— Rick nos dijo lo que piensas hacer — dijo Maggie acercándose a mi apenas llegué junto a los demás.
Asentí.
— No creo que...
— Conozco el lugar y es la única forma de poder encontrar a los demás... Además, ustedes deben salir de aquí lo antes posible, no están en condiciones como para quedarse y pelear si es que algo llegara a pasar —miré a Rick buscando su apoyo.
— Por menos que me guste le idea, creo que tiene razón — Habló Rick y todos se quedaron en silencio, en el cual se pudo escuchar un pequeño gruñido proveniente de Daryl. — Pero no te dejaremos sola... nosotros irémos a dejar a Glenn y Maggie a un lugar seguro, y luego volveremos por ti
Puse mis manos en mis caderas y solté un suspiro — Si eso los deja más tranquilos... pero si las cosas se salen de control se van — Daryl con la mirada fija en mis ojos negó; por mi parte ignoré su acción y comencé a prepararme mentalmente para infiltrarme en el pueblo. —Es hora... iré a buscarlos — me dirigí a la puerta de la casa y Rick me deseó suerte. Miré a los demás quienes me dedicaron un movimiento de cabeza y salí de ahí sin mirar a Daryl, quien por supuesto no debía estar muy contento con mi salida.
Ya afuera tomé una gran bocanada de aire y me puse la capucha de la sudadera que llevaba puesta para así pasar desapercibida y que no notaran mi rostro. Iba caminando lo más normal que mis nervios me permitían, mientras rogaba hacia mis adentros para que no me descubrieran. Además, mi mente divagaba en los posibles lugares donde podrían estar los dos restantes de nuestro grupo.
Pasados unos cuantos minutos los nervios comenzaron a apoderarse de todo mi ser y estaba comenzando a entrar en pánico. Muchas preguntas rondaban por mi cabeza y no me dejaban actuar de la manera más normal posible, además, no he visto a nadie por el pueblo, por lo que, si una sola persona se llegara a encontrar conmigo por las calles, sospecharía y me descubrirían.
Suspiré con frustración pasando una mano por mi frente. Y cuando volví a centrar mi mirada en el frente, fue cuando vi las dos cabelleras rubias que estaba buscando. Estoy segura que son ellos. Estaban con los demás habitantes de Woodbury formando una especie de círculo, supongo que discutiendo algún tema de relevancia como la intervención de nuestro grupo a este maldito pueblo.
Mordí mi labio con frustración. Ellos nos habían traicionado y se habían unido a Woodbury, porque si no fuera así, ellos no estarían formando parte de esa "asamblea" o estarían en el centro de ella siendo el tema de discusión.
Lo mejor será que vaya a ver si los demás lograron salir de aquí. Pensé mientras comenzaba a dar la vuelta para salir de aquel lugar, pero no conseguí hacerlo, ya que para mí mala suerte Jesse había volteado de imprevisto y me había logrado ver. En la sorpresa exclamó mi nombre casi en un grito haciendo que todos voltearan a verme y fuera el centro de atención de todos o la mayoría de los ojos de este infernal pueblo que tiene al diablo como líder. Esto no va a ser bueno.
Analicé a todos antes de hacer cualquier cosa. Me encontré con la mirada furiosa del "gobernador," y la mirada sorprendida de Merle. Luego de dedicarle una mirada de auxilio al último, volteé y salí corriendo de ahí, pero para mi desgracia, había otras personas a mis alrededores, las cuales no había notado; y en un abrir y cerrar de ojos me tenían inmovilizada. Luego, todo se volvió negro.
* * *
Al despertar, me encontraba en una habitación vacía, atada a una silla. No tenía puesta la sudadera que llevaba anteriormente, solo tenía el top blanco que llevaba debajo. Luego de examinar mi vestimenta, mi mirada pasó por la sala buscando alguna forma de salir, mientras movía mis manos frenéticamente intentando soltar las ataduras. Luego de un par de minutos realizando la acción pude darme cuenta del porqué me habían despojado de mi sudadera, pues, si llegaba a intentar soltarme como lo estaba haciendo en este momento, me quemaría los brazos con la cuerda y desistiría. Pero mi voluntad es más fuerte y prefiero que mis brazos sean lastimados a dejar de intentar salir de este lugar.
Bajé mi mirada hacia las cuerdas que me tenían atada tratando de encontrar el más mínimo detalle que pudiera hacer que me suelte. Pero el ruido que hizo la puerta al ser abierta bruscamente hizo que me sobresaltara y levantara la mirada, dejando de lado mi labor. Al realizar esa acción y pude ver al gobernador entrar junto a su séquito; este tomó otra silla que se encontraba en la sala y se sentó en frente mío sin despegar sus amenazadores ojos de los míos.
— _____ Rodríguez — dijo lentamente haciendo énfasis en cada letra de mi nombre — así que tú, una ex habitante de Woodbury eres parte del ataque "terrorista" que acaba de suceder en mi tranquilo pueblo — me mantuve en silencio sosteniéndole la mirada, no me iba a dejar intimidar por nadie, mucho menos por él. — ¿Dónde están? — cambió su tono por uno más serio y cabreado al no obtener respuesta alguna por mi parte. Yo solo le sostuve la mirada sin dejar salir ninguna palabra de mis labios — Te lo voy a repetir solo una vez, no me hagas perder la paciencia — apretó el puente de su nariz para luego volver a posar su mirada en mi.
— ¿¡Dónde están!? ¡maldita sea! — se paró de la silla en la que se encontraba y de un manotazo la mandó directo a la pared provocando un gran estruendo.
No me moví, no me sobresalté, no pestañeé, solo me quedé ahí mirándolo sin ninguna expresión como lo he estado haciendo desde que llegó. Me negaba rotundamente a mostrar miedo o alguna emoción que me hiciera ver débil en frente a él.
— Me estás haciendo perder la paciencia — apretó los dientes mientras se acercaba a mi y posaba ambas manos en mis hombros —¿dónde están los demás? — acercó su rostro al mío tratado de intimidarme.
Le sostuve la mirada llena de un odio que se había acumulado por todo lo que me había hecho pasar antes de encontrar la prisión.
Al no obtener respuesta alguna de mi parte su rostro se volvía cada vez más furioso; y en una milésima de segundo, el gobernador levantó su mano derecha de mi hombro para luego propinarme una bofetada con tal fuerza que provocó que la silla en la que me encontraba atada se estrellara contra el suelo, llevando a mi mejilla intacta a estar pegada al áspero e irregular suelo. En aquel momento, sentí algo duro contra mi pecho derecho, y cuando Philip me apartó del suelo para poder mirarme pude ver que el dolor que sentí fue provocado por una roca que se encontraba ahí.
— ¿Ahora vas a hablar? — quitó sus manos de la silla luego de ubicarla donde se antes se encontraba, luego de esto, llevo sus manos a su cadera, tratando de parecer relajado.
— Vete al demonio — solté luego de mi prolongado silencio preparándome mentalmente para el siguiente golpe. Pero este nunca llegó.
* * *
Chan chan 😱😱😱
Las dejé con suspenso ahhh... A veces soy algo malota... No mentira.
Estoy muy feliz porque no tardé mil años en hacer este capítulo y espero no tardar tampoco con el siguiente, así que espero que lo disfruten y me digan lo que piensan al respecto.
Bueno, sin nada más que decirles me despido :)
Besitos, nos leemos.