Caminantes

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Al día siguiente pedí que me dieran mi espacio, solo quería estar sola. Todos aceptaron y el único momento en que tuve contacto directamente con alguien fue para murmurar un gracias luego de que me trajeran algo de comer.

* * *

En la tarde decidí pasar un rato al aire libre, así que salí del edificio y me encaminé al patio; estando afuera tomé asiento en el lugar un poco apartado y apenas sentí el pasto entre mis manos, sin darme cuenta, comencé a arrancarlo mientras mi vista se paseaba por el enrejado en donde se encontraban amontonados los mordedores. Pude notar que en un punto específico había distintos tipos de palancas y otros instrumentos manchados con sangre oscura; me quedé observándolos fijamente durante unos minutos y me paré pensando en tomar alguna de esas herramientas y atravesar cuantos cráneos se me cruzaran.

—Así que... ¿Mordedores? — volteé mi cabeza y vi a Daryl que se encontraba parado detrás mío con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Si... ¿Les dicen de otra forma? — volteé por completo, para tener acceso directo a sus ojos.

—Caminantes... Si me preguntas me parece mejor que mordedores — dijo con un leve tono de burla.

—Tienes razón — sonreí débilmente—pero nunca me había detenido a pensar cual sería el nombre indicado para estas cosas — volví a mi posición anterior y retomé mi trabajo atravesando cabezas de los ahora llamados caminantes.

—Si estamos viviendo con esto, tienen que tener un nombre adecuado, ¿no te parece? — soltó una pequeña risa y se posicionó a mi lado atravesando cabezas con una flecha.

—Estás de broma, ¿cierto?

—No — lo miré como diciendo ¡vamos Daryl! — Bueno, si... O eso creo — dijo entre murmullos a lo que no pude evitar soltar una risa.

Nos mantuvimos en silencio dejando que el ambiente se llenara de los quejidos de aquellos muertos en vida y del sonido que se producía al atravesar sin piedad alguna sus cráneos.

El tiempo no era algo importante en este momento, pero debíamos llevar un buen rato en la misma función, ya que el cansancio se estaba comenzando a apoderar de mi cuerpo y se manifestó en el que no pudiera retirar la herramienta que se había estampado en el cráneo de dos caminantes; Daryl al notarlo se acercó para ayudarme, y en el momento en que la piel de su mano entró en contacto con el dorso de la mía, la quité inmediatamente en un movimiento brusco. El ojizaul me miró extrañado.

—Lo siento — susurré mirando hacia otro lado.

Ni siquiera volteó a verme y quitó la herramienta estrepitosamente por lo que la sangre putrefacta de aquellos caminantes saltó manchando nuestra ropa. Luego de esto sin mirarme me devolvió la herramienta y yo la tomé evitando el contacto entre nuestras manos.

No podía concentrarme; no sé que fue lo que pasó en ese momento que hizo que me alejara así tan bruscamente, y no podía evitar el sentirme culpable por alguna extraña razón. Daryl al notar mi trance volteó y me miró con sus manos apoyadas en sus caderas.

—¿Qué tienes? — preguntó de manera brusca.

—Nada

—Dilo — me miró fijamente relajando un poco más su tono — sé que quieres decir algo... dilo — me alentó

—Ah... Yo... Nada

—Vamos, no te pongas como una niñita, dilo de una vez — tomé aire.

—No es necesario que seas así conmigo solo porque te sientes culpable — dije con un dejo de pena en mi voz y miré a otro lado, su forma de mirarme me estaba comenzando a poner incómoda.

—No estoy haciendo nada porque me sienta culpable — dijo con un tono seco y se acercó a mí. —Perdiste a alguien y quería apoyarte siendo amable, el que tu lo confundas no es mi problema — se fue dejándome ahí completamente atónita.

Seguí atravesando cabezas hasta que mi cuerpo no pudo más, y volví hacia donde me encontraba anteriormente pensando si era necesario el ir a ofrecerle una disculpa a Daryl; él solo estaba siendo amable y yo lo malinterpreté todo.

Estaba pesando en qué hacer y pude ver a Carl quien estaba jugando un poco apartado con la pequeña Judith en sus brazos. Amaba a su hermana, y eso se notaba a leguas.

Me acerqué a Carl con una sonrisa en mis labios —Oye... — el hijo de Rick detuvo sus movimientos para centrarse en mí. — ¿Quién es la Madre de Judith? — Carl quitó la sonrisa de su cara y supe inmediatamente que no debí haber preguntado eso. Y ahora que lo pienso, hasta a mi me parece una mala pregunta, pues, ya habiendo conocido a todo el grupo, sabía que su madre no se encontraba aquí, además de que el pequeño se la pasaba todo el día con ella — yo... — intenté encontrar las palabras para disculparme pero me interrumpió.

—No... está bien — me miró con lágrimas en los ojos — ella murió cuando Judith nació

—Lo...

— Tuve que dispararle — me cortó sabiendo lo que iba a decir.

—No debí haberte preguntado eso, lo siento tanto — me acerqué a él y lo abracé pasando lentamente mis manos por su cabello mientras él derramaba lágrimas en mi hombro — sé que tienen a muchas personas que se preocupan por ustedes, pero aquí me tienes para cuidarte a ti y a Judith — lo solté y me hinque poniéndome a su altura — pase lo que pase — el sorbió su nariz y asintió.

—Está bien — lo volví a abrazar.

—Eres fuerte Carl — di un suave apretón en su brazo y besé la pequeña mano de Judith.

—¿Qué está pasando aquí? — Me separé de Carl y me encontré con Rick quien miraba a su hijo con preocupación.

—Estaba contándole a _____ sobre mamá — limpió sus lágrimas con su brazo.

—Lori... — susurró Rick y pude notar como cada músculo de su rostro se tensada. Me dedicó una mirada dura y luego se fue de ahí.

—Carl, de verdad que lo siento — dije soltando un suspiro, Carl negó con la cabeza.

—Está bien, tu no lo sabías — sonreí, di un leve apretón en su mejilla y me alejé dejando que retomara sus juegos con su hermana.

Segundos después de haber dejado a Carl vi a Daryl salir del edificio y dirigirse a la entrada, en donde se encontraba Rick. Intercambiaron un par de palabras y luego el ojiazul estaba saliendo de la prisión a quién sabe donde.

Mordí mi labio y troté hacia la salida, sería un buen momento para hablar con Daryl y ofrecerle una disculpa.

—¿A dónde vas? — me detuvo Rick.

—¿Dónde fue Daryl?

—A cazar

—Voy con él — me dispuse a salir de la prisión.

—¿Llevas arma...? — no alcanzó a terminar de hablar, porque yo ya me encontraba fuera siguiendo a Daryl Dixon.

* * *

Hola a todosss, aquí les dejo un capitulo más de esta novela aún no nombrada. Han aparecido votos en mis notificaciones y eso me pone muy feliz :) así que me gustaría que mis lectoras se hagan presentes y me cuenten que les parece hasta ahora lo que va de la novela y las invito a que me hagan todas las preguntas que deseen hacerme por si quieren saber un poco más de mi, yo también les dejaré preguntas para saber sobre ustedes 🙊

Bueno, también quería dejarles un dato curioso sobre cuando escribí que la protagonista tomaba el fierro, no dejaba de pensar en el fierrogolpeadordeparejasfelices y estuve a punto de poner eso ajajaja pero me contuve.

Y ya, sin más que decirles, espero que les guste y que le den corazoncito y dejen algún sensual comentario.

Besitos, nos leemos 😘

En tus ojos | Daryl Dixon y tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora