RECUERDOS ANULADOS
Juno se había limitado a no preguntar nada. Comenzaba a hacerse la idea de que sus recuerdos jamás regresarían.
Esa noche parecía no tener sueño así que decidió bajar a la planta de abajo y hacer algo de limpieza. Quizás el cansancio le ganara un poco de calma y así de sueño.
Limpió la cocina, dejando cada mesa, estante y mesón sin un rastro de polvo. Luego fue a la sala, allí limpio los muebles y también las repisas. Aquella cabaña era hermosa, su estructura era de madera solida y brillante, había hermosos retratos hecho a mano de una familia que quizás nunca conocería y eso le hizo cuestionarse sobre la suya.
¿Dónde estarían? ¿La estarían buscando? ¿Tendría al menos una a la cual volver?
Cuando termino todo abajo se dio cuenta de que seguía sin sueño y el reloj indicaba que faltaban aun para el amanecer.
Salió con cautela al patio, por suerte la puerta no hizo ningún tipo de sonido. Observo el hermoso jardín que rodeaba la propiedad y luego el bosque que se alzaba a lo alto sin piedad, no sabía cuántos metros podrían medir alguno de esos altos robles pero de seguro eran muchos. Limpio el pequeño porche y luego observo de reojo la pequeña habitación apartada que usaba el mago de luz como consultorio. Aun no había sido reparada así que la mayor parte de ella estaba quemada, camino hasta allí y se encontró con un camino gris, seguramente la ceniza que por culpa del viento viajaba al exterior.
Extendió su mano hasta tocar lo que quedaba de la puerta, la tuvo que empujar para así forzar su entrada, una vez dentro el polvo se hizo presente y aquel olor ahumado característico del fuego apagado. Tapo su nariz con rapidez pero aun así estornudo dos veces provocando mas polvo a su alrededor. Dio unos pasos más al interior intentando alejarse de aquellas mesas para así evitar más polvillo, retrocedió luego al sentir como algo se enredaba en sus pies, sintió miedo pero no era más que raíces que comenzaban a brotar en el interior. Como era posible que a tan pocos días crecieran de esa forma, se agacho para observarla y entonces un ruido en la parte más oscura le atrajo de inmediato.
-¿Quién anda allí? –Sintió como su corazón latía rápidamente del miedo, se levanto sintiéndose a la defensiva, no dejaba de observar aquella oscura pieza mientras caminaba poco a poco para alcanzar la puerta- ¿Hola?
Seguía sin encontrar repuesta, cuando estuvo a punto de salir el ruido de algo cayéndose la asusto a más no poder, se tapo el rostro y grito aterrorizada. Cuando al fin tomo la valentía de mirar que había sido aquello observo como un gato blanco de ojos brillantes le miraba con atención.
-¡Qué lindo! ¿Te asuste? –El animal ladeo un poco su rostro y ella le sonrió- Ven gatito, gatito... ¿Tienes hambre?
Su voz era melosa, siempre había tenido ese tono dulce y encantador, no solo era su belleza exótica lo que cautivaba sino su propio ser: amable, cariñosa, dulce, inocente, delicada, frágil...
-¿Qué haces aquí? –Aquella voz sí que la tomo por sorpresa, se giro a ver su dueño y casi tembló de miedo.
Nunca creyó que su salida al exterior le produjera tanto terror junto. Cuando calmo su susto pudo ver la sonrisa de satisfacción que mostraba aquel chico.
-Eres muy malo Baco, casi me matas del susto –Su mano seguía en su pecho y el nombrado no puedo evitar soltar una carcajada- Ya basta, de verdad me duele el pecho.
-Tranquila, si no moriste antes ya no lo harás –Su sonrisa era contagiosa, realmente era diferente a su hermano.
-¿Y cómo sabias que estaba aquí? –Pregunto con inocencia.
-Te escuche todo el tiempo, estaba estudiando anatomía cuando te sentí caminar hacia acá, decidí no seguirte para respetar tu espacio pero cuando gritaste como niña... -Le observo con atención y ella solo pudo arrugar un poco su frente- Cierto, eres una niña.
-No lo soy –Le dijo defendiéndose.
-Para mí lo eres y punto –Observo como el gato se acerco a los pies de ella y cuando la toco la hizo saltar del susto robándole otra risa- Lo vez, eres una niña miedosa.
-No me lo esperaba, solo me sorprendió –Se doblo para tomar al animalito- ¿De dónde será?
-¿Cómo que de donde? De la naturaleza, ese es su hogar –Le dijo sin mucho interés.
-¿Qué? Nadie cuida de ellos –Observo como el animalito se dejaba acariciar.
-No, de hecho es extraño que este aquí y se deje tomar por ti –Aquella manera domestica de actuar el animal le sorprendía.
-Pero ¿Y si enferman? ¿Por qué nadie los cuida?
-Porque ellos son libres, nosotros no podemos usarlos como... -La miro con más admiración- Juno ¿Por qué crees que ellos deberían vivir con nosotros y nosotros deberíamos cuidarlos?
-Porque ellos son muy pequeños, no pueden hablar y... -Trago saliva al sentir aquella sensación de nuevo, era como si fuera parte de sus recuerdos los cuales se negaban a volver- Son mascotas.
-¿Mascotas? –Pregunto con mucho mas interés, ella dejo en el suelo al animalito el cual corrió tras de un árbol, mas no se alejaba. Era como si su instinto le advirtiera de algo.
-Sí, animales que cuidamos y amamos, que protegemos –Coloco las manos en su cabeza, las punzadas eran dolorosas, como si su cerebro fuese a estallar por el esfuerzo de recordar.
-¿Estás bien Juno? –Pregunto Baco mientras se acercaba a ella, pero la respuesta de la rubia fue extender su mano al frente para pedirle que se mantuviera lejos- Te veo pálida ¿Te sientes bien?
Juno respiraba esforzadamente, el dolor la corroía desde lo más profundo de su ser y entonces una luz la dejo casi ciega. Tapo sus ojos sintiendo el ardor en su cabeza, cuando aquella luz se disipo pudo ver una casa distinta de las que había visto, era la especie de una cocina, su empotrado era de acero inoxidable y madera blanca. Había una nevera de dos puertas y una cocina algo grande, un lavaplatos hermoso y varias vitrinas y repisas. Sobre lo que parecía ser un mesón estaba puesto un jarrón de jugo de naranja, dos vasos de vidrio y un cartón de leche, también una canasta llena de frutas rojas y verdes, las reconocía, eran manzanas pero en donde estaba ahora no las había. Había un cachorro gris con negro moviendo su cola con rapidez mientras una castaña le servía la leche en un tazón que decía Ceniza.
-¿De verdad tomaras esa carrera? –Le preguntaba a quien fuese que tuviera al frente.
-Sí, me encanta la historia y deseo saber de ella –Le respondió alguien, casualmente reconocía esa voz.
-Si es lo que deseas te apoyo –La muchacha le sonrió y coloco el tazón en el suelo donde aquel cachorro la tomo sin pensarlo- Sabes me pintare el cabello.
-¿Ah sí?
-Sí, me lo teñiré de rubio para que se parezca al tuyo. Así seremos como hermanas –Ambas personas que estaban en aquella habitación rieron mientras que la de cabello oscuro se acercaba a donde se suponía que observaba todo.
-Siempre seremos hermanas Mariangel, llevemos el color de cabello que sea, la ropa que queramos y donde sea que estemos estarás en mis mejores recuerdos y eso es lo que te hace parte única y especial en mi vida –La muchacha extendió sus brazos y la abrazo, aquella acción hizo que retrocediera y entonces pudo percibir como si de una película fuera la imagen.
Era ella.
Era como si su cuerpo permaneciera en ese abrazo y su alma se hubiese trasladado, como un recuerdo que quizás pertenecía a su verdadero yo.
Luego de eso todo se volvió negro.
*****
ARRIBA LES DEJO ANEXO A QUIEN IMAGINO COMO MARIANGEL
GRACIAS POR SEGUIR MI HISTORIA, ESPERO LES ESTE GUSTANDO
BESOS Y ABRAZOS
OXOXOXO
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HUMANA
General FictionLa historia es parte elemental de nuestras vidas. No hay civilización que escape de ella. Lucy White tenía una vida normal, era buena hija, buena amiga, buena estudiante y con grandes y ambisiosos sueños, hasta que cayo en otro mundo olvidando sus...