La prisión

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Correr, eso era lo único que podía hacer ahora. Mi grupo fue atacado por unos idiotas, que debido a la desesperación que llevaban sobre sí de poder sobrevivir y quitarnos lo poco que llevábamos, comenzaron a disparar a diestra y siniestra, y el ruido provocado atrajo un gran grupo de mordedores. Pero la sed de poder poseer más provisiones no los detuvo ante el nuevo obstáculo que se estaba comenzando a formar a los al rededores.

Los atacantes habían gastado todas las balas que poseían en mi grupo, por lo que al quedar solo quedar yo, decidieron que lo correcto sería matarme a golpes. Pero en el momento en que el cúmulo de mordedores ya superaba al de mis agresores, estos decidieron escapar, dejándome agonizando al lado de los cuerpos sin vida de mis compañeros de grupo.

Cerré los ojos dejándome llevar por el dolor y el cansancio, era el final. Pero inmediatamente después de cerrar los ojos los volví a abrir; no iba a dejarme vencer así de fácil, la manera correcta de morir en este mundo es luchando, no entregándote a esas cosas. Junté todas las fuerzas que me quedaban para ponerme de pie, y así comenzar a correr, y así de rápido como comencé a correr me quedaba sin esperanzas, le estaba exigiendo más de lo que podía a mi cuerpo, y el solo ver árboles a mi alrededor no era de mucha ayuda. Pero a pesar de que mi mente cada vez se llenaba de más y más pensamientos negativos respecto de la supervivencia no me detuve, y después de correr lo que a mi parecer fueron horas, me encontré con una prisión. Me detuve a observarla tratando de recuperar el aliento, y en esos momentos pude notar lo bien cuidada que se encontraba, pues, no había rastro de ningún mordedor en el patio de esta.

Quizás si grito alguien pueda escucharme. Y justo en el momento en que abrí la boca para pedir ayuda, siento mi cuerpo desvanecerse junto al ruido que proviene de una pistola al ser disparada.

* * *

— Carl, ¿qué estás haciendo ahí afuera?

— Hay una chica papá, está viva. La vi escapar de unos caminantes, y cuando le disparé a uno que se encontraba detrás de ella, se desmayó — Carl se acercó a la muchacha que se encontraba en el suelo, pasando sus brazos por debajo de ella para intentar cargarla.

— Sabes que no podemos dejar entrar personas, así como así

— Pero ella necesitaba ayuda, no la iba a dejar morir — protestó el primogénito de Rick.

— ¿Qué pasa?, ¿Por qué estás afuera? — Daryl apareció con una bolsa llena de lo que se encontraba cazando, acababa de volver. — ¿Quién es ella? — fijo la vista en la chica a la que Carl estaba intentando cargar.

— La encontré huyendo de un par de caminantes

— Supongo que no la llevarás adentro — advirtió el arquero ante la atenta mirada del ayudante de Sheriff.

— No la podemos dejar aquí

— Si que podemos. No la conocemos, además no sabemos como es que dio con este lugar

— No la podemos dejar afuera y permitir que se convierta en uno de ellos, además, no parecía que hubiera llegado aquí de manera intencional — Daryl iba a responder, pero Rick lo detuvo.

— Déjalo — hizo una pausa dedicándole una mirada a su hijo. — Esperaremos a que despierte, y luego decidiremos si se queda o se va

— Está bien — murmuró el arquero entre dientes, pasándole la bolsa con lo que obtuvo en la caza a Carl — Dame a la chica, apenas puedes con ella

Daryl se inclinó para tomar a la muchacha en brazos, se incorporó y se adentró a la prisión junto a sus amigos.

* * *

Abrí los ojos lentamente. ¿Dónde me encontraba? No recordaba nada de lo que pasó, solo el sonido de un disparo. Suspiré pasando mi mano derecha por mi cabello. ¿Me dispararon? ¿por qué no sentía ninguna clase de dolor? Me incorporé buscando algún indicio de bala en mi cuerpo, pero no había nada.

— Hasta que despiertas — miré rápidamente hacia el lugar de donde provenía esa voz, encontrándome con un anciano de expresión amigable.

Iba a hablar, pero me vi interrumpida por este al avisar en voz alta a alguien llamado Rick y Daryl que yo ya había despertado.

Miré a mi alrededor en señal de nerviosismo. Estaba rodeada por barrotes, por lo que asumí que me debía de encontrar dentro de alguna celda en la prisión.

Solté el aire que estaba reteniendo en mis pulmones en el momento en que dos hombres entraron y se acercaron hacia donde me encontraba junto con aquel anciano.

— Gracias Hershel — habló el que iba adelante, demostrando que él era quien mandaba.

Aquel hombre se sentó frente a mí, y el otro, quien llevaba el cabello largo se quedó de pie observándome con los brazos cruzados.

— ¿Cómo llegaste hasta acá? — preguntó de manera brusca el que se encontraba de pie.

— Daryl... — susurró el que ahora deduje que se llamaba Rick. — ¿Quién eres? — preguntó de manera mucho más amable que Daryl luego de que este soltara un bufido restándole importancia a la reprimenda que este le había dado. Pero sin lugar a dudas nadie podía quitarle el rostro de seriedad que llevaba.

— ______ Rodríguez

— ¿Cómo llegaste hasta acá? — Daryl volvió a preguntar de la misma manera que lo había hecho anteriormente, y Rick esta vez guardó silencio, esperando por mi respuesta.

— Estaba escapando de una horda de mordedores, y simplemente di con este lugar mientras corría

— ¿Y no llevabas ningún tipo de arma encima? Porque cuando te encontramos solo te seguían dos de esas cosas. No era una gran horda de la que tuvieras que escapar — Rick asintió.

— Tienes razón — agaché la mirada y pude sentir como ambos hombres se tensaban. — Pero es que antes estaba escapando de una horda, y no tenía con que defenderme, ya que unos idiotas mataron a los de mi grupo y se llevaron todo lo que teníamos. Armas, municiones y comida

— ¿Y cómo es que saliste con vida? — preguntó Rick.

— Porque ya habían gastado sus municiones para cuando repararon en mí, así que decidieron que me matarían a golpes. Los mordedores habían comenzado a llegar, y cuando se vieron rodeados me dejaron ahí

— No te creo — Daryl me miraba seriamente.

— Si quieres puedes ir a ver los cuerpos de mis compañeros y comprobarlo por ti mismo — contesté en el mismo tono en el que él se dirigía hacia mí.

— Si es que siguen ahí — murmuró Rick.

— Tienes razón — bajé la mirada hacia mis rodillas. No es que no fuera a extrañar a mi grupo, pero ellos no me apoyaron cuando Melissa se perdió.

— ¿Has matado a alguien? — habló Rick luego de unos minutos de incómodo silencio.

Me quedé en silencio por unos minutos luego de su pregunta, sin duda, no era algo que me hubiera esperado.

— No — respondí finalmente. — No sería capaz. Aunque estamos en una situación en la que el más fuerte sobrevive, no me he visto forzada a hacerlo, ni siquiera con los enfermos que atacaron a mi grupo, ya que con ellos no tuve nada para defenderme

— Está bien — suspiró Rick. — Te creo — se puso de pie y me tendió la mano. — Puedes quedarte aquí si es lo que quieres — tomé su mano con una sonrisa. — Por cierto, soy Rick

* * *

Holaa!

Me llamo Gabriela pero si me dicen así procuren que golpee bien su cabeza para que no vuelvan a este mundo como caminantes porque solo acepto que me digan Gaby o Gabs.

Ahora iré al grano.
La verdad empecé hace poco a ver TWD, y me enganché por el guapo de Daryl. Así que se me ocurrió hacer una novela con él, espero que les guste tanto como a mi me gusta escribirla. Besos, nos leemos.

En tus ojos | Daryl Dixon y tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora