—Tres... Dos... Uno... Y allá voy —volteé a buscar a uno de mis hermanos.
Este día lo llamo "Día de recobrar nuestra niñez".
Al voltear, miré lentamente cada mueble de la sala. Caminé pausadamente y silenciosamente pero en un dos por tres ya había encontrado a Ryland.
—¿Es enserio? ¿Quién se esconde en las cortinas? –dije incomprendido.
—Yo. No es mi culpa que Rocky me haya quitado mi sitio –dijo señalando un lugar defendiéndose.
Abrió los ojos como platos, yo hice una forma con mis manos con satisfacción. Ryland se le había escapado de la boca el lugar donde se había escondido Rocky.
—¿¡Es enserio!? –se defendió en voz alta–. No vale. ¡Exigo revancha!
Negué con la cabeza.
—Ya te descubrí. Piña –le saqué la lengua.
—No, las fresas son las mejores. Vamos gente... Rocky exige su revancha. ¡Revancha! ¡Revancha! ¡Revancha! –dijo parándose en la silla y alentando con sus manos.
Ryland puso cara de "poker face".
—¡Sh, despertarás a Laura! –traté de callarlo.
—Pero si hay una revancha.
—No. Admite que ya te encontré.
—Ah bueno. ¡LAURA, TU NOVIO Y TU CUÑADO RYLAND ME ESTÁN HACIENDO BULLYING! ¡SON UNOS TRAMPO...!
—¡Que te calles! —le cerré la boca–. Ahora si me permites, estaré buscando a Riker.
Ojalá que Laura no haya escuchado todo eso...
Laura
—¡LAURA, TU NOVIO Y TU CUÑADO RYLAND ME ESTÁN HACIENDO BULLYING! ¡SON UNOS TRAMPO...!
Me desperté al escuchar ese ruido. ¿Acaso era Rocky?
Miré hacia la ventana y ya era de noche.
Salí de la cama arreglándolo un poco y me di cuenta que tenía llevado puesto la polera de Ross.
"Good Men" –pensé al olerlo. El nombre del perfume que suele usar mayormente.
Oí más susurros. Bajé por la parte posterior, a tomar un poco de aire. Caminé por el suave pasto verde viendo la piscina alumbrada por la luz de la luna, hermoso diría yo.
Pude ver una cabellera rubia. Seguramente es Ross. Caminé de puntillas para asustarlo, él estaba queriéndose esconder, parecía estar concentrado en algo.
—¡Boom! –susurré tocándole la espalda.
Él saltó del susto y volteo a verme.
—Laura –dijo tranquilizándose.
—¿Riker? ¿Que haces aquí afuera? —pregunté algo confundida.
Miró hacia adelante, me dirigió la mirada y se agachó escondiéndose. Lo imité.
—Estamos jugando a las escondidas.
Lo miré extraña. ¿Acaso era verdad?
—Y necesito que hagas silencio. Y si quieres sumarte, te escondes –sonrió–. Pero aquí no que es mi sitio –se le borró la sonrisa y me dio un leve empujoncito jugando.
Rodee los ojos jugando, me reí y fui a seguirle el juego. Me escondí por un lugar que no me podrían encontrar.
Se apagaron las luces. ¿Es una broma de ellos, verdad? No me agrada mucho la oscuridad, un leve miedo.