Capítulo 6

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MAX

Cuando estiro del cabello a Amy ella da un manotazo a mi mano e inmediatamente no puedo evitar soltar una carcajada. Es tan fácil meterse con ella que es casi cómico todos los gestos que hace, creo que no se da cuenta de ello.

Si no la conociera mejor —cosa que es mentira. En verdad no la conozco del todo— diría que está celosa por la forma en que asesina con la mirada la espalda de Érica.

Seguimos nuestro aburrido camino hacia la próxima clase. En ello, estoy seguro de que Amy está cansada de mi presencia y aún no han hecho si quiera cinco minutos, debido a la forma en la que me mira de costado cada vez que la pincho en el hombro, como si fuera que le quiero decir algo y luego me hago del tonto, mirando hacia otro lado mientras ella se gira hacia mí dirección.

Aún no estoy del todo cerca de aburrirme de esto. Es divertido como el infierno. A veces, puedo ser realmente un dolor en el trasero cuando me lo propongo.

Amy suelta un suspiro resignado y sigue caminando. Sin embargo, rápidamente se me pasa el molestarla, pues soy interceptado por un grupo de chicas, entre ellas Érica. Otra vez.

Amy rápidamente toma esa ventaja y se aleja, estoy tentado en llamarla pero inmediatamente me olvido de ello. Todas estas chicas están alabando cuan bueno soy con la guitarra y diciéndome que definitivamente tendría que dar clases. Todas quieren aprender.

Sonrío con suficiencia.

En verdad no he dicho más de dos palabras aún, no tengo la oportunidad. Todas se la pasan hablando sin cesar y yo las dejo, disfrutando de mi momentánea fama como guitarrista.

A medida que pasa el día, estoy malditamente seguro que la mitad de mis compañeros de curso me odia. Lo puedo decir por la forma en la que me miran con rencor y luego dirigen sus ojos hacia las chicas a mí alrededor.

No me importa.

Coloco ambos brazos sobre sus hombros cuando vamos hacia la salida. Uno de ellos sobre el hombro de Érica y el otro es el de… bueno, no lo sé. Una de las tantas chicas. 

Esto es malditamente genial.

Me despido cuando salgo al aparcamiento. Mis ojos se posan en mi no tan nuevo y moderno auto. Es un Mercedes Benz color negro, del año 90. Si bien, no es el modelo más nuevo, yo creo que amo a este auto. Lo compre con mi propio dinero. Y eso se siente tan bien como la mierda.

Cuando cierro la puerta a mi costado, estoy listo para salir de este infierno de lugar, giro la llave esperando escuchar el rugido del motor y sonrío cuando mi auto brama lleno de vida. Rápidamente acomodo el retrovisor, preparado para salir del aparcamiento cuando me fijo en Amy unos metros más atrás, bajándose de su auto y dando una furiosa patada a su rueda izquierda.

Sin pensarlo dos veces, lentamente reculo el auto y me coloco al lado de ella, bajo la ventanilla y saco un brazo fuera del auto, en una de esas poses tan ridículas que he visto miles de veces en la televisión. Si no fuera porque estoy disfrutando su mirada de odio hacia la llanta, me hubiera golpeado a mi mismo por mi tonta estupidez.

—¿Problemas? —pregunto.

Ella levanta la mirada, luego recorre con sus ojos a mí alrededor, abriendo mucho los ojos. 

—Oh, estas sin tu grupo de fans. ¡Qué sorpresa! —dice sarcásticamente.

—¿Celosa?

Ella levanta una oscura ceja.

—De acuerdo, no estás celosa. Lo capto. Mierda, mi plan salió mal —digo en broma, moviendo mi puño frente a mi rostro, fingiendo frustración.

Él es malas noticias!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora