Yo me escapé antes de que Kirk pudiera deshacerse de Sara, bajé corriendo las gradas de metal y me dirigí hacia la entrada; mis deportivas chirriaban a cada paso.
Fui por algodón de azúcar porque, bueno, ¿qué había mejor que el algodón de azúcar si estaba de ese humor? Eché un rápido vistazo alrededor para ver si veía a justin y Ashley, pero no les encontré. Así que quizás se habían ido.Juntos. ¿Y qué?
Me crucé de brazos y miré con el ceño fruncido la espalda de la chica que estaba frente a mí. Pelo oscuro, camiseta corta y vaqueros de cintura baja. Mis ojos se ensancharon al ver el borde de un tatuaje asomando por debajo de la cintura de sus pantalones. Había pelo rubio y una aureola. Un ángel. Mis padres se volverían locos si yo me hiciera uno así. A no ser que fuera una pelota de fútbol. En ese caso, puede que a mi padre le gustara. Eso si es que le volvía a ver para que me diera permiso de verdad.
-¡Hola, ______(tn)!
Me giré. -¿justin?
Ahí estaba, justo detrás de mí, con la que debía de ser la chaqueta del equipo de fútbol de su antiguo colegio al hombro, de color azul marino. Llevaba el pelo en punta, lo que era nuevo. Le sentaba bien. Busqué tras él con la mirada. Ni rastro de Ashley.
-¿Y tu novia?
Uy. ¿De verdad había preguntado yo eso? Como si me importara su vida más allá del fútbol.
Contrajo las cejas y miró hacia atrás como si intentara ver que andaba buscando yo. -¿Qué novia?
-Ashley Welles. Los vi hablando y... -De repente, me di cuenta de que sonaba como si le hubiera estado espiando. Así que me encogí de hombros y me di la vuelta completamente para seguir en la cola-. Da igual.
Él se acercó a mí, su codo rozó el mío y capté un olorcillo parte de la esencia que yo empezaba a reconocer como suya. Esta vez, no había olor de atleta. Simplemente olía a limpio. Parecido al olor de la madera. Esencia de pino.
Sonreí para mis adentros. Un compañero de entrenamiento con esencia de pino. Qué gracioso.-No es mi novia. ¿Me tomas el pelo? ¿Una chica como ella? Demasiado mantenimiento. -Él sonrío-. Además, odia el deporte.
-Está loca. -De pronto, me sentí mucho mejor que hacía unos minutos. Probablemente porque la cola estaba moviéndose por fin.
Él dio un paso adelante cuando me moví con la cola.
-¿Qué hay del chico cabello negro que se sienta contigo? ¿Tu novio?
-Ja. Qué más quisiera él.
-Huh.
Estuvimos en silencio durante unos minutos y vi como un chico se acercaba a la chica del tatuaje que estaba delante y pasaba el brazo alrededor de su cintura, mientras le hacía algún comentario acerca de lo bonito que era su pelo. Ella soltó una risita tonta y se apoyó en él, poniéndole ojitos. Yo resoplé y escuché a justin contener la risa a mi lado.
Después de todo, no me había equivocado con justin. Era como yo. El fútbol era nuestro mundo y tener citas era para gente que no tenía cosas más interesantes de las que hablar. -¿Vas a coger algodón de azúcar o qué?
-No, en realidad, solo pasaba por aquí -miró su reloj-. Tengo que ir a un cumpleaños de un miembro de mi familia. Solo quería saludarte.
-Pues hola. -Esbocé una mueca por lo melancólico que sonó mi voz. ¿Y qué si yo no había tenido una familia desde que mis padres se separaron a principios de verano? No me molestaba-. Bueno, pues pásatelo bien.
Él asintió. -¿Te veo el lunes?
-Puedes apostar que sí. Prepárate para correr un montón de vueltas.