Capítulo #16 "Todo llega porque llega"

77 8 0
                                    

Hola, yo de nuevo :D
Se que he dejado olvidada esta historia, pero no sufran mas, la historia continua ;)
Gracias por leerla ^w^

~ + ~ + ~ + ~ + ~ + ~ + ~ + ~ + ~

Olvidando un poco lo que pasaría, Jacobo corrió a la ayuda de ____ quien notó que la pupila en el ojo de Stu había aparecido nuevamente. Totalmente nerviosa porque el maestro descubriera el secreto de su novio y sin importarle mucho el que la hubiera herido; ____ preparo dos pastillas para la migraña, pastillas que había agarrado cuando limpio el departamento, y se dispuso a hacérselas tragar al Peliazul.
Algo que logró a la primera.
Migräne seguía luchando, así que arrojo lejos a la chica, pero Jacobo logró atraparla, de esa manera evitando que se lastimara más. Cuando ____ notó que el maestro comenzaba a acercarse a Stu, hizo lo primero que se le vino a la mente; Correr y caer sobre la espalda del hombre.
Al sentir los pechos de la chica, que más ama en el mundo, sobre su espalda desnuda, Jacobo olvido por completo a lo que iba y mejor le presto atención a ____ quien después de cometer tal cosa se alejo, aunque no pudo evitar sonrojarse al notar la espalda ancha y el bien torneado cuerpo de cuarentón que tenía. No, él no es como los maestros gordos y feos que se acostumbran a ver en las típicas escuelas.
-¿Está bien? Señorita Dohrt...
-Lo siento, accidentalmente resbale y...
-No tiene que explicar nada...
La interrumpió mientras giraba para quedar cara a cara, dándose cuenta del color tan peculiar que abundaba en el rostro de ella.
-¿Se siente mal?
Jacobo puso su mano en la frente de ____, cerciorándose de que no tuviera fiebre.
-Mmmm, que extraño...
-¿Qué sucede?
-No parece tener nada...
-Que alivio...
Pero aún así, la situación no era para nada romántica y en el ultimo intento de aquel maestro por robar su corazón, el ambiente se rompe súbitamente cuando el delgado cuerpo de Stuart cae al suelo y la chica corre hacia él, sin importar nada más que aquel chico que vendría siendo, su novio.
Sin más, Jacobo se acercó a ellos.
-¿Qué es lo que le pasa a ese chico?
-Es complicado de llevar...
-Ya veo...
-¿Me ayudaría a llevarlo a la cama?
-Si...
Jacobo tomó en sus brazos a aquel chico, observando su rostro inconsciente por un momento y tragando un poco de saliva, nuevamente recordó lo que tendría que pasar esta noche.
El maestro sentía ganas de matarlo en ese momento, de romper su cuello y quedarse con la chica, de hacer que se quedara dormido... Para siempre; Pero sabía perfectamente que no podía hacerlo, aquello vendría siendo demasiado doloroso para la chica y lastimarla es lo último que se plantea si se quiere ganar su corazón. Finalmente, el cuarentón colocó en la cama al susodicho y se alejó para permitir que ____ lo inspeccionara.
-Gracias por ayudarme hasta ahora, maestro Jacobo...
-No hay de que, señorita Dohrt...
Jacobo salió de la habitación, en ese momento se estaba ahogando en un mar de preocupación, lanzaba gritos silenciosos y se quejaba de la soledad más acompañada que había sentido.
En un momento, sujeto su cabeza con ambas manos y comenzó a sudar frío.
-Tengo que hacer algo para evitar lo de esta noche... ¿Pero qué?
Comenzó a buscar por todos lados algo que le ayudara a escapar de su destino, pero no encontraba nada y su desesperación comenzaba a notarse más y más.
-Maestro Jacobo...
Aquella voz hizo que se detuviera, los músculos se congelaron y no hubo movimiento alguno por parte del hombre. ____ se acercó a él, pero cuando rozo su hombro obtuvo una respuesta extraña.
El maestro, Jacobo, había retrocedido, había rechazado aquel contacto que la chica aseguraba, le podría ayudar en algo.
-¿Está usted bien?
-¿Yo? Hehe si, si, claro, claro... Estoy, bien...
-¿Seguro? Parece que no es así...
-Bueno lo que pasa es que estoy algo cansado y...
____ lo tomó de la mano y comenzó a jalar de él, sin dejarlo terminar la frase, después lo recostó en el sofá y por un momento observo la expresión de sorprendido que abundaba en el rostro de su maestro.
-¿Qué pasa? Señorita Dohrt...
-Debe descansar maestro Jacobo, sólo descanse...
La chica arrojó una manta, sobre el cuerpo del cuarentón, y lo arropo como si fuese un niño pequeño o incluso su propio hijo. Jacobo soltó un pequeño suspiro y comenzó a arrullarse ante la mirada de esos ojos bastante claros que le parecían luminosos con el más mínimo rayo de luz y el calor de la manta que era suave, muy suave.
-Descanse maestro...
____ se despidió, pero antes de alejarse fue detenida por algo que la tomó de la ropa, giro y miró que solamente era la mano del cuarentón, quien se sujetaba como un niño pequeño con temor a algo.
-Por favor, no me deje señorita Dohrt...
-Maestro, quedamos que no iba a hacer cosas extrañas...
-No se trata de eso, lo juro...
-Pero no puede depender de mi...
-Sólo hágalo como un favor...
La chica desvío la mirada, él tenía razón, hoy había ayudado bastante y se ha comportado bien, merece aunque sea un favor y el negarse sería ser grosera con aquel que no se lo merece.
-Esta bien, ¿Qué quiere que haga?
-Quédese hasta que me duerma...
-Es extraño, pero lo haré...
____ tomó una silla del comedor y la movió hasta un lado del sofá, en donde el maestro comenzaba a dormir plácidamente.
Un ruido extraño lo despertó de golpe, asustandolo un poco y asustandolo más cuando notó que la chica ya no se encontraba, lo único que quedaba era una silla vacía en medio de una noche casi oscura. No dio tanta importancia a eso, supuso que se había marchado a dormir con su pareja, así que se acomodo y se dispuso a dormir nuevamente. Al poco rato que se encontraba dormido, poco a poco sentía como algo le aplastaba más y más el cuerpo, pero sin llegar a asfixiarlo, de hecho, era una calidez que le gustaba. Así que abrió los ojos, llevándose una extraña pero muy agradable sorpresa.
-¿Q-qué está haciendo?
-Shh, nada que los dos no queramos...
El cuarentón no pudo evitar ruborizarse un poco, pues la chica que tanto amaba se encontraba desnuda sobre él y sólo un brazo se interponía entre su rostro y dos hermosos senos.
-¿Po-porqué hace esto?
-Ya no puedo fingir más, no me es posible esperar más tiempo por tenerte a mi lado, me estoy destruyendo, me gustas mucho y aún así, no me correspondes...
-Pero yo...
En ese instante es interrumpido por un par de labios que se habían enganchado a los suyos profundizando un beso, un beso que Jacobo espero por años y que sólo se imaginaba en sus sueños. Obviamente el maestro le siguió la corriente, por nada del mundo perdería esa oportunidad, hasta que la misma chica detuvo aquel acto.
-¿Qué pasa?
-Quiero que sea mío...
El maestro la tomó por la cintura y con una pirueta rápida, la chica ahora estaba acostada en el sofá y apunto de ser devorada por su profesor. En ese momento, los senos de la chica quedaron al descubierto y un rayo de luz que se filtro por la ventana, permitió la iluminación de aquellos senos. Jacobo comenzó a besar y a acariciar a la chica muy vorazmente, había pasión entre esos dos. Poco a poco la ropa fue sobrando y cuando el cuarentón se encontraba desnudo, el momento había llegado.
-Estoy listo...
-¿Enserio? ¿No vamos demasiado rápido?
-Tonterías, hagamoslo ahora...
-¿Pero si te duele?
-¿De qué hablas? A ti es a quien te tiene que doler, claro, ¿Eres virgen?
-Pues no, ya he tenido otras experiencias...
-Ya veo, pero no importa, no seré tan rudo contigo...
-Ni yo contigo...
En ese momento, algo entrando por la cavidad anal del maestro provocó que despertara de golpe, percatándose que todo había sido un sueño y que la chica no era chica, sino que era el Peliazul quien sonreía. Jacobo se aparto rápidamente y cayo al suelo, mirando expectante al hombre delgaducho que en ese momento se ponía de pie.
-Algo me decía que no pensabas en mi mientras nos besábamos...
-¿Eras tú?
-Aquella pasión no es típica de ti, dime, ¿Quién es aquella persona que te prende más que yo? ¿La conozco? Porque de ser así, la eliminare...
-Déjame en paz, no quiero nada contigo...
-¿Pero porqué? Recuerda que perdiste la apuesta y la verdad, estoy algo hambriento...
El Peliazul comenzó a gatear por el suelo lentamente hacía el maestro, quien retrocedía todo lo que podía, hasta que pegó en una pared y de esa manera fue alcanzado por el vocalista. Stu subió hasta el cuello del maestro y comenzó a besarle mientras lo masturbaba.
-No, no, por favor no...
-¿Qué te pasa Jacobo? ¿Porque solamente no me golpeas, o me demandas o me matas? Eso sería más fácil para ti, ¿No es así?
El Peliazul giró lentamente el cuerpo del maestro, recargandolo en la pared e introduciendo dos dedos por la parte trasera de Jacobo, quien solo soportaba todo eso como un juguete sexual.
-Jacobo, las personas débiles como tú me encienden fácilmente, no puedo vivir sin ti Jacobo, eres mío, sólo mío y de nadie más...
Fue ahí donde Stu penetro salvajemente al maestro y sin dejar de moverse, cubrió la boca del cuarentón para evitar que gritara. Jacobo comenzó a llorar ya que el dolor era demasiado, pero los movimientos de va y ven del Peliazul provocaron que el dolor fuera sustituido por una especie de placer no declarado.
-¿Vas a gemir?
Stu descubrió la boca de aquel señor y contemplo el primer gemido del cuarentón, lo que lo excito más e impulso a terminar lo antes posible, dentro de él.
Una vez el acto termino, ambos cayeron al suelo, uno más jadeante que otro.
-Perfecto amor mío, perfecto, tu primer gemido...
-Déjame tranquilo, veté ya...
El Peliazul abrió las piernas de Jacobo e inicio otra ronda de dolor y placer. Aquella ronda que se le hizo eterna al pobre maestro.
Una vez terminó, el vocalista se levantó y tomó asiento en el sofá.
-Ven acá Jacobo, quiero que me la...
-¡¿Qué?! No, no haré eso, he soportado demasiado que me utilices como para que ahora me digas que quieres que yo te la...
-Es que no entiendes, o lo haces o lo haces, no tienes elección, quieres mantener bien a aquella chica, entonces complacerme es tu mejor opción...
Jacobo se levantó del suelo, pero antes de poder avanzar, fue detenido por un ademán del Peliazul.
-Si lo vas a hacer, quiero que vengas gateando desde ahí, hasta mi entrepierna...
El cuarentón volvió al suelo y comenzó a gatear hasta el sofá lentamente, donde localizó su cabeza entre las piernas del vocalista, quien sonreía ampliamente por lo que inevitablemente pasaría.
-Buen chico Jacobo, eres un buen chico, ahora, quiero que ronronees mientras me acaricias mi...
-Es demasiado, no puedo hacerlo...
-Oh vamos, sólo tienes que acercar tu cara y acariciar lentamente mi...
-N-no lo haré...
-Entiendo...
El Peliazul lo tomó del cabello y saco de la nada la navaja que siempre carga con él, colocándola en su cuello, después acercó el rostro del maestro hasta su miembro.
-Abre la boca...
-No me hagas esto...
-Que la abras te digo...
A la mas mínima apertura que hizo, el vocalista le clavó todo el miembro en la boca y comenzó a moverse rápidamente, sin considerar al pobre maestro que casi no podía respirar.
-¡Nada más me muerdes y veras como te va!
Los ojos de Jacobo comenzaron a llenarse de lágrimas y las ganas de vomitar aparecieron, pero el miembro impedía que algo saliera, aún así, el Peliazul se veía bastante complacido que no había parado ni un segundo desde que empezó aquel acto de crueldad pura.
-¡Oh si! Trágatelo, Trágatelo todo maldito...
Dicho y hecho, Stu se vino en su boca y mantuvo un momento su miembro ahí, hasta que vio que el cuarentón se ahogaba, entonces opto por retirar su miembro. Jacobo no pudo soportar todo y un poco cayó sobre el miembro del Peliazul, aunque se lo tragó con todo el asco del mundo.
-Jacobo, Jacobo, Jacobo, me encanta lo complaciente que puedes llegar a ser cuando te lo propones...
Stu acariciaba la cabeza del maestro que en ese momento estaba muy cabizbajo, el Peliazul se dio cuenta de que había algo que sobro en su miembro.
-Te falto un poco, limpialo... Pero con la lengua...
Jacobo levanto la mirada y sin chistar comenzó a lamer lentamente la zona, algo que se le hizo extraño al vocalista, quien detuvo la acción.
-Espera, espera, la cosa no es divertida si no sufres...
-Lamento no poder complacerlo en todo...
-Hahaha veo que ya te volviste mi perrillo faldero...
El cuarentón siguió con lo suyo, pero Stu lo golpeó en la mejilla y se levantó del sofá.
-Ya has hecho suficiente, deja de estar de lame botas o en este caso, de lame miembros...
Sin más, Migräne ordeno que el maestro se vistiera y una vez lo hizo, pasó a arroparlo con la manta. Después se retiró con una sonrisa en el rostro, había logrado humillar al maestro, pero aún faltaban varias cosas que le gustaría intentar con su nuevo juguete.
La noche paso normal después de eso, lo único que se escuchaba era un leve sollozo en la sala y entre lágrimas Jacobo se preguntaba porque ____ no se dio cuenta de lo que pasaba.

Amor Maldito: 2-D y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora