verdaderamente quería salir de la cama.

—Vamos, Sherlock, necesito llegar... Al menos una vez a la semana, a horario a la clínica. ¡Van a matarme! —John sonrió al esfuerzo extra que el detective le imprimió a su abrazo. Había tenido mucho cuidado con no nombrar a Sarah en su frase, el cual era un nombre vedado en su casa desde hacía semanas, y sabiendo cómo era Sherlock, y su memoria, jamás dejaría de serlo mientras vivieran.

—Ni siquiera tienes que ir... trabajar allí es aburrido y lo sabes.

—¡Claro que lo sé, no hace falta que me lo recuerdes! Pero mientras no haya casos que paguen los servicios y la comida... Y no, no voy a ir a comer a Ángelo todas las noches. Bastante me cuesta aceptar una cena gratis a la semana, cuando bien podemos pagar por ella.

—Algunas veces, simplemente no te entiendo, John... —Sherlock suspiró, pero no había querido perder fuerza en su agarre, y cuando se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde. —¡No, John!

—Ah, lo siento... esta es nuestra pequeña batalla de todos los días, y esta vez la gane yo.

—¡Porque me descuide!

—En la guerra y en el amor... —John sonrió, y aunque hubiera querido acercarse a besar los labios fruncidos de su caprichoso compañero, desistió de un movimiento tan arriesgado.

Se apresuro a meterse en la ducha, cerrando las puertas –las dos, si– detrás de sí.

—Oh, no seas así... siempre dices que es bueno tener a alguien que lave tu espalda.

John no pudo evitar reír ante esto, aunque los golpes de Sherlock en la puerta acabarían irritándolo, y a su casera seguramente también. Aunque si la señora Hudson no se molesto luego del despliegue sonoro durante la noche, seguramente un par de golpes no la molestarían ahora.

Dos libras de más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora