MAX
Es tarde en la noche y no puedo mantenerme quieto, así que salgo a la calle para despejar mi mente, a pesar de ser un día entre semana y tenga clases al día siguiente, no tengo nada qué hacer. Chad no está por ningún lado y no estoy de humor para pasar el tiempo con mis amigos, quiénes están tirados tomando alcohol en la casa de Daniel.
Normalmente, yo también estaría tirado con ellos allí, pero hoy, por algún motivo, no estoy de humor.
Meto ambas manos en los bolsillos de mis jeans y empiezo a bajar la calle mientras pienso en el día de hoy. Realmente fue una sorpresa encontrar a nada más y nada menos que a Amy, la fiel golpeadora de rostros en el colegio. ¿Coincidencia? Nah, no creo en esa mierda y mucho menos en la suerte. Pero no puedo negar que su aparición me trae algo de diversión en esa mierda de colegio.
El viento sacude mi cabello mientras sigo caminando calle abajo, conozco este lugar como la palma de mi mano, todos los escondites, cada recoveco… los cuales generalmente me proporcionan un buen escondite cuando la policía me persigue. Y créeme, lastimosamente eso ocurre más de lo necesario.
Cuando termino de dar una vuelta a la manzana, me dirijo a casa. Al llegar tomo una ducha y con el cabello aún mojado recojo la guitarra que está en la esquina de mi habitación, me siento en el borde del colchón y empiezo a mover los dedos sobre las cuerdas.
Bajo la cabeza a observar en las notas que estoy tocando.
Relajante.
AMY
Una vez a la semana tenemos clase de música, lo cual es raro dado que estamos en último año y generalmente los de tercero ya no tienen esa clase. Pero no es que me esté quejando, no lo hago. Es más, me encanta esta clase, pues lo único que hacemos es pasar el rato, aunque no es como si fuera buena tocando algún instrumento, porque no lo soy. Apesto.
Cuando llegamos a la sala de música el barullo es impresionante. Rápidamente copiamos una lección acerca de algo que no entiendo ni atrás ni adelante y el profesor Carlos nos da libertad para coger un instrumento.
No me muevo. Me quedo en mi lugar sentada al lado de Kiara. Yo soy la única sin un don especial para la música, aún así, ella me hace compañía y charlamos en nuestros asientos.
Aunque claro, no puedo evitar fijarme en Max, quien se levanta de su asiento, coge una guitarra y con la otra libre estira una silla y toma asiento. Coloca la guitarra sobre su pierna derecha y empieza a tocar al azar ciertas cuerdas.
Agudizo mi oído y puedo decir a pesar de que no entiendo mucho de música, que él no está tocando ninguna canción. Sólo toca cuerda por cuerda al azar una y otra vez, su cabeza gacha, con el oído prácticamente pegado hacia la guitarra.
Intrigada, dejo a Kiara hablando con Érica, me levanto de mi lugar y voy hacia Max.
—¿Qué estás haciendo? —pregunto parándome enfrente de él.
Max levanta la cabeza y sonríe.
—¿Estoy tocando el piano, qué te parece?
Pongo los ojos en blanco.
—Ja ja. Noté eso, señor gracioso.
—¿Entonces para qué preguntas? —dice Max, levantando una ceja.
—No estoy escuchando que estés tocando una música, así que no sé qué estás haciendo con la guitarra.
Max se incorpora un poco y vuelve a acomodar la guitarra sobre su pierna.
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Él es malas noticias!
HumorMax es rebelde, indiferente, provocador y misterioso. Fuma, bebe, va a fiestas sin ser invitado... realmente puedo seguir con esta interminable lista. Pero para dejar las cosas claras, en caso de que no lo hayan notado aún, Max es todo lo que yo no...