Mordiendo mi labio en nerviosa anticipación, empecé a caminar por la calle hacia la heladería, luego eché a correr, para el momento en que llegué, estaba casi muerta. Patiné hasta detenerme en frente. El lugar estaba lleno de gente, y nuestra banca estaba ocupada por una mamá y tres niños.
Tenía que estar aquí. Sabía que tenía que estar.
Halé la puerta, y salté hacia atrás sorprendida cuando justin estuvo cerca de caer sobre mí, con un enorme cono cubierto de chocolate en la mano. -¡justin! -Salté otra vez mientras el helado caía de su cono hasta mi camisa.
La bola aterrizó con un sonido sordo y la tomé en mi palma mientras se deslizaba sobre mi camisa.
Levanté la mano, con helado de chocolate goteando entre mis dedos. -¿Cómo supiste que quería un bocado? Eres tan bueno. -Sorbí un poco, y fui recompensada con una media sonrisa.Extendió su cono sin una palabra, y puse el helado de nuevo en él, luego empecé a lamer el helado de mi mano.
Me lanzó una servilleta. -¿No te estás perdiendo tu celebración?
Empezó a caminar por la calle.
Mis amigos tenían razón. Él estaba enojado porque no lo había invitado a unirse a nosotros-. Sí, pero... -¿Verdaderamente podría hacer esto? ¿Realmente le diría que me gustaba?
-¿Pero qué? -no me miró, pero oí el tono expectante en su voz.
Así que lo dije. -Solo pensé que sería apropiado celebrar contigo, ya que me ayudaste a obtenerlo.
Se inclinó y me miró. -¿En serio?
-En serio. -Tomé una profunda exhalación, pero me acobardé. No podría nuevamente con esa mirada en su cara, aquella donde actuaba como si tuviera rabia o algo así.
Caminamos en silencio unos minutos, y me di cuenta que íbamos en dirección a mi casa. Me dio su cono sin una palabra, y lo mordí. -Gracias.
Asintió.
Y siguió sin decir nada.
Así que... ¿ahora qué?
De repente se detuvo y se giró hacia mí. -¿Te gustó cuando te besé?
Parpadeé. -Um...-¿Cuál era la respuesta correcta? ¿Qué estaba esperando?
Frunció el ceño y se alejó de inmediato. -No importa -murmuró-. Olvida lo que pregunté.
-¡No! -Corrí detrás de él, agarré su brazo, y lo hice detener-. Sí, me gustó. Me gustó mucho. Por eso no podía seguir pasando tiempo contigo, porque eso era en todo lo que podía pensar cada vez que te veía, pero tú no estabas pensando en eso, y me sentí tan incómoda y...
-Te equivocas.
Fruncí el ceño. -¿Qué?
-Que estas equivocada -me miró fijamente, sus ojos se intensificaban con las sombras de la farola-. Estaba pensado en eso. Todo el tiempo.
De repente, tuve problemas para tragar. -¿Pensabas en eso?
Asintió. -Mira, el asunto es que, me gustas mucho.
Sentí como si alguien hubiera tirado un ladrillo sobre mi cabeza. -¿De...verdad?
-Sin embargo, me tomó tiempo averiguarlo. Lo que yo pensaba. Lo que tú pensabas. -Sostuvo su cono-. Toma.
¿Helado? ¡No quería helado ahora! Pero lo tomé cuando prácticamente lo metió en mi mano.
Olvidé el helado cuando puso sus manos en cada lado de mi rostro y se inclinó, su mirada atenta a la mía. Sus manos estaban calientes y frotó suavemente sus pulgares contra mis mejillas, como si estuviera esperando que le dijera que se alejara. Cuando no lo hice, una pequeña sonrisa apareció en su rostro, se inclinó y me besó, este fue incluso mejor que el anterior. Más suave, más lento, y perfecto, haciendo que pequeños escalofríos corrieran por mis brazos.
Sabía a chocolate, cálido, como el chocolate derretido.
Rompió el beso y se alejó un poco. -Así que, esta es una prueba.
Parpadeé, tratando de recordar mi nombre y de cómo respirar. -¿Qué?
-Tenía que ver que mi teoría seguía en pie. Ya sabes, que un chico y una chica se pueden besar en los labios y seguir siendo sólo amigos.
-¿Qué? -Di un paso atrás, agarrando su helado-. ¿Estamos de vuelta con eso? ¿Estás bromeando?
Tomó mi mano antes de que pudiera alejarme de su alcance. -Y la conclusión es que quizás las personas se pueden besar y hacer que no signifique nada, pero nosotros no podemos.
Dejé de tratar de alejarme. -¿Qué estás diciendo? -Tenía que estar segura.
-Estoy diciendo...‖-tiró suavemente de mi mano y dejé que me acercara-. Estoy diciendo que me gustas. Me gustas, gustas.
-¿Estás seguro? Quiero decir, estabas asustado el día en el campo de fútbol.
-Bueno, la cosa es que, te extrañé esta semana. Me había acostumbrado a estar contigo y cuando no pude hacerlo mas...‖eso me desanimó‖-tiró de mi cola de caballo, y esta vez eso no me hizo pensar que solo éramos amigos. Me hizo pensar que le gustaba, y a mí me gustaba estar con él.
-¿Así que?
Se quejó. -No seas tan dura, _____(tn). No suelo decirles a las chicas que me gustan, ¿sabes? ¿Estás o no adentro?
Reí, incapaz de mantenerlo dentro por más tiempo. -justin, eres un total idio.ta si no puedes darte cuenta de que también me gustas.
-¿De verdad? -Mantuvo una enorme sonrisa en su rostro.
-Lo juro.
Deslizó sus manos alrededor de mi cintura y me puso contra él, lanzando el cono de helado sobre su hombro.
Éste aterrizó con un sordo sonido sobre la acera. -Así que, ¿eso significa que tengo una novia en el equipo universitario?
Me reí como una chica y enredé mis manos detrás de su cuello. -Sí, supongo que sí.
-Genial -inclinó su cabeza, y me puse de puntillas y nos encontramos a mitad de camino.
Y fue perfecto.