Capítulo 2

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MAX

Cuando abro mis ojos una intensa luz amarilla inunda mi visión dejándome momentáneamente ciego. Vuelvo a cerrar los ojos y luego de unos segundos los abro nuevamente, acostumbrándome a la potente luz del día.

¿Por qué estoy mirando el cielo?

Levanto la cabeza lentamente del suelo y observo mí alrededor. Oh, mierda. No sé dónde me encuentro. Estoy seguro como el infierno que ésta no es mi casa y mucho menos es alguna casa que yo conozca. ¿Dónde mierda estoy?

Me empiezo a poner de pie y mis articulaciones crujen. No me extrañaría tener un dolor de cuello tremendo, después de todo, dormí en el suelo. Hago crujir estruendosamente mi espalda y cuello, y siento algo de la incomodidad desaparecer. Extrañado, desvío la mirada hacia el pasto y las flores del jardín a mí alrededor buscando mi gorro, botellas de alcohol, vasos de plástico… no, no está a la vista. Genial. Tendré que conseguir otro.

Velozmente realizo un rápido vistazo del lugar. El patio trasero es enorme. Una larga y llamativa piscina de un brillante azul abarca gran cantidad del lugar. Hago un lento recorrido por el borde y levanto la vista.

Una estatua me devuelve la mirada. Para ser exactos, un hombre de mármol completamente desnudo. Lo observo atentamente, ¿por qué alguien querría tener el cuerpo desnudo de un hombre con sus partes intimas expuestas al aire en el patio trasero? ¿Para alegrar la vista de las mujeres? Asco.

A demás, ni que el sujeto fuera bendecido por la mano de Dios, si ya sabes lo que me refiero. Al menos, si el objetivo de ésta estatua es alegrar la vista… pues fallaron miserablemente en ese objetivo.

Sacudo la cabeza y estiro mi remera, acomodándola. A continuación, hago a un lado una de las puertas de vidrio de la casa y meto la cabeza dentro, observando el interior. Lujoso. Observo tanto dinero desperdiciado en estupideces, cosas que ni siquiera son necesarias… es decir, ¿qué es eso? Mi prima de dos años puede pintar un cuadro mucho más lindo que ese.

Giro el cuerpo y me dirijo en dirección al patio delantero y silbo por lo bajo. Un llamativo Mercedes Benz color rojo está estacionado al frente, junto otros cuatro autos. Supongo que son los rezagados de la noche anterior.

Me habría girado hacia la calle, lejos de todo, pero una cabeza blanca llamó mi atención. Chad. ¿Qué rayos hacía dentro de un auto como ese?

Al acercarme unos pasos entendí el por qué. El idiota estaba dormido al lado de una linda chica de cabello cobre. Bueno, más bien teñido de cobre. Se podía notar sus negras raíces creciendo. En serio, ¿qué pasa con las chicas? Todas tienen una rara obsesión con el tinte color rojo cobre. He perdido la cuenta de a cuántas chicas he visto con el mismo tono de cabello.

Sacudo la cabeza y empiezo a golpear la ventanilla del auto para despertar a Chad, el idiota gruñe y murmura unas cuantas palabras que suenan a algo parecido a picadillo o lo que sea.

Estoy a segundos de golpear estruendosamente la ventanilla cuando noto el asiento trasero con el rabillo del ojo. Lo primero que capto es mi gorro en la cabeza de una chica de largo cabello castaño desparramada en el asiento, profundamente dormida.

Me muevo hacia la ventanilla trasera y giro la cabeza observando atentamente la nueva situación ante mis ojos. Cabello oscuro, piernas largas y bronceadas…

… Interesante.

Ahora, lo esencial… ¿Por qué ella tiene mi gorro? ¿Acaso habíamos pasado una noche juntos…? Sacudo la cabeza. Lo que sea. No podía recordar su nombre. Pero podía rescatar un vago recuerdo de una linda y osada chica acurrucada al lado mío en el sofá la noche anterior antes de que todo se volviera borroso.

Él es malas noticias!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora