Capítulo #21 "Lo Prometido Es Deuda"

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A la mañana siguiente, después del escape de adrenalina que tuvo la pareja, Stuart despertó llevándose la sorpresa de que en la cama sólo estaba él.
El Peliazul se levantó alarmado, se puso sus calzoncillos e inicio la búsqueda de su amada, temiendo lo peor.
-____...
Buscó por todo el departamento, algunas prendas de ella ya no estaban, la mascota tampoco aparecía por ningún lado y ni siquiera una nota, nada, no había nada que indicará a donde se pudo ir, simplemente se fue. Después de eso, las palabras antes de acostarse vinieron a su cabeza :

"Una noche, sólo una noche y después esto terminara... "

-____, ¿Porqué?
El Peliazul regresó a la cama y comenzó a llorar de una manera tan deprimente que parecía que moriría ahí mismo. Una mano se colocó en su cabeza, lo que provocó que Stu girará y se sorprendiera al ver a su amada sonriente. Stuart frunció el ceño, la tomó de la mano y la jaló a la cama, colocándola debajo de él.
-¿Qué sucede, Stuart?
-¿En dónde estabas?
-Es sábado, lleve algo de ropa a la tintorería, a Aiden le tocaba cita con el veterinario y traje para desayunar, pero, ¿Porqué lloras?
____ limpió algunas lágrimas del rostro de su amado para después besarle en los labios y por la manera en la que el Peliazul correspondió al acto, supo la razón de su llanto.
-Stu, no me digas que llorabas porque creíste que te abandone, ¿Es eso?
-Cállate, tonta...
Stuart desvío la mirada completamente sonrojado y se levantó de la cama, algo que le dio gracia a la chica al ver el lado infantil de su novio.
Después de tomar una ducha, el Peliazul partió por un momento a su departamento ya que traía la misma ropa que ayer y aunque se hubiera bañado eso lo hacia sentir sucio. Cuando entró, por lógica cerro la puerta y camino a su habitación pero algo llamó su atención, había una hoja en la mesa de centro de la sala justo a un lado del frasco de pastillas.
-Que raro, no recuerdo haber dejado eso ahí...
Stu se acercó y tomó la hoja, por un momento temió que fuera del descarado de Murdoc pero soltó un gran suspiro cuando comenzó a leer y vio que no era del Satanista, más si del dueño del apartamento; La hoja decía lo siguiente:

"Joven Pot, he venido ha revisar las condiciones del apartamento, como no se encontraba me tome el atrevimiento de entrar pues usted sabe que mi visita es una vez al mes, le pido una disculpa por eso y lo felicito por mantener en buen estado la vivienda, sólo una cosa... Me preocupo el frasco que vi en la mesa, espero que no este drogándose como lo hacen los chamacos de hoy en día...
Atte: El señor Walker."

-Hahaha, vaya imaginación tiene el señor Walker...
El Peliazul llevo la hoja para tirarla al cesto de basura y después continuar con lo que había venido a hacer.
Una vez cambiado, perfumado y guapo, ejem... Iba a salir de la habitación pero un dolor de cabeza insoportable le dio a entender que al parecer el ser que vivía en su cabeza quería hablar con él, comunicación entre individuos que comparten el mismo cuerpo.
-Tranquilo...
Stuart se acostó en la cama, cruzo los brazos, cerró los ojos y suspiro lentamente mientras se preparaba para entrar.
-Migräne ven a mi...
No tardo demasiado antes de que Stu se encontrara dentro de su cabeza, todo oscuro, todo frió, nada fuera de lo normal.
El Peliazul comenzó a buscar a su compañero de cuerpo, pero no lo encontraba por ningún lado, algo que se le hizo demasiado extraño.
-¿Buscabas algo?
-Hasta que apareces, ya te estabas demorando...
Como siempre, Migräne se apareció detrás de Stuart a lo que el Peliazul entendió que tal vez no quería ser visto al igual que la ultima vez.
-¿Cómo siguen tus manos, Stuart?
-Bien, las heridas ya no duelen, gracias por preguntar... Por cierto, ¿No quieres que te vea otra vez?
-Me da igual, puedes mirar si quieres, ya que armar el espejo ha tenido recompensa, no me importa que me mires en mi peor estado...
Stu giró lentamente y se topó con una replica de el mismo, sólo que esta copia tenía rasgada la ropa, estaba cubierto de sangre y las heridas aún seguían frescas, cortadas, cortadas y más cortadas cubrían lo que se podía ver del cuerpo. El vocalista se acercó para poder tomar entre sus brazos a Migräne que no hizo nada por evitarlo pero desvió la mirada y su rostro poco a poco mostraba tristeza ante tal contacto.
-Perdóname...
-¿Porqué?
-Por haberte hecho pasar ese sufrimiento de nuevo...
-Esta bien, al fin y al cabo me recompensaras ¿No es así?
-Claro, o ¿Y de qué querías hablar?
-Finalmente logre reconstruir el espejo, así que...
-Shh, sé a que te refieres y puedes hacerlo...
-¿Enserio?
-Si, toma mi cuerpo Migräne, tómalo y no me lo devuelvas hasta mañana...
-Pero, ¿Qué pasará si hay problemas?
Stuart dejó de abrazarlo para colocar las manos en sus hombros, mirarlo fijamente y sonreír tiernamente. Migräne le sostuvo la mirada.
-Tranquilo, si hay problemas, no te contengas, arreglalos sólo como tú sabes hacerlo...
-¿Estás seguro de eso?
-Jamás estuve tan seguro de algo, sólo una cosa...
-Dime...
-Se amable con ____, sabes lo que ella significa para mi...
-Lo se... y después de lo que pasó anoche creo que es más importante ¬////¬
-¡Calla! >////<
El Peliazul se sonrojo súbitamente al recordar lo ocurrido anoche, pero sonrió ante las sensaciones que le provocaba ese pensamiento, felicidad y amor; Miró a Migräne y asintió.
Migräne sonrió, de una manera normal, y pasó a desaparecer poco a poco de la mente.
Stuart se puso cómodo, tal vez se aburra estando ahí, pero nadie mejor que él sabía que era lo correcto, al fin y al cabo, cree que tener a otro ser viviendo dentro de él no es tan malo.
Cuando el cuerpo del Peliazul reacciono, Migräne estaba al mando, se levantó para estabilizarse y al mirarse al espejo sonrió de lado.
-Veo que ya tenías todo planeado...
Sin más, Migräne salió del apartamento, tenía una cita con alguien pero había un problema, no sabía en donde vivía la otra persona. Entró al apartamento de ____.
-____...
-¡Estoy en la cocina!
Migräne camino hasta la cocina donde se topó con la novia del Peliazul y se sintió un poco apenado al recordar que alguna vez intento engañarla haciéndole creer que se acostaría con Stuart estando él al control del cuerpo. ____ lo miró y le sonrió.
-¿Qué pasa, Stu?
-Me preguntaba si sabías ¿En dónde vive el maestro Jacobo?
-¿Eh? ¿Porqué lo preguntas?
-Tengo que ir a verlo...
-¿Estás seguro de querer hacerlo?
-Si...
-Bueno...
____ tomó un papel y comenzó a escribir la dirección, papel que después entregó al que creía era su novio. Migräne tomó el papel y comprobó si era alguna dirección, obviamente si lo era.
-Gracias, bueno, me voy...
-¿No desayunaras conmigo?
-Lo siento amor, no tengo tiempo, llegaré tarde así que no me esperes...
Migräne besó la frente de la chica y salió del apartamento.
____ quedo completamente sorprendida por el comportamiento tan amoroso que había adoptado el Peliazul, así que lo relaciono con la noche anterior y no pudo evitar sonrojarse.
-¿Amor?
Después de eso siguió limpiando la cocina. Migräne salió del edificio y tomó un taxi para indicarle que lo llevara a la dirección del papel.
El conductor hizo caso, cuando llegaron, Migräne pagó el transporte y bajo del vehículo, sonrió ante lo que vendría.
Caminó hasta la puerta totalmente ansioso y tocó el timbre muy educadamente, la espera le pareció un grandísimo infierno. Jacobo abrió la puerta, sin saber que esa será una decisión que no debió haber tomado.
-¿Stuart?
-Buenos días...
-¿Qué haces aquí?
-¿Puedo entrar?
-No...
-Gracias...
Migräne apartó de su camino al cuarentón y entró a la vivienda totalmente sin su permiso. Jacobo cerró la puerta y fue tras el Peliazul, mientras lo seguía por todos los rincones de la casa.
-Aunque no sé a que viniste, debes de saber que no eres bienvenido...
-También te extrañe...
Migräne continuo hasta la habitación de Jacobo, en donde se encontraba Estela ocupando un lugar en la cama. Al verla, el Peliazul no pudo evitar callar su total inconformidad.
-¿Qué rayos hace ella aquí?
-Lo mismo debería preguntarte, ¿No lo crees, Stuart?
-¡Ha! Aparte de hipócrita, cínica...
Estela se levantó de la cama, se acercó a Migräne y lo tomó por la camisa para acercarlo a ella peligrosamente.
Jacobo sólo observaba a una distancia considerable donde no interviniera en los asuntos personales y completamente desconocidos para él.
-Escucha Stuart, deberías tener cuidado con como me tratas a partir de ahora...
-Por favor, no me hagas reír, tú no eres nadie para exigir lo que no das...
-Tal vez si lo sea ya que yo tengo la decisión de elegir si te quedas con ____ o no...
-Tsk...
Migräne apartó las manos de la chica de su ropa, sonrió y comenzó a jalarla de la mano hasta la puerta, aunque en el camino hubo forcejeo y algo de agresividad por parte de Estela. Jacobo intentó intervenir pero no lo logró, ya que el Peliazul lanzó una de sus muchas miradas amenazadoras, deteniendo la acción del cuarentón.
Después de unos minutos de batalla, el ganador, qué fue Migräne, cerró la puerta en la cara de la chica no sin antes decir:
-Ve a disfrutar de tus elecciones en otro lado...
Estela sumamente enojada golpeteo la puerta del cuarentón por unos minutos mientras lanzaba maldiciones al unísono. Al final se rindió y optó por irse pero esto definitivamente no se quedaría así. Mientras tanto dentro de la casa, Jacobo estaba un poco nervioso ya que la actitud de Stuart se tornó posesiva, dominante e incitadora.
-Jacobo no me creas estúpido, si crees que no me entero de lo que tramas, estás equivocado, ¿Crees qué no sé que ella vino para que entre ustedes dos tramaran algo contra mí y mi felicidad? Por ahora soy el enemigo de todos, pero me conformo con saber que te tengo a ti como premio...
Sin previo aviso Migräne tomó a Jacobo de la mano y comenzó a llevarlo hasta la habitación, donde arrojó el delgaducho cuerpo del cuarentón a la cama de una manera no tan agradable.
El maestro se quedaba inmóvil viendo como su estudiante se desnudaba ante él con enjundia y una rapidez jamás vista.
En un parpadeo, el Peliazul ya se encontraba encima de Jacobo completamente desnudo, siendo rechazado inmediatamente por el maestro que no quería repetir las mismas escenas que las últimas veces. Sin importar cuanto se resistiera, Migräne había logrado retirar la mayor parte de ropa del cuerpo de Jacobo pero aún así el maestro no estaba decidido a entregar su cuerpo a un demente que lo acosaba y lo violaba cada que se le daba la gana.
-Stuart por favor, no más, deja de torturarme de esa forma...
-¿Ahora ruegas? ¿Enserio?
-Ya no podemos seguir con esto...
-No, claro que podemos seguir con esto y perdona que te lo diga, pero tus palabras de súplica no sirven de nada...
-¿Porqué?
-¡Porque tú no te detuviste cuando yo lo pedí!
En ese momento, y sin saber cómo, Migräne había logrado desnudar al maestro pero lamentablemente estaba mezclando la desgracia que vivió Stuart con Murdoc, al presente.
La intensidad de Migräne aumento tan rápidamente que parecía poseído, como si el deseo de venganza de Stuart se fusionará con el deseo sexual de Migräne, haciendo de aquel cuerpo una máquina muy peligrosa. Tras una aproximada media hora de lucha Jacobo empezó a sucumbir tras los encantos estimuladores que le brindaban las vigorosas manos del Peliazul, manos que en otras ocasiones había sentido pero jamás como ese día.
-Relaja el cuerpo, haré que te sientas mejor...
Con mucho cuidado, Migräne colocó el cuerpo del maestro boca abajo para situarse él arriba.
Sus dedos entraron en una zona exclusivamente de expulsión lo que provocó espasmos en el cuerpo de aquel maestro.
~N-no hagas... Eso...
Expresó el maestro con su voz debilitada ya que sentía que si hablaba normalmente dejaría escapar algún sonido indecoroso, como lo son los gemidos.
Migräne se acercó a él, sin dejar de mover la mano, para depositar un tierno beso en la nuca de su profesor mientras le susurraba tranquilamente al oído:
-Tranquilo, no pienso penetrarte, por ahora, simplemente explorare tu cuerpo y te haré sentir sensaciones nuevas, sensaciones que te harán pedir por más cuando haya llegado la hora de la acción...
-N-no te quieras divertir... Conmigo, ~aahh...
Fue ahí cuando Jacobo liberó el primer gemido del día, eso le hizo sentir a Migräne que estaba haciendo muy bien su trabajo y lo estímulo para continuar con su obra maestra, después de esto el cuarentón se podía declarar abiertamente como un homosexual, o al menos esa era la idea de Migräne.

Amor Maldito: 2-D y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora