Capitulo 11

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Narra Adriana

Carlos: Os tenemos que dar una mala noticia.

Pasan unos segundos en los que Carlos se hace el interesante...

Rebeca: Carlos, sueltalo ya.

Carlos: Vale, pero antes os diré que teneis prohibido pegarme, ya que seguís castigadas.

Adriana: El Carlos que yo conocí era divertido. No un aguafiestas.

David: Te dije que les estabas empezando a caer mal.

Carlos: ¿¡Quereis dejarme hablar!?

Adriana: Que alguien diga que no, así nos reiremos.

Carlos: *girándose para subir las escaleras* Adiós.

Rebeca: ¡Cuentalo! ¡O sino Adriana no te contará lo de su novio!

Carlos: *baja corriendo las escaleras* ¡Vale, os lo diré! La gira de Sweet California se está acabando. Y con eso me refiero a que vosotras tendréis que iros en poco tiempo. Y no queremos eso.

Álvaro: ¡Hagamos algo para recordarlo!

Adriana: ¡Una fiesta! ¡Con música alta, desmadres y vodka!

Rebeca: No te pases, nuestra intención no es que los vecinos llamen a la policía.

Adriana: ¡Otra aguafiestas! ¡Se reproducen por la noche!

Dani: A ver, lo primero, que Adri se calle, lo segundo, con divertirse nos basta.

Blas: Que fluya la inspiración, venga.

Carlos: Hagamos una pizza gigante.

Rebeca: No.

Álvaro: Maratón de películas de miedo.

Rebeca: No.

Adriana: Ni muerta.

David: ¡Adoptemos un perrito!

Rebeca: Sin comentarios.

Adriana: ¿Un twister de pintura?

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Ya teníamos el juego listo. Habíamos echado un poco de pintura roja en cada uno de los círculos rojos, pintura azul en los círculos azules y así con todos los círculos. La gracia del juego está en que alguien resbale con la pintura y el juego sea más difícil. O patético, depende de por donde se mire.

Primero empezó Carlos. Pie-derecho-rojo. Coloca el pie y por suerte no resbala. Después va Rebeca. Mano-izquierda-verde. Empieza lo difícil. Nos colocamos todos hasta que mi mano está encima de la espalda de Álvaro y mi pierna por el cuello de Rebeca. Con un mal movimiento, David resbala y hace que Dani se caiga de cara en la pintura del círculo verde. De la risa, yo también me caí, esta vez de espaldas, manchando toda la camiseta. Carlos nos empujó a todos cogiendo la 'manta' y rodeó con ella a Rebeca.

Carlos: ¡Tu cara parece un cuadro de arte abstracto!

Rebeca: Lo peor es mi pelo, ¡idiota! Quien me vea creerá que un unicornio me vomitó encima.

Rebeca cogió un bote de pintura y apretó para lanzarla a la cara de Carlos pero él la esquivó dándole a Blas.

Y así comenzó la tercera guerra mundial. De pintura.

Unos quince minutos después, Rebe y yo, hartas de escupir pintura, fuimos al cuarto de Carlos a por la oruga. Le metimos pintura en la boca - aunque Rebe al principio se negó - y volvimos al salón. La guerra fue a más mientras nosotras faltamos, las paredes eran de varios colores y yo ya no distinguía a David de Álvaro. Todos nos miraron raro - pero no porque llevásemos en brazos una oruga gigante - sino porque habíamos dejado huellas por el suelo.

David: ¡Yo también quiero probar eso!

Todos empezaron a caminar como pingüinos dejando huellas. Luego somos nosotras las infantiles.

Carlos: ¿¡Que le habéis hecho a mi oruga!?

Adriana: ¡Queriamos terminar la guerra!

Rebeca: Eso, mis dientes ya son verdes.

Adriana: Tu oruga casi se ahoga.

Carlos: Asesinas.

Blas: Sois malas. ¿Que os hizo la pobre oruga?

Dani: ¿Que tal si nos preocupamos más en limpiar? La casa da asco.

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Si, lo sé, merezco que me matéis de nuevo. Y eso que prometí que subiría un capítulo más pronto, pero !e hace falta inspiración y tiempo.

Si teneis alguna idea escribe en los comentarios :)

Repito la pregunta: ¿Si hago una tercera parte (en el mismo libro) alguien la leerá?

Acuerdate de votar y comentar, ¡así sabré que estas ahí!

Besos a todas, nos leemos en el siguiente capítulo (esperó subirlo pronto).









Conviviendo con AurynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora