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Narrador:

Amanecía en Inglaterra, él país estaba hermosos campos verdes a las afueras de la ciudad, grandes mercados llenos de sabores y colores y en los más alto de la ciudad staba el Castillo del rey Des styles, no era un buen rey, pues a pesar de no haber pasado ninguna guerra sus ciudadanos se hundian en la pobreza, claro esta que eso él no lo notaba pues no le faltaba comida, le gustaban mucho las fiestas y los tratos, una vez casi perdía el trono con un Conde por un juego.Los ciudadanos más pobres los odiaban, pues trabajaban de sol a sol todos los días por una miseria y mientras ellos morían por un trozo de pan el rey con sus fiestas malgastaba toneladas de comida, en fin no era el mejor rey. Tenía dos hijos Gemma y Harry. Este último era igual a su padre, un mujeriego con el corazón más perdido que su vergüenza, al fin y al cabo era lo que iba visto en su casa. Tenía 16 años, bastante atractivo con ojos verdes y pelo rizado, un verdadero galán para las chicas que sólo con su mirada a todas las cautivaba, bueno eso y que era el futuro rey también ayudadaba.

Narra Harry:

Me desperté a eso de las 10 de la mañana y no ví mi desayuno en mi cama, por lo que llame a Martín, una especie de mi mayordomo/esclavo personal, como no aparecía salí a buscarlo pero no lo encontraba.

-¡Martín!¡Martin! ¿Donde mierda estas?-lo vi venir con paso ligero hacia mi

-Sí, mi Majestad-

-Me puedes decir porque mi desayuno no estaba en mi cama como de costumbre ¡He tenido que salir sin desayunar y a buscarte!- este Martín me tiene harto no sirve ni para traer un desayuno.
-Lo siento señorito, pero me sentía mal por lo que me quede en la cama un poco más de tiempo y he de haberme quedado dormido, disculpeme-

-Ja, no sirves para nada ya, estas demasiado viejo me da igual que estés malo como si te estas muriendo, me temo que tendré que despedirte- la cara de Martín se entristeció al escuchar esas palabras

-No lo hagas mi señor, tengo una familia a quien aliementar, dependen de mi, se lo ruego

-Callate anciano, haré lo que quiera como siempre ahora vete a preparar mi desayuno- Martín se fue apurado.

[...]

Al terminar el desayuno salí a montar en caballo, echaría a Martín de mi mayordomo quiero algo más diferente, más joven. Vi a una chica joven y me acerqué a ella, llevaba dos pesadas cestas de ropa lavadas por lo que le ofrecí mi ayuda como un buen caballero.

-Se le ofrece algo señorita-la chica se giró y era hermosa, su pelo era negro y su piel blanca como la nieve, tenía dos grandes orbes azules.

-No tranquilo mi señor, yo puedo sola y gracias por su ayuda- me dijo con su bella voz

- Pues eso parece muy pesado y tu cansada dejame ayudarla señorita....

-Angela, mi nombre es Angela señor

-Un bonito nombre para un ángel y llamame Harry, por favor

-Gracias, harry- la chica se montó en mi caballo, tras atar bien las cestas de ropa. Más tarde llegamos a su casa o chabola lo que sea eso.

-¿Podríamos quedar otro día Angela?-me sonrió negando con la cabeza

- Lo siento Harry pero no quiero estar con nadie por ahora-dijo cerrando la puerta.

"Eso ya lo veremos" pensé

Cogí mi caballo y me fui a Palacio. Mañana le diré a mi padre sobre organizar una fiesta y cambiar a Martín por alguien más nuevo

Holaa, bueno quería decirles que esta es mi segunda novela, la primera la borré porque ni a mi me gustaba. Bueno que si me queréis dar consejos para mejorar Bienvenidos sean. Mañana subiré cap. a ver si os gusta. Votad y comentad
Adioop.

El Príncipe y el esclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora