XIV

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VULCANO

La mañana paso lo más rápido que pudo, Juno no entendía nada de sus tareas y por eso Mercurio se comprometió a ayudarlas con ella. Juliet por su parte tuvo que abandonar la institución más temprano de lo habitual, su padre tenía una reunión familiar muy importante y por lo cual ella no podía escapar de aquella absurda reunión.

Mercurio se dedico a darle las formulas necesarias para resolver aquellos dilemas químicos pero ciertamente no se le daba muy bien aquello de la alquimia.

-Realmente eres mala para esto Juno –Decía el muchacho a medida que revisaba las formulas usada y los problemas resueltos. Todo erróneo. Ella tenía una manera de usar una regla de tres que ni él comprendía- Nunca había visto esta manera de resolver el dilema, pero la respuesta final es la misma. No comprendo porque. Esta mal pero te da el final correcto.

Lucy dejo que el chico siguiera evaluando su cuaderno de notas mientras observaba como la rubia que se sentaba al lado de su compañero misterioso y de ojos místicos se acercaba a un grupo grande de chicos jugando rugby. La muchacha le sonrió de forma coqueta al grupo y luego le entrego algo al que parecía ser el líder. Nuevamente sonrió para alejarse de ellos moviendo de forma provocativa su cuerpo pero no sin antes mirarla, una vez que sus ojos azules chocaron con sus grises orbes la sonrisa se desvaneció, algo en ella le decía que la odiaba.

A los cinco minutos el grupo de jugadores había iniciado una contienda, mas parecía una lucha actuada, pero aun así Mercurio dejo a un lado la libreta de ella y corrió a donde estaba el alboroto, con su autocontrol logro separar a los chicos y supuso por su aspecto serio que les estaba reprendiendo. Como asistente de la directora y del grupo menor de la institución, su deber era mantener el orden en ellos.

-Que extraño problema –Escucho atrás de ella y no pudo evitar levantarse con miedo de la banca. Juliet y Mercurio en repetidas ocasiones le dijeron que no debía conversar con nadie, mientras más evitara el contacto con los dioses más posibilidades tendría de sobrevivir con ellos- Eres mala para la química, lo cual me recuerda que yo sé mucho sobre ella ¿Quieres mi ayuda?

-No. No gracias –Le respondió de manera dulce pero igual esquivante.

-Ups... Has golpeado mi orgullo –Coloco su mano junto con el cuaderno en su pecho- Solo quería ser tu amigo –Le dijo regalándole otra de esas sonrisas sínicas de las cuales comenzaba a sentir costumbre.

-Lo siento pero Mercurio es mi tutor *Mentira* Ya no necesito la ayuda de nadie más –Observo como el muchacho extendía su mano al frente de forma de presentación.

-Soy Vulcano. De la tribu Escarlata. Un gusto conocerte –Le volvió a sonreír, Juno ya sabía identificar en quien confiar, y el simple nombre del chico le daba desconfianza.

-Soy Juno... De la tribu... Esmeralda –Otra mentira mas, tuvo que observar al piso para poderla decir con naturalidad.

-Sí, lo supuse. Eres prima de Juliet. Ella es muy... -Se quedo pensativo mientras se sentaba en la banca a estudiar aquel problema que había resuelto- Difícil.

No sabía si hablaba de la chica o del problema.

-Si –Solo respondió aquello buscando con la mirada a Mercurio, el cual aun no regresaba de lo que parecía ser la dirección.

-Entonces Juno ¿Quieres que te ayude? –Le dijo rozando con sus labios la libreta.

-No hace falta de verdad, estoy bien. Mercurio ya me está ayudando –Como pudo se armo de valor y le arrebato su pertenencia.

-Entiendo –Se levanto admitiendo su derrota en aquel encuentro mas no la perdida de la batalla- Espero podamos ser amigos.

-Yo creo que con tu amiguita ya tienes suficiente –Le dijo señalándole a un extremo de la institución donde Venus observaba con una supuesta cautela, Vulcano tuvo que ignorar aquello para sonreírle a Juno- Ella parece odiarme sin razones.

-Mi hermana es así. Ella odia a todo el mundo –Le sonrió de manera coqueta acercándose a ella de manera peligrosa, con una mirada, un gesto en su rostro que le decía que aquello estaba mal- Aquí entre nos –Le susurro mientras observaba el pasillo que daba a la oficina, Mercurio parecía venir apresurado- También se odia a sí misma.

Se aparto de ella con fingida inocencia y la rubia no podía evitar sentir su corazón apresurado, ese chico le daba miedo, un miedo anormal.

-Vulcano que gusto verte –Le dijo Mercurio una vez estuvo al lado de Juno, la tomo por los hombros y la apego a su lado, indicándole que él la estaba protegiendo- Y sabes porque lo digo.

-También me complace verte –Ni siquiera se esforzó por sonreírle, su odio era casi natural, si nacías en la tribu escarlata estabas destinado a sentir rencor por la tribu esmeralda, podían soportar a los magos de luz, pero no a ellos.

-Lo sé ¿Y qué haces aquí? –Le dijo sin disimular su tosquedad.

-La academia es Libre Mercurio, que tú seas asistente de Minerva no te hace dueño del lugar –Comenzó a caminar retirándose de ellos- Nos vemos en clases Juno.

Mercurio sonreía como si aquello no hubiese ocurrido hasta que lo supo lejos, en ese instante se giro tomando de forma paranoica a la muchacha.

-Debes alejarte de él. De ellos –Ella le miro con miedo y supo que estaba exagerando su actitud- Perdóname Juno, pero son peligrosos. Solo obedéceme, no necesitas conocerlos.

-Yo no deseo conocerlos. Ni siquiera se quienes son –Le dijo mirando al suelo.

-Lo sé, por eso mismo te advierto que son peligrosos –Ella le miro esperando conocer el porqué lo eran- No preguntes, solo hazme caso. No puedo hablar de ellos. Está prohibido.

De eso no volvieron a hablar, ellos continuaron con su día e incluso se retiraron a sus hogares, pero Vulcano tenía la idea sembrada en su mente. Quería saber quién era la chica. Quería saber él porque todos la protegían y mentían por ella.

-Venus –Dijo sin dejar de mirar el cielo por su ventana- ¿Quién es la chica?

-No lo sé Vu –Él muchacho frunció su ceño ante aquel apodo observándola de reojo, a veces la odiaba a morir- Pero no es de este mundo y tiene una energía en su interior distinta a las del Olimpo.

-¿Podría obtenerla?

-Con tomar su sangre no podrás sacar aquella fuente pura, no es como nuestra magia. De hecho no es magia –Le miro con recelo en sus ojos- Parece un alma.

Y solo basto eso para que Vulcano sonriera nuevamente y mirara al cielo, si aquella chica no quería ser su amiga, entonces sería su enemiga. Las almas no existían, solo los humanos la poseían y si es que esos seres de verdad existían. Pobre, le esperaba un futuro infierno.

-Entonces será mía –Murmuro lo más bajo que pudo pero aun así su hermana pudo oírlo.

A ella le molestaba la chica y no descansaría hasta verla hundida en la vergüenza, en la miseria y en la depresión.


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Y AQUI OTRO CAPITULO MAS. ¿QUE TAL VAN LAS COSAS?

ARRIBA LES DEJE ANEXO A QUIEN USARE COMO VULCANO





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