Capítulo 29

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Recap: Amy finalmente se recompone, logra recuperar la memoria y en honor a ello, su padre Eric y su madre Angélica lanzan una fiesta/reunión en su casa, en compañía de amigos y familiares. En un punto de la velada, el abuelo de Amy pide a Max que toque una canción y él lo hace.


AMY POV

Observo a Max cantar con una sonrisa en los labios. Él está de pie pero apoya una pierna sobre una de las sillas y encima de la rodilla acomoda la guitarra y empieza a tocar.

Y a cantar.

Su voz es tan melódica, profunda y suave, se desliza a través de mis oídos como seda y al mismo tiempo, es algo áspera, y me encanta.

Kiara aparece al lado mío.

—Es bueno.

Sonrío.

—Es malditamente bueno.

Ella dirige la mirada al rededor, hacia el gran grupo de personas vestidos con trajes y algunos en chándal que habían llegado a través de la puerta de entrada y estaban saludando con una gran sonrisa a mi papá.

—Hay muchas personas aquí.

Me encojo de hombros.

—Supongo que mis padres realmente querían compartir este día con sus amigos más cercanos a parte de la familia.

—¿Amy? —mi madre llama detrás de mi. Giro en la dirección de su voz y la veo de pie al lado de una señora rubia, alta y hermosa.— ¿Podrías acercarte un rato?

Dirijo una mirada a Max. No queriendo apartarme de aquí y dejarlo para ir a saludar a la amiga de mi madre pero no es como si pudiera negarme o algo parecido. Después de todo, ésta fiesta se había hecho en conmemoración de mi recuperación y éstas personas estarían curiosas por conocer a la hija de Angélica Hurt, no?

Me encuentro con la mirada de Max y supongo que él nota mi indecisión porque, sin dejar de cantar, mueve la cabeza atrás y observa qué es lo que me tiene con esa cara larga.

"Ya vuelvo", susurro bajo mi aliento.

Max asiente y me guiña un ojo.

En respuesta, acerco mis dedos a la boca y soplo un beso en su dirección.

Me levanto del asiento que había traído al lado de Max y me encamino hacia donde se encuentra mi madre charlando con aquella mujer. Luego de lo que parece una eternidad, finalmente me alejo de mi madre y de Laura, su amiga y compañera de trabajo, quien estaba más que feliz en asfixiarme con un fuerte abrazo y de decirme palabras llenas de ternura y aliento. Realmente es agradable, pero se siente muy raro tener a personas extrañas al rededor que saben más cosas de tí de que lo saben tus propios amigos. Al parecer, mi madre está más que feliz y no tiene ningún problema en contar cosas personales mías a Laura, como la vez en que caí en medio del salón de teatro en mi interpretación de un horrible poema en primer grado.

La noche era fresca y hermosa y junto a la voz de Max de fondo, observé lo que me rodeaba. A las cariñosas y amadas personas que estaban aquí por mí, a mis amigos, a mi familia, a mi mamá, mi papá y últimamente, a Max. Ni en mil quinientos años podría haber imaginado un día como este. Sentía a mi corazón rebozar en mi pecho en felicidad. Este día no podría ser mejor.

Me muevo una vez más hacia el patio trasero, para llegar a Max pero entonces, el timbre de la puerta delantera suena y cambio de dirección.

Tal vez si soy yo la que recibe a las personas, no tendría que estar de un lado a otro para saludar a los amigos y amigas de mis padres.

Él es malas noticias!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora