Capítulo 11

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MAX POV

No tengo la menor idea de qué mierda usar.

Lo sé. Sueno como una nena. Mierda. Esto es realmente patético de mi parte. Preocuparme por un estúpido atuendo. No es como si fuera que iría a una cita con una linda chica... no, se trataba de cenar con los padres de Amy.

Ella no es una chica cualquiera, así que estoy malditamente nervioso.

Amy comentó lo que su madre piensa de mí. Sinceramente, sé que estoy acabado. Uno nunca puede competir con las opiniones de las madres. Es mucho más fácil ganarse un Oscar que ganarse la aceptación de los padres de una chica.

Lanzando un suspiro, salgo del baño con una toalla liada alrededor de mis caderas y me quedo de pie como un idiota en medio de mi habitación decidiendo qué hacer a continuación.

Sin pensar demasiado en ello, cojo una de mis remeras preferidas. Bueno, en realidad es mi remera de la suerte, buenas cosas sucedieron con ella, como conocer a una pequeña chica en una fiesta. Así que estoy decidido a volver utilizar esta remera negra de los Ramones junto con los mismos jeans.

Llámame supersticioso, pero esto es lo mejor que se me ha ocurrido.

A demás, ya he aceptado mi destino. No caeré bien a los padres de Amy vestido así, de negro, usando una remera de rock. Apuesto a que pensaran que soy un tipo con problemas o algo parecido. ¿Pero a quién le importa?

Definitivamente a mí me importa. Pero es quien soy. Y no voy a fingir ser alguien que no soy para agradarles a los demás. Sólo espero que esto sea suficiente.

Llego a la casa de Amy a las siete de la tarde en punto. Llamo a la puerta y ella me recibe. Por un momento sólo puedo mirarla. Lleva puesto un vestido de color blanco con pequeñas flores en el estampado. Su cabello está suelto pero lleva una trenza a un costado, por lo que supongo que ella también se tomó su tiempo para lucir bien.

No estoy seguro si se proponía lucir bien para cenar... o para recibirme. Pero por muy tonto que suene, el pensamiento me emociona, aunque rápidamente lo aparto de mi mente.

Amy sonríe.

—Hola —dice.

Meto ambas manos en los bolsillos de mis jeans y asiento.

—Hola.

Sus ojos recorren mi atuendo y yo sólo me quedo callado observando cómo ella me escrutina con su mirada. Luego, sus ojos se encuentran con los míos y quiero reír ante su descarado pero inocente investigación de mi persona. Sin embargo, me aguanto internamente.

—¿Quieres pasar? —pregunta cabeceando hacia el interior de la casa. Las paredes son de un color coral, en ella, la foto de una pequeña Amy sonríe a la cámara.

Finalmente dejo mostrar mis dientes en una sonrisa ladeada.

—Bueno, eso estaba esperando. A no ser que la cena se lleve a cabo aquí afuera.

Ella rueda los ojos mientras pongo un pie dentro, aun observando a la pequeña Amy. Ella era realmente dulce.

—Sólo entra de una vez, Maxi.

Ahí está otra vez. Maxi. Sólo mi madre me llama así y sinceramente antes solía odiarlo. No me culpes. Es algo embarazoso cuando tu madre te llama por tu apodo frente  a tus amigos cuando tienes trece años. Pero a medida que el tiempo iba pasando, lo acepté. Y sólo espero que ella me llame así de ahora en más, no la he escuchado usar mi nombre completo en mucho tiempo. Bueno, a no ser en ocasiones cuando me meto en problemas. Ese es mi primer indicio del sermón que me caerá encima.

Él es malas noticias!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora