UN NUEVO NOMBRE
La sonrisa del chico que tenía al frente le envío una sensación de miedo, e incluso aun más cuando vio por su cuello una marca oscura que se extendía a su pecho.
Dio unos pasos hacia atrás sin perder de vista los movimientos de aquel ser, realmente se sentía fuera de lugar, no recordaba nada de su pasado y aun así percibía que no debía confiar en aquel hombre.
-Tal parece que se les escapaba esta hermosa conejita -De inmediato la chica volteo su cuerpo al percatarse de que se lo decía a alguien más, Júpiter mostro una sonrisa incrédula y Apolo se tenso de inmediato.
-Mer... Mer... -Algo quería pronunciar pero no podía. Le era difícil hacerlo. Si alguien sabia sobre la muchacha seguramente estaría perdido.
-¿Y quién es? -No podía dejar de deleitarse con tan hermoso espécimen, Juliet bufo internamente al darse cuenta de que la rubia tenía cierto imán que atraía la atención, un problema grave para todos.
-Es mi... -Dudo un poco en su respuesta- Prima -Júpiter libero una gran carcajada ante aquella declaración y Apolo suspiro de alivio.
-Mucho gusto prima de Juliet... ¿Cómo es tú...? -Los ojos del rubio se cerraron un poco en vista de que no sabía el nombre de la chica.
-¡Juno!-Grito Juliet al ver que nadie decía nada. La rubia que no sabía su nombre abrió sus labios un poco pero en cuestión de segundo los volvió a cerrar.
¿Sería ese su verdadero nombre? ¿O acaso mentían? De ser así ¿Por qué lo hacían?
-¿Juno? -Repitió incrédulo el caballero frente a ella y entonces asintió, adoptando como suyo aquel nombre- Es un nombre hermoso como su portadora.
Aquello robo una sonrisa de la rubia que de inmediato fue jalada por su supuesta prima. Apolo las vio alejarse y se acerco al recién llegado visitante.
-¿Ha sucedido algo? -Pregunto de inmediato el dueño de la cabaña.
-Sí y es muy grave -Observo de reojo a Júpiter- Confió en que serán discretos con los que les informare.
-Saben que me da igual estar en la conversación o irme -El dios temido por aquel pequeño reino hablo con rencor, realmente odiaba ese trato hacia él.
-Se rumora una guerra -Ambos seres abrieron los ojos con impresión plasmada en ellos- Al parecer dos de las piedras filosofal de tu padre fueron robadas.
-No las tengo si es lo que creen. Yo sé fabricar las mías y no me interesa hacerlo. Esas cosas solo traen problemas -Dijo de inmediato el heredero de Nicolas Flamel, alquimista y creador de las piedras.
-Pero eso no lo sabe el consejo. Debes irte o te juzgaran por ello -Respondió Mercurio.
-¿Y cuál es la otra teoría? Porque según tu semblante algo mas hay -Pregunto Apolo absorto por aquel acontecimiento.
-Dicen que alguien de la nueva jerarquía las tomo con el fin de llamar a la guerra. No es de extrañarse debido a los logros del pasado.
-Al menos me queda el consuelo de no haber perdido mucho en aquella bendita institución. Son todos tan hipócritas. Traicionarse internamente ¿A quién se le ocurre eso? -Dijo Júpiter con asco.
-Es lo que no sabemos. Nos van convocar a declarar. Si no hayan respuestas suspenderán la ceremonia del ascenso* -La seguridad que dominaba el rostro de aquel hombre era la clave para comprender que era grave.
-Debemos llamar a Juliet, ella debe tener cuidado, si plantea su inscripción ahora seria...
-Luego le dicen -Mercurio interrumpió al mago de luz para mirar a Júpiter- Esa chica ¿Asiste a la academia?
-No. Yo le enseño todo -Dijo Apolo a la defensiva.
-Sabes que es ilegal, ya tiene edad para hacerlo. Inscríbanla antes de que el consejo se cizañe con ustedes.
-No es buena idea -Dijo Juliet mientras caminaba hacia ellos.
-¿Por qué? -Pregunto el rubio sin despegar la mirada de la rubia que se aferraba a ella.
-Porque Júpiter la ha golpeado con un hechizo de redención en juego y se le paso la mano -Júpiter miro con nerviosismo a Mercurio y este lo escrudiño por completo- Y como podrás notar no está en toda su conciencia lo que dice o hace. Ha perdido la memoria y Apolo no ha podido solucionarlo.
-¿Es eso cierto? -Suspiro- Es grave. Júpiter tus juegos se salen de control cada día. Espero que sea pasajero o si no le abras arruinado la vida a la pobre -La rubia, ahora llamada Juno no entendía nada de lo que hablaban <<magia, redención, juegos, academia...>> ¿Qué era todo eso?
-Yo lo siento mucho, pensé que lo esquivaría -Bajo su mirada tratando de no brincarle encima a Juliet por decir semejante locura, pero al menos le daba credibilidad a la pérdida de memoria de la extraña muchacha.
Luego de aquel encuentro Mercurio se fue satisfecho de saber que sus viejos amigos estarían bien y advertidos, debido a su dura crianza habían roto lazos cuando apenas eran unos niños, mas aun así les consideraba los mejores amigos que pudo tener, leales y valiente, conocía las habilidades de cada uno y no dudaría jamás en ellos, mas aquella chica le dio cierta curiosidad, luego se daría el tiempo de estudiarla. Sonrió mientras caminaba a la institución donde aun cursaban para lograr el título definitivo en sus artes, y por supuesto para tomar el lugar de sus progenitores, luego de aquella ceremonia podrían contraer matrimonio y aunque él no tenía una chica en mente para entonces, aquella rubia de ojos grises le llamo mucho la atención.
-Quiero conocerla... -Murmuraba a medida que acariciaba las ramas de los arboles que descendían a su alrededor, era como si su simple presencia las estimulara.
Júpiter se fue casi arrastrado por Juliet y Apolo pudo conversar con la chica hasta que la media noche planto a la segunda luna a mitad del cielo. Apolo amable como era le prometió enseñarle lo necesario al otro día y ella con tal de no arriesgar a aquellos que la cuidaban acepto alegremente.
Quería saber más de ellos, como ellos de ella.
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Ceremonia Del Ascenso: Es cuando finalmente un mago/hechicero asciende al control de su familia/apellido.
ESPERO QUE ESTE CAPITULO LES GUSTE.
ARRIBA LES DEJO ANEXO LA FOTO DEL SEXY DE MERCURIO
BESOS Y ABRAZOS
OXOXOXOXO
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HUMANA
General FictionLa historia es parte elemental de nuestras vidas. No hay civilización que escape de ella. Lucy White tenía una vida normal, era buena hija, buena amiga, buena estudiante y con grandes y ambisiosos sueños, hasta que cayo en otro mundo olvidando sus...