HUMANA

III

MUNDO DE LOS DIOSES

Una chica castaña se hallaba dando vueltas en la oscura cueva, ¿Como era posible que su amigo de infancia tuviera el atrevimiento de volver y no avisarle? Si no fuese por su don de intuir su localización jamás hubiera dado con él, en cambio el hombre de ojos azules renegaba de aquel lazo que el mismo había creado entre los dos años atrás cuando eran compañeros de juegos.

No sabía que pensar. Al chico -hombre- se le desvaneció la idea de dormir y simplemente se quedo con una extraña sensación de culpa. 

¿Culpa? ¿Él podría sentir aquello? Se le hacía casi imposible creer que Juliet estuviera allí haciéndole revivir sensaciones tan efímeras como absurdas.

Sin darse cuenta su mente le reprendía. Juliet noto su disgusto y detuvo su larga conferencia acerca de la amistad para observarlo. Se veía distinto. Todo en el estaba distinto, y era de suponerse, fueron casi dos siglos sin verse, ahora era más maduro a comparación con ella.

-¿Júpiter? -Tubo que obligarse a pestañear para mirarla y sonreírle, más sin embargo la odiosa intriga seguía aprontándole el pecho y fue cuando escucho lo que parecía ser un susurro.

"Júpiter..."

Volteo de inmediato encontrándose con la tenebrosa oscuridad que los rodeaba. Algo no estaba del todo bien con él, podía sentir un llamado débil, incluso una conexión a penas palpable.

-¿Te encuentras bien? -Pregunto la castaña a ver lo perturbado que se encontraba.

-Si -Fue su respuesta final.

Camino a la salida de la cueva y en menos de un minuto se encontraba frente a una imponente vista, frente a él se alzaba una ciudad moderna con torres altas y edificaciones complejas, distinta a la última vez que estuvo allí- Vaya que si ha cambiado todo por aquí.

-No tienes ni idea. Pero aun así seguimos siendo los mismos -Juliet se tomo el atrevimiento de tomar la mano del hombre con cierta confianza, de niños solían hacerlo pero luego de la pubertad todo cambio.

-Juliet... -Hizo énfasis con su mirada a aquello que le perturbaba pero en cambio recibió por parte de ella una pequeña risita- ¿Qué es lo que haces?

-Lo hacíamos de niños ¿Lo recuerdas? -Le sonrió de manera tan familiar que aquello solo lograba incomodarlo más- ¿Qué te molesta? -Le pregunto finalmente al ver que no reaccionaba de buena manera.

-Que ya no somos niños, eso me molesta -Le dijo intentando soltarse.

-Sí que eres un tonto. Solo quería ser amable -Hizo un gesto con su boca algo gracioso soltando luego su mano, pero justo en el momento deseo no haber tenido ese impulso, Júpiter cayo de rodilla sosteniendo su pecho con fuerza, las venas de su frente se visualizaron por completo y su rostro se torno rojo, fuese lo que fuese que le ocurría le estaba lastimando- ¡Por los dioses! ¡Júpiter! -Se inclino hacia el tomándole las manos sintiendo como su estruendoso corazón latía y latía con insistencia letal a través de su pulso, temió por él, temió por su salud.

Júpiter sentía con agonía como su alma era extraída por lo que parecía ser alguna especie de llamado, por un momento sintió que todo acabo, el dolor y la angustia, miro al frente logrando visualizar un campo de césped verde brillante bien cortado y al frente de unas columnas algo desgastadas el cuerpo de una chica delgada y aparentemente frágil.

Camino a ella y pudo notar que aun respiraba. Le sorprendía lo que veía, el sol no lastimaba sus pupilas y alumbraba con belleza su alrededor.

-¡Hey! -Intento tocarla pero no pudo, era como si fuese un fantasma frente a ella- ¿Qué es esto? -Observo sus manos con intriga, no sabía si era una ilusión, no sabía si era alguna magia ilusoria, estaba tan confundido en ese instante que cuando pestañeo no se dio cuenta que estaba de nuevo junto a su amiga, esta tenía lágrimas en el rostro e intentaba curarlo, sonrió alejando sus manos y luego se levanto respirando con dulzura el aire, el dolor había desaparecido al igual que la imagen que tuvo al frente.