Fresas y miel

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Capítulo V

-Tranquila, Hermione. No te voy a morder-dijo Fred sonriendo, ella simplemente asintió "despreocupada"-Bueno, a menos de que me lo pidas.-finalizó  Fred mientras se acercaba peligrosamente a los labios de Hermione.

Ella sentía que su corazón latía salvajemente, sentía su corazón a punto de salirse de su pecho. Hermione vio muy de cerca el hermoso rostro de Fred y se le olvidaron todas las quejas que tenía que hacerle; vio sus finas facciones, vio sus cabellos rojizos que caían despreocupadamente por un lado de su rostro, y sus ojos... Esos ojos que desde ahora eran su perdición, y su esencia; frescura y sol. Y por último miró sus labios, carnosos y rojos a causa del frío de aquella mañana, quería probarlos.-Sólo pídeme que me detenga...-susurró  Fred entrecortadamente, pues estaba nervioso por lo que hacía pero también estaba enojado y resentido con Hermione por lo de aquella mañana pero, ¿ella de qué se tenía la culpa? Hermione no sabía absolutamente nada de que este pelirrojo estaba enloquecidamente enamorado de ella. Ella no sabía que él moría desde hace mucho por estar así de cerca de sus labios. Y entonces, como Hermione no pedía que se detuviera lo hizo... la besó. Al principio no hubo respuesta por parte de Hermione, y Fred insistió, besó delicadamente esos sonrosados labios, y tomó  las manos de la castaña y se las apretó delicadamente haciéndole entender que esperaba una respuesta y entonces... lo hizo. Hermione correspondió a su beso, Hermione besó a Fred y sintió como todo su cuerpo de pronto no pesara más que una plumilla. Sintió como toda la piel se le erizaba mientras sentía que la lengua de Fred pedía permiso... y ella le permitió acceso y el beso fue más profundo, fue más suyo. Hermione se emocionó  tanto que quiso más, pasó  las manos por el cuello de Fred y lo acercó  hacia ella, pues a partir de ahora Fred era de ella, le pertenecía. Fred esperaba que Hermione sintiera como en ese beso emocionado se transmitían todos sus sentimientos; la amargura porque ella estaba con Ron y no con él, la emoción por cada vez que Hermione le sonreía, la pasión, el amor, la locura y despreocupación. Esperaba Fred que Hermione nunca encontrara tanta emoción y satisfacción en los besos de Ron.

-Fred-suspiró Hermione, mientras intentaba separarse de Fred, pero era imposible porque ella no dejaba de besarlo también-Esto... esto no está bien-dijo después de un buen tiempo. Pero al pelirrojo no le importaba si estaba bien o si estaba mal, él solo quería que Hermione supiera cuanto la amaba, solo quería que ella estuviera siempre a su lado.

-Mira, Hermione-dijo Fred lamiéndose los labios y sonriendo por encontrar la esencia de Hermione en ellos; fresas y miel-A mí nunca me ha importado lo que está bien o mal-sonrió de lado- Así que...-dijo mientras se acercaba de nuevo a sus labios.

-Pero sucede-dijo Hermione enfadada porque había mal interpretado el comentario del pelirrojo- ¡que a mí sí!-terminó la frase mientras que se desprendía de las manos de Fred y le daba la espalda.-Fred... yo soy novia de TÚ hermano... y le quiero, no es justo hacerle esto... Soy una... terrible persona-finalizó  Hermione cabizbaja.

-No lo eres- le contradijo Fred horrorizado porque Hermione llorara, la abrazó por detrás para consolarla, y puso su rostro muy cerca pero la castaña se apartó  abruptamente de él.

-Fred... te conozco y, ¡no voy a ser una más de tus conquistas, Weasley!-le espetó-¡Eso que te quede claro! De seguro soy un capricho más a tu numerosa lista de conquistas, pero sucede,-tomó  la perilla de la puerta-que no soy como las demás-abrió la puerta-Y espero que eso quede claro-y una Hermione muy enojada se fue dejando a un atónito Fred.

Hermione estaba sorprendida, asustada y enojada consigo misma por lo que acababa de pasar, ¿se besaron? Hermione corrió hacia el baño, y se miró al espejo, tenía los ojos desmesuradamente abiertos por el pánico, ¡había traicionado a Ron! Unas lágrimas brotaron por esos ojos chocolates asustados, abrió el grifo y comenzó a lavarse la cara, y de nuevo se vio el rostro, ¡seguía igual! Sus labios estaban rojos por la pequeña sesión de besos con Fred... Esos besos –la castaña suspiró  al recordar la respiración agitada de Fred, y el cálido tacto de sus sonrosados labios- ¡No, no, no! ¡No puedo pensar en eso! No puedo hacerle esto a Ron, se regañaba Hermione. La castaña decidió que loe mejor que podía hacer en ese momento era irse a la habitación de Ginny para no ser molestada por nadie, o eso esperaba. Corrió sin mirar nada más que su camino y se tumbó en su cama tomando una almohada y se la puso en la cara.

Un amor casi imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora