Capítulo 24

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      Me desperté, confusa por el sueño que acabé de tener. No sabía dónde era eso, pero era en el mismo lugar que el sueño anterior. Por lo visto, era una escuela. Me parecía conocida esa chica, juraría haberla visto antes. Estábamos usando un uniforme, pero no logro saber de qué colegio. ¡Ya sé de donde conozco a Madison! Si no me equivoco, del cumpleaños de Ian del año pasado.

      Esperé unos minutos a que mi mamá venga a mi habitación a despertarme, pero no lo hacía. Tampoco sentía ruido que proviniera del piso de abajo. Agarré el celular y miré la hora: ¡¿Cómo iba a venir mi mamá a despertarme si eran casi las cuatro de la mañana?! Dejé el celular en donde se encontraba antes y fui al baño. Cuando volví, intenté quedarme dormida, pero no pude. Me acomodé de otra manera y finalmente pude conciliar el sueño quién sabe cuánto tiempo después.

      Entré a la escuela, nerviosa, pensando en cómo saludaría a Harry: ¿simplemente con un «Hola»? «No, muy cotante». ¿Con un beso en los labios? «¡Ni modo! Eso es una escuela». ¿Con un beso en la mejilla? «Puede ser... Pero, y ¿si corre el rostro y nos terminamos dando un pico? ¡No quiero que me hagan firmar y llamen a mis padres!». Dejé la mochila contra la columna y me dirigí al escenario, con la cabeza gacha y la mirada perdida.

      —Hola —susurró mientras se acercaba a mí y me envolvía rápidamente en sus brazos.

      —Hola, Harry —dije, nerviosa, mirándolo a los ojos.

      —Hola, Harry. Te amo, Harry —dijo Louis con vos chillona, burlándose de mí.

      — ¡Ay!, besame Harry —se burló esta vez Niall, con la misma voz chillona.

      —¡Ey! ¡Yo no hablo así! —me quejé, mirándolos seriamente y entrecerrando los ojos.

      —Sí hablas así —intervino Jose—; pero bueno, ¿de qué estamos hablando?

      « ¿Cuándo llegó ella? ».

      —De que Amber y Harry son novios.

      — ¡¿Que Amber y Harry qué?! — « ¿Cuándo mierda apareció Melanie? »—. Repite lo que dijiste, Niall. Y ¿por qué no me contaste?

      —Les contaste, ¿no? —susurré a Harry.

      —Tenía que.

      —Que Amber y Harry son novios —repitió Niall.

      —Sí, sí, ya escuchó —le dijo Jose.

      —Empezamos el sábado y no les conté porque quería contarles acá.

      Dos meses después...

      Voy a resumir estos hermosos últimos dos meses con pequeños momentos:

      Un día estábamos en mi casa viendo una maratón de Harry Potter. Se paró en frente mío.

      —Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas dijo levantando la mano derecha a la altura del pecho.

      Creo saber a dónde iba esto. Yo lo quería tanto como él. No iba a aguantar, aunque sean tan solo segundos, hasta que lo haga él; así que lo hice yo: Me acerqué rápidamente, posando mi mano en su hombro y presioné mis labios contra los suyos. Luego de un indefinido tiempo de estar besándonos, me separé.

      —Travesura realizada.

      En camino de regreso del hospital, mi mamá paró en donde mi hermano practicaba con su banda. Harry estaba al lado mío. Se estarán preguntando: ¿qué hacíamos en el hospital? Bueno, me fisuré el brazo. Y como la mamá de Harry tenía que hacer unos trámites, él estaba conmigo. Cuando mi progenitora bajó a buscarle a Nick, me recosté en el asiento trasero y subí mis piernas al respaldo del asiento de adelante. Agarré mi celular y me puse a revisarlo.

      —Soy un desastre, Harry —dije con voz ronca, negando con la cabeza y volteando a verlo.

      —No eres un desastre. Y si lo fueras, serías el desastre más malditamente genial y hermoso del planeta. —Su mirada era tierna, sus ojos expresaban todo y a la vez nada con una sola mirada. Su tono de voz... Mierda... Su tono de voz era ronco, y la vez lento; era suave. Todo él era tan... Él.

      Miré que mi mamá siguiera hablando y rápidamente me abalancé a él, abrazándolo y llenándole de besos la cara. Con agilidad, acunó mi cara entre sus manos y plantó un beso en mis labios. No duró mucho, pero no dejó de ser una de las cosas más hermosas (por no decir lo más hermoso) de mi existencia.


      Una vez llegué a su casa con mis brazos embardunados en crema curativa. Tenía los brazos extendidos y me daba asco mancharme la ropa con esa cosa y de paso, todo a mi alrededor. Harry miró mis rasguños, frunció el seño y nuevamente miró a mis ojos y me preguntó:

      — ¿Qué te pasó?

      —Mi perro se volvió un poco loco —expliqué.

      —Yo también me vuelvo loco cuando te tengo conmigo.

      «Oh, my got.

      »Creo que voy a morir».

      Le regalé una sonrisa, tratando de reflejar todo mi amor hacia él en mi mirada.


      Lastimosamente, Evanna apareció. Ella era tan perfecta —no digo que tengo la autoestima baja ni que me creo menos que ella, sino que en algunas cosas me supera—. Era mi amiga; viajábamos juntas, estuve con ella cuando sus padres se separaron, nuestros hermanos eran amigos, por lo cual nos veíamos a menudo fuera de la escuela, y varias cosas más. Todo eso cambió cuando me sacó a Theresa. Theresa..., ¿qué decir de ella? Era mi mejor amiga. Nos conocimos a los cuatro años en este mismo colegio. Nuestros hermanos eran muy amigos, siempre iba a su casa, ella venía a la mía. Supuestamente éramos hermanas. Pero eligió a Evanna. Fue la primera que dijo que no caigamos en las trampas de ella y fue la primera en caer. Pero ¿por qué justamente Evanna? Primero me saca a Theresa, luego a Ian (mi primer novio), después Augustus (mi mejor amigo antes de Harry y el chico que me gustaba) y ahora Harry.

      ¿Qué le ven a ella? ¿Qué tiene que yo no? ¿Socialidad? ¿Carácter? ¿Más cuerpo? No me puedo comparar con ella. Ella es popular, yo no. Quién sabe en qué otras cosas más me gana.

Notas » Harry Styles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora