Había una vez, una estrella.
La estrella iluminaba la bóveda nocturna.
Camuflada entre sus hermanas, perdida entre la oscuridad, allí estaba ella.
Una simple estrella.
A veces se la podía reconocer,
"La Sublime", la llamaron.
En sus memorias quedaba guardada, aquella estrella.
Su brillo y su luz permanecían en el cielo.
Y aunque ella muriera,
Seguía su destello.
Y aunque estuviera lejos,
Seguía siendo un bonito recuerdo.
Lo mismo pasaría, si te pierdo.
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