So Min se fue de casa de Tae Hee justo después de desayunar evitando el tercer grado de sus amigas. Pasó por su casa para cambiarse, sabía perfectamente que sus padres no estaban ya que había recibido un mensaje de su madre diciéndole que comerían fuera. Se duchó rápidamente y buscó unos vaqueros y una camiseta más cómoda. En cuanto recibió su mensaje bajó rápidamente. El chico llevaba puestos unos vaqueros oscuros, una sudadera azul oscuro y una chaqueta vaquera que le quedaba a la perfección, So Min sonrió cuando lo vio tras el cristal de la puerta. El chico estaba de espaldas a ella así que corrió hacia él y le tapó los ojos, él dio un respingo haciéndola reír.
- ¡Buenos días Seung Jona! - le saludó poniéndose delante de él con una gran sonrisa.
- Más bien buenas tardes, ¿no? - bromeó despeinándola - ¿Tienes hambre?
- ¡Mucha! - exclamó.
Cogieron el metro hasta Myeongdong donde se bajaron para ir a comer. Seung Jo no hacia más que preguntarle sobre el cumpleaños de Tae Hee y aunque se sentía mal por mentirle sabía que tenía que hacerlo para no buscarle problemas a Tae Hyung, su decisión de defenderle y cubrirle era algo totalmente sorprendente para ella, tanto como el hecho de que a pesar de estar en una cita con Seung Jo no dejaba de pensar en Tae Hyung. Llegaron a un puesto de comida callejero y el estómago de So Min despertó al olor de la comida recién hecha.
- ¿Comemos aquí? - señaló el puesto tirando de su manga.
- ¿Aquí? - Seung Jo le miró contrariado como si hubiera dicho una estupidez- Comamos en un restaurante de verdad, ¿por qué comer en un sitio así cuando puedes comer en una mesa y sillas de verdad?
- Ah...tienes razón - aceptó algo avergonzada.
El chico cogió su mano y le sonrió, las orejas de So Min se encendieron cuando sintió el contacto de la mano de Seung Jo. Mientras paseaban en busca de un restaurante que les gustara So Min no podía dejar de mirar intermitentemente a sus manos unidas, lo había imaginado miles de veces y sin embargo se sentía rara, como si lo estuviera soñando de nuevo. Seung Jo se paró frente a un restaurante con un gran letrero rojo, cuyas mesas eran de refinada madera al igual que sus sillas y la decoración era totalmente minimalista, de lejos se podía ver que era cara, al menos más que el puesto de comida. Se sentaron el uno frente al otro y miraron a la carta para decidir que querían comer, So Min optó por donkatsu mientras que Seung Jo se decidió por una cara ternera a la plancha. Aunque ambos acabaron probando el plato del otro entre broma y broma.
- Tenía ganas de venir a comer contigo- dijo Seung Jo de repente- Por mucho que quiera a Hyun Woo y me caigan bien Tae Hee y Soo Young tenía ganas de que estuviéramos los dos a solas - añadió regalandole una de sus más brillantes sonrisas. Seung Jo tenía esa habilidad, que parecía estar ensayada por horas delante de un espejo, de crear esa sonrisa mortífera, así es como todo el mundo la llamaba, sonreía mostrando sus perfectos dientes en una perfecta curva de su labio superior haciendo aparecer esas pequeñas arrugitas al lado de sus ojos que hacían que cualquier chica se derritiera ante él.
- Yo...yo también - contestó algo nerviosa- Hace mucho que no salimos, ¿verdad?
- Sí y creo que deberíamos hacerlo más a menudo, ¿no crees? - volvió a agarrarla de la mano mientras andaban por la gran avenida.
- S-sí - respondió algo nerviosa. Pasaron cerca de unos recreativos que tenían una de esas máquinas para conseguir peluches en la puerta- ¡Oh mira! Podríamos entrar, ¿no? Seguro que tienen ese juego de bailar, es genial...
- Oh, no sabía que te gustaban estas cosas - dijo algo sorprendido. Se llevó la mano al bolsillo y sacó dos entradas- Pensé que quizás te gustaría ir a ver la exposición de impresionismo que hay en la Galería Coentry, lo vi y me acordé que te gustaba el impresionismo.
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De repente tú [ V, Kim Taehyung BTS]
FanficHan So Min, de 18 años, tenía muy claro cual sería la meta en su vida, llegar a ser una pianista de prestigio. Para ello practicaba más de 4 horas diarias desde que tenía tres años. Nada ni nadie podía impedirlo, ni si quiera el hecho de estar en e...