Capítulo 7

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      Viernes. Una semana pasó desde que ya no recibo nada. Tal vez debería resignarme y seguir con mi vida. Tal vez ya no le gusto. Ya no recibir notas no me sorprende.

      Hoy era la famosa fiesta de Matteo. Llevaba siendo proclamada desde el martes. Al salir de danza, me bañaría, cambiaría, esperaría a que Melanie llegue a mi casa, avisaría a Harry que baje junto a Niall y Louis y todos juntos iríamos a la casa de Matteo. Gran plan, ¿no?

      El invierno estaba apareciendo y consigo traía unos inestablemente fríos vientos, los cuales refrescaban el ambiente. Me pondría una remera blanca, arriba de esta una camisa roja y negra a cuadros, unos jeans negros medio apretados, unas Vans negras y un gorro de lana gris. No hacía tanto frío, pero amo los gorros de lana.

      —Se vaaaan. —La voz de mi profesora de danza inundó todo el salón. Luego de dar un suspiro de alivio, nos dirigimos al vestuario a cambiarnos y agarrar nuestros bolsos para irnos.

      —Adiós. Buen finde... —me despedí.

      —Adiós. Suerte —me deseó Sophie.

      —Gracias.

      «La voy a necesitar.»

      Ya bañada, cambiada, perfumada, peinada y con el celular cargado, en otras palabras, ya lista, me senté en el sofá a esperar a que Melanie llegue. Aproximadamente cinco minutos después, llegó. La hice pasar y le avisé a mi mamá.

      — ¡Mamáááá! —la llamé, gritando —. Vamos.

      —Avisale a Harry que baje. Salí por el frente; mientras saco el auto.

      Le mandé un mensaje a Harry, avisándole que baje. Minutos después, la puerta de su edificio (o casa, como yo le digo) se abrió dando paso a un Harry vestido prácticamente igual a mí (con la diferencia de que su camisa tenía tonos más claros de rojo entonando a negro, usaba Converse y su gorro era azul) seguido de Niall y Louis. Al menos teníamos un punto a favor: el gusto respecto a la ropa, era el mismo. Aunque... Era raro.

      Nos saludamos y entramos al auto y nos sentamos de la siguiente manera: Yo adelante y, medio apretujados atrás, Harry, Louis, Niall y Melanie. Luego de incontables minutos sentados en el auto, aguanto las bromas de parte de los chicos, Melanie y ¡mi mamá? a causa de que con Harry teníamos casi la misma ropa, llegamos. Me bajé del auto y, mientras el resto bajaba, me dispuse a tocar timbre. Matteo nos abrió vía puerta y nos cedió el paso. Nos dirigimos hacia el patio, donde todos se encontraban, y luego de saludar, nos unimos a la ronda. Nos quedaron mirando a Harry y a mí.

      —Sin comentarios —nos apresuramos a decir.

      —Awwwn, hasta hablan al mismo tiempo —bromeó Phillip, un chico de la escuela. Lo fulminamos con la mirada.

      — ¿Qué estaban haciendo antes de que llegásemos? —pregunté. Habíamos llegado medio tarde: la fiesta comenzaba a las ocho y media y son las nueve pasadas.

      —Estábamos por jugar a Verdad o Reto.

      Okey, ¿quién comienza? Yo no, soy mala para comenzar estos juegos —me excusé.

      Nos acomodamos en círculo, pero de una manera de que los chicos queden enfrente de las chicas. Éramos diecisiete personas en total: Evanna, Theresa, Zoey, Melanie, Lucy, Joselyn, Emily, Augustus, Matteo, Christian, Albert, Steven, Phillip, Niall, Harry, Louis y yo. Concordamos en que Zoey comience.

      —¿Por qué no solo hacemos retos en vez de verdad? Varios van a mentir. —Le dimos la razón.

      — ¿Y si traemos una botella y a los que le tocan los extremos de la botella realizan el reto? —propuso Christian.

      —Sí, y podemos hacer como una especie de juego de la botella, pero con besos en la mejilla, picos o chapes, según si se rehúsan o no, o cuantas veces les toca —sugirió Evanna.

      — ¿Chapes? —preguntó Emily confundida.

      —Besos largos, o comerse la boca, en otros términos —aclaré.

      —Una opción seria girar la botella, y a las personas que toquen los extremos de esta, se dan un beso en la mejilla. Se sigue girando, y cuando les toque cinco veces con la misma persona, sea en veces seguidas o no, a la sexta, se dan un pico. Si les toca a partir de nueve veces, se chapan. Es decir, una, dos, tres, cuatro y cinco veces: beso en la mejilla. Seis, siete y ocho: pico. Y nueve, diez y en adelante: chape.

      Nos pareció que esa era la mejor idea, así que terminamos de tomar una gaseosa y ocupamos la botella ahora vacía.

      No voy a decir con quién le tocó a todos en cada ronda; no terminaría nunca. Lo más importante, al menos para mí, fue que Niall y Melanie se dieron cinco besos en la mejilla y dos picos. Obviamente le tocó con varias personas más, como Albert, Augustus y Matteo, pero esto fue lo más importante. Joselyn y Louis se chaparon una...s cuantas veces. Más está decir que también se dieron cinco besos en la mejilla y tres picos. En cuanto a mí, besé en la mejilla a Matteo, Christian, Albert y Harry. Besé a Harry tres veces y, de no ser porque la botella estaba más del lado de Emily, según ella, lo hubiera chapado. Sí, con ese «besar» me refería a picos.

      Volvimos a casa alrededor de las una de la mañana. Sin duda fue una noche inolvidable.

El fin de semana pasó tranquilo. El sábado lo pasé con Melanie y el domingo fui a la casa de mi abuela por un almuerzo familiar.

Notas » Harry Styles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora