Capítulo 24

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Recap: La fiesta de graduación llega, Amy y Max pasan un buen tiempo juntos en dicha velada hasta que un inesperado accidente ocurre, dejando a Amy tirada en el suelo y a Max rogando para que ella se encuentre bien.

AMY

Mis ojos se sienten pesados, deseo abrirlos pero soy incapaz de hacerlo. Al menos por el momento. Mi cabeza late fuertemente, siento como cada latido se esparce por mi cuerpo. Escucho voces en la distancia, pero me es imposible entender lo qué están diciendo. Las palabras entran y salen de mis oídos mientras me siento caer.

Caigo.

Caigo.

Caigo en la sombras. Sus dedos estiran de mí hacia la oscuridad y luego lo único que siento, escucho y huelo es un silencio rotundo. No más dolorosos latidos.

Mi cabeza se hunde ante la comodidad de lo que me rodea, mi cuerpo se acomoda en el silencio.

Finalmente, luego de varios intentos, mis ojos tiemblan abiertos. Oscuridad me rodea, sombras. Mi corazón salta en mi pecho. ¿Dónde estoy?

Giro la cabeza rápidamente y me arrepiento al instante. Un agudo dolor se expande desde la parte baja de mi cuello hasta llegar al último cabello de mi cabeza. Abro y cierro los ojos rápidamente, observo detenidamente lo que me rodea y me sorprende la cantidad de blanco de la habitación. Una simple ventana deja entrever la luz del día a través de una cortina azul en el cuarto. Una mesa de color azul posa a un costado de la cama en la que me encuentro acostada. Una silla de madera a un lado y en ella yace una mujer con los ojos cerrados y la cabeza baja, durmiendo en una posición muy incómoda, su cabeza colgando de un lado, ojeras se ciernen bajo sus pestañas.

Entonces caigo en la cuenta de que estoy en el hospital.

Bajo la mirada a la fina manta que cubre mi cuerpo, un cable está introducido en mi muñeca derecha, cosas raras pinchan mis dedos.

—Ugh —murmuro bajo mi aliento cuando trato de levantarme de la cama e inmediatamente mi cabeza empieza a latir. Llevo la mano a la cabeza y mis dedos recorren el fino material que lo rodea.

Ante mi quejido los ojos de la mujer se saltan rápidamente abiertos. Sus ojos como platos mientras dice: —¡Estás despierta! —con una gran cansada, triste y esperanzadora sonrisa en su rostro.

Asiento lentamente y ella se levanta de la incómoda silla, acercándose a mí, una mano extendida mientras acaricia mi mejilla.

—Oh, mi bebé. Estás despierta. Todo está bien.

Ante su toque me encojo lejos sin poder evitarlo y su mano cae a la par que un nuevo entendimiento llega a sus ojos mientras me observa.

—¿Amy?—ella pregunta y yo la miro sin entender.

—¿Cómo?

Los ojos de la mujer lucen desconcertados, abre la boca para dejar salir algo pero nada sale en su lugar. Lo intenta una dos veces hasta poder encontrar su voz de nuevo, su mano derecha sube a su pecho, presionando el lugar en donde se encuentra su corazón.

—¿Sa... sabes quién soy?

Niego con la cabeza y me encojo de hombros, disculpándome ante la expresión herida de la señora.

—No, lo siento. ¿Debería hacerlo?

Ella aprieta los labios fuertemente y asiente una y otra vez. Sus labios se separan para hablar nuevamente, pero el ruido de la puerta siendo abierta nos desconcierta a ambas.

—¿Está todo bien aquí adentro? —un hombre joven pregunta, su cabeza castaña asomando entre el espacio de la puerta abierta y la pared. Sus claros ojos recorren ida y vuelta entre nosotras hasta que nota a la mujer negando con la cabeza y los ojos a punto de dejar derramar unas lágrimas.

Él es malas noticias!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora