Capítulo I: ¿Profesor Snape?

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Hermione

Estaba entrando al colegio cuando una voz familiar me sobresaltó.

-Hermione- era la nueva directora del colegio de magia y hechicería, Minerva McGonagall- ¿Cómo estas querida? Supe que querías cursar tu último año en Hogwarts.-

Se veía cansada, tenia ojeras y el gorro un poco torcido, de igual manera fue dulce, simpática y extremadamente amable.

-Directora- le sonreí- Estoy bien, gracias, ¿usted? Si, la verdad quería cursar mi último año, ya sabe, no quiero desperdiciar todo el tiempo que estuve aquí, para nada y bueno yo...- Una voz rasposa me cortó.

-Profesora, ya está, el cuadro ya está puesto junto con los demás- Era Filch y al lado, estaba su gata la Sra. Norris-

-Gracias Filch- Dijo McGonagall- Si me disculpas Hermione, tengo que ir a resolver unos asuntos, ya sabes... con todo esto de la reparación del colegio, obvio esta casi todo listo pero todavía faltan unos detalles- Me sonrió- Puedes ir a esperar en mi despacho- y así, se fue con Filch y la Sra. Norris

Iba yendo hacia la estatua de la gárgola, cuando recordé que no tenía la contraseña. Me reí para mis adentros, ¿cómo podría ser que recorrí los pasadizos, las cámaras y los lugares más escurridizos del castillo y no podía ir hasta la oficina de la directora?

Miré hacia la izquierda, hacia uno de los corredores y me agarro algo en el pecho, una sensación de... ¿soledad? ¿Pena? No sabía bien lo que era, pero me angustiaba la idea de que casi todo el castillo, solo hace unos meses, estaba completamente destruido y me apenaba más la idea de que hoy podría haber estado en clases de herbolaría o pociones con Ron y Harry, si no fuera por Voldemort, sus vasallos y los muy idiotas que se dejaron llevar.

-Hermione- la voz de la profesora McGonagall se hizo escuchar- Lo siento, no te di la contraseña- Hizo una mueca, parecida a una sonrisa- "Pasta de Limón" -dijo y la estatua empezó a moverse, instantáneamente la profesora y yo nos subimos a ella y en unos pocos minutos más estuvimos en su despacho sentadas.- Bien, Granger, sabia por supuesto que querrías cursar el último año y por eso- me miro rodando los ojos- me tome el atrevimiento de hacerte yo misma los horarios- sostuvo un pergamino- Hermione, eras y espero que lo sigas siento, una alumna cualificada y por eso, espero que tus notas de este año me hagan sentir orgullosa de haberte tenido en Hogwarts y sobre todo en Gryffindor. -

Su sinceridad me puso algo nerviosa, obviamente no era como buscar Horrocruxes, pero la idea de tener sobre mí el peso de ser la mejor alumna de Hogwarts era escalofriantemente seductora.

Me limité a mirarla, hubo un breve silencio y luego dije: - Bueno, seria grandioso llegar con el mejor promedio al Ministerio de Magia, supongo que si deseo estar en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y ayudar a los Elfos domésticos voy a tener que hacer un esfuerzo y aprender todo lo que no aprendí durante el pasado año. -

-Granger- la vieja bruja dijo mi apellido con incredulidad- recuerdo perfectamente que en tercer año usted podía estar en Adivinación, Herbología y unas cuantas asignaturas más sin ningún problema al mismo tiempo. Suponiendo que no tendrá que usar un Giratiempo, no va a ser una molestia estar unas horas más con el profesor Snape y sus calificaciones serán igual de impresionantes que en los años anteriores. -

La miré perpleja.

-Disculpe profesora, ¿dijo usted...-

-Sí, Profesor Snape- Una tajante voz sonaba detrás de mí. -Señorita Granger me sorprende su perplejidad, si mal no recuerdo fue usted quien, dejando ir a Weasley y Potter al pensadero, se quedo conmigo curando las mordeduras de la serpiente y fue usted quien puso una poción, de su invención, sobre las mismas dejándome, al destino para su satisfacción y mi suerte, vivir. -

Giré bruscamente sobre el asiento y ahí estaba él. Se veía agotado, sin embargo seguía vivo y con esa estúpida manía de ser irónico y malvado.

El piel cetrina y ojos negros, seguía humillándome incluso cuando yo le salve la vida (aunque lo salve sin saberlo).

-Profesor Snape, dudo que la Srta. Granger sepa que está pasando. Creo que le debemos una explicación.- dijo Minerva mirando a Snape- Muy bien Hermione, como cuenta Severus, usted estaba con Weasley y Potter cuando Lord Voldemort ordeno a su serpiente que mordiera al profesor. Bien, después de que Potter tomara las lágrimas del profesor y se fuera al pensadero acompañado por Weasley, usted se quedo con el profesor haciendo, si no me equivoco, el encantamiento Episkey y luego colocó sobre sus heridas una poción que usted misma creo. -

Era verdad, yo había hecho eso. Pero en ese momento dudaba que mi poción sirviera. Simplemente no pensé que él podría vivir.

De pronto, la reacción del Profesor Snape me sorprendió completamente.

-Si bien- dijo calmadamente- La Srta. Granger me salvo la vida con su poción, podría haber salido algo mal y- me miro ceñudo- esta explícitamente prohibido colocar pociones no registradas sobre individuos, creo que a pesar de tener suerte esta vez, Granger merece un castigo por ser tan irresponsable sobre un hecho así-

Parpadee varias veces, no lo podía creer. Él siguió hablando, prácticamente en un susurro.- Dígame, Granger, ¿Qué contenía su poción, que hizo que me salvara de una mordedura tan grave como aquella?-

Estaba enojada, le salve la vida y el queriéndome castigar. Maldito Snape, siempre se sale con la suya.

- Lagrimas de Fénix, opio en polvo, hojas de adelfa, díctamo y unas gotas de Félix felices- respondí, con lágrimas en los ojos. No por que estuviera triste, era porque estaba enojada. -Hubiera sido lo mismo si mi poción lo matara o no, usted tenia veneno de casi un basilisco en su sangre- repliqué fulminándolo con la mirada.

Snape solo levanto una ceja y miro a McGonagall, como pidiendo su sentencia final. Al cabo de unos segundos ella dijo - Severus, si bien fue irresponsable que la Srta. Granger te diera esa poción, ella te salvo la vida gracias a eso. No creo que sea necesario un castigo y, aparte, creó una excelente poción sanadora. Algo imprevisto, irresponsable, pero extremadamente eficaz. -

Vi en los oscuros ojos negros de Snape algo parecido al odio. -Bien- respondió cortante.- Granger la espero en 5 minutos en las mazmorras- me dio una última mirada asesina y lo último que vi fue su negra túnica ondeando fantasmalmente antes de cerrar la puerta.

Continuará...

Irrevocable sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora