Lágrimas

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Me encontraba llorando en la celda que ahora era mi cuarto. Melissa, mi hermanita, no la pude proteger, no pude llegar a tiempo para cuidarla. Sollocé, por qué la vida es tan injusta con los angelitos.

* * *

— Están dejando un angelito — mi mamá miraba hacia el lugar donde había mucha gente agrupada despidiendo a un ser querido.

Nos encontrábamos en el cementerio visitando a mi abuelo.

— ¿Un angelito? — llevé mi mirada al mismo punto que mi madre estaba viendo.

— Si, cielo — tomó mi mano entre las suyas. —Cuando un niño pequeño fallece, es porque era demasiado bueno para este mundo y Dios lo llama a su lado para que sea uno de sus angelitos — colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

— Espero que cuando tenga un hermanito no sea uno de esos angelitos — dije frunciendo el ceño.

— ¿Y quién te dijo que tendrías un hermanito? — soltó una risa.

— Es lo que quiero mami — le dije como si fuera obvio y sonreí.

* * *

Irónico, ¿no? A mis diez años lo único que quería era un hermano y que no fuera uno de esos "angelitos" de los que habló mamá. Y cuando por fin la tuve, bastaron ocho años para que la perdiera por no haber sabido protegerla.

Para qué mentir, en estos momentos en lo que menos creo es en Dios, pero simplemente el término angelito sirve para definir a mi hermana, no a esos seres celestiales que ayudan a cuidar a las personas. Melissa era un angelito en todas sus palabras, era delicada, cariñosa y dulce que irradiaba una luz tan pura que ni siquiera te atreverías a tocarla. Una persona así no merecía esa muerte y mucho menos volver de esa forma.

No puedo para de repetirme que fue mi culpa. Si no hubiese sido lo suficientemente egoísta como para seguir buscándola. No debí preocuparme por mi vida, debí preocuparme por la de ella. Siempre dije que ella era mi prioridad y mi mundo, pero ya veo que solo eran palabras vacías.

Abracé más fuerte la almohada que tenía entre mis brazos y lloré todo lo que pude en ella, gasté todas las energías que me quedaban para llorar la muerte de mi hermanita y poco a poco entre sollozos, me fui entregando al cansancio que se iba apoderando cada segundo de un rincón más de mi cuerpo.

* * *

Sentí un costado del colchón hundirse y luego una mano se posó en mi pierna.

Quizás todo lo que pasó fue un sueño y es mamá o papá que están intentando despertarme. Pero al abrir los ojos me encontré con mi celda, todo era real, aunque intentara negarlo una y mil veces. Melissa no volvería y yo me encontraba completamente sola en este inmenso mundo.

Volteé lentamente y me encontré con los ojos azules de Daryl, estos no demostraban tristeza ni pena, pero no recibí la misma mirada furiosa que siempre he visto en ellos. Hice un amague para voltearme a la posición en la que me encontraba anteriormente, pero Dixon me lo impidió.

Estoy enojada con él, entiendo lo que pasó con Melissa, pero en este momento necesitaba a alguien a quien culpar, alguien con quien estar furiosa y más o menos tengo una razón para poder estarlo con él.

— ¿Qué quieres? — lo miré de la forma más fría posible.

— Lo siento — movió la mirada con nerviosismo hacia la mano que tenía en mi pierna y me brindó una leve caricia — sé que no debí hacer lo que hice, debí preguntarte, pero pudo haberte mordido o algo — se notaba la sinceridad de sus palabras, éstas me dejaron helada, no parecía el chico rudo que conocí desde un principio.

— Amm... Está bien — posé mi mirada en la mano que se encontraba en mi pierna. Él al notar mi mirada la quitó rápidamente y el calor que irradiaba esta contra mi piel se esfumó en un par de segundos. — No la quit... — callé en cuanto me di cuenta de lo que estaba a punto de decir. Es solo que estaba teniendo un momento de debilidad y en estas situaciones uno hace cualquier cosa con tal de sentirse vivo; y su tacto con el calor que brindaba me hacía sentir viva.

Miré hacia la pared mientras mis mejillas se tornaban de un color carmesí.

— Tus mejillas contrastan con tus ojos — dijo rompiendo el incómodo silencio que se había formado.

— ¡Daryl! — golpee su brazo.

— Auch... Eso... No dolió — solté una risa.

— Eres un idiota — seguí riendo.

— Por lo menos te hice reír — él sonrió. Y que sonrisa.

Mordí mi labio ante mis pensamientos. Si, es guapo; y está diciendo estupideces para hacerme reír, pero solo con el fin de que deje de llorar, porque se siente culpable.

— No es necesario que hagas esto porque te sientes culpable — bajé mi mirada.

— No lo hago por eso — levantó mi barbilla con su mano haciendo que lo mire directo a los ojos. Oh Daryl qué has hecho. — bueno, no esto — quitó suavemente su mano de mi barbilla y miró por un segundo fugaz hacia un lado.

— ¿A qué te refieres? — él suspiró.

— Fui a buscar el cuerpo de Melissa, para que la podamos sepultar — me quedé helada mientras nuevas lágrimas descendían de mis ojos rojos e hinchados de tanto haber llorado anteriormente. Daryl me rodeó con sus brazos y yo escondí mi cara entre el hueco de su cuello y su hombro, empapando con mis lágrimas su camisa.

— ¿Ya le dijiste? — Rick entró en mi celda interrumpiendo el momento. Y Daryl se separó rápidamente de mi para asentir ante la pregunta.

— Lo lamento — Rick puso su mano en mi hombro como gesto de apoyo — yo venía a decirles que todo está listo, ¿vienes _____? — asentí.

Daryl se incorporó de la litera y Rick me tendió su mano para que me pusiera de pie. La acepté y los tres salimos dirigiéndonos hacia el patio, en un lugar más o menos apartado en donde sepultaremos a Melissa.

Cuando llegamos todos me miraban con lástima y me susurraban un lo siento. Beth se ubicó entre Daryl y yo y tomó mi mano guiándome al lugar en donde reposaba el cuerpo de Melissa envuelto en una sábana.

— ¿¡Pueden dejar de mirarme de esa forma!? — exploté ante el silencio y las constantes miradas — Odio que me miren con lástima. Solo soy una persona más en este mundo que perdió a alguien, no soy ni la primera a la que le ha pasado y no seré la última a la que le pasará — un silencio total reinó en el lugar luego de mis duras palabras.

Fue una "ceremonia" muy silenciosa, todos respetaban mi sufrimiento en silencio y creo que de esa forma también demostraban su apoyo. Beth no se movió de mi lado ni soltó mi mano en ningún momento.

No pude haber llegado a un mejor lugar, ni con mejores personas.

Una lágrima solitaria resbaló por mi mejilla. Luego de limpiarla con mi mano libre aclaré mi garganta para decirle al grupo unas palabras.

— Lamento mucho si fui muy dura con ustedes hace un rato. Pero quiero usar esta instancia de despedida, para abrir las puertas de mi vida a cada uno de ustedes, con todo lo que han hecho por mi cuando apenas me conocen, me he dado cuenta de las buenas personas que son. Espero que me puedan aceptar en el grupo como yo acepté a cada uno de ustedes en mi vida. Y si es necesario, daré mi vida por mantenerlos a salvo

* * *

Hola nuevamente
Dos veces en un día, wow, un nuevo récord, no sé por qué estoy tan inspirada, pero cada vez me va gustando más escribir. Espero que ustedes disfruten cuando leen lo que escribo. Y bueno, yo tengo algunas preguntas que quiero hacerles a ver si quieren contestarlas.
Primero, quiero saber si prefieren que la protagonista sea la rayita ósea ustedes o que tenga un nombre propio, pregunto esto, porque para mi es súper importante saber como prefieren la cosa, ya que a mi no me molesta escribir de ninguna de las dos formas y en lo personal a mi me gusta la rasha ejsuwkwnaiw.
Y segundo, no lo recuerdo jajajaja pero si me acuerdo en el próximo capítulo lo pregunto, bueno ya me voy, espero que pidan autorización a sus padres para comentar y votar(? Ajajaja adiós👋🏻👋🏻

En tus ojos | Daryl Dixon y tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora