Miel

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Resumen: John no reconoce al hombre en el espejo... Ese no podía ser él, simplemente no era él.

Serie: Sherlock BBC.

Pareja: John-Sherlock.

Género: Humor-Romance-Amistad.

Rating: K+

Advertencia: ---

Capítulos: 6/15.

Palabras: 1.176 (Sexto capítulo).

Notas: Fic escrito para el reto15 días 'Tentaciones' del foro I am SHER locked.

Fecha: 11/11/2013.

Beta Reader: Pleasy TheYoko Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Sir Arthur Conan Doyle.



Dos libras de más...


Miel.


John podía decir que estaba acostumbrado a las excentricidades de Sherlock, aunque creía ciegamente en que aun no había conocido todas estas. Y en su fuero interno tenia la débil esperanza de no tener que llegar a verlas.

Había tenido más que suficiente con el repentino gusto que había tomado por la cultura Ucraniana, y más aun... por la 'Tembrita'.

John podía asegurar sin temor a equivocarse, podía llegar a acostumbrarse al agónico gemir de las cuerdas del violín de Sherlock, cada vez que este estaba aburrido, antes que esa... cosa, trompeta, cuerno o le que fuera.

—John, traigo algo interesante. ¡John!

—Te oí, Sherlock, y estoy aquí, no en Siberia... no entiendo porque gritas. —John murmuro entre dientes. Si el detective hubiera estado más cerca, de segur lo hubiera dejado sordo. —Espero que no hayas traído comida de vuelta... Habíamos acordado algo.

—Ya lo sé. ¿Quién crees que soy? Lo que me recuerda que mañana se cumple la semana... ¿Dónde quieres ir?

John bufo antes de cerrar su laptop y caminar hacia donde Sherlock había caminado, dejando una gran caja sobre la mesa.

Luego de sentirse culpable de lo mucho que había comido por ver de mejor humor a Sherlock, habían llegado a un acuerdo. John tendría su día de 'permitido' una vez a la semana, comiendo en forma medida un plato que el mismo detective eligiera.

—Donde tú quieras estará bien... ¿Qué es eso?

Vio a Sherlock sonreír, e inmediatamente se prendieron todas las alarmas de John. En verdad pensaba que con la tregua de un plato por semana, su compañero ya no quisiera sabotear su dieta. Era asqueroso el hecho de que aun seguía encontrando chocolates por lugares tan inverosímiles dentro del departamento, que no creía como Sherlock había pensado que los encontraría allí. Y ni hablar del estado de las golosinas después de tantas semanas.

—Estuve haciendo averiguaciones... y como veo que aun estas en eso de la 'dieta'. Te he traído esto... —el detective comenzó a extraer de la caja, frascos y frasco de miel. —Tiene muchas propiedades... y no hace falta el azúcar si quieres endulzar tu té.

—Oh, gracias. Pero Sherlock... tú sabes que tomo mi té sin azúcar. No le pongo dulce... ni tampoco al café.

John se sintió una basura cuando la sonrisa desapareció de los labios finos del detective, así como sus hombros cayeron con desgano; sin embargo su barbilla se elevo negándose a verse totalmente derrotado.

Dos libras de más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora