Había una vez, un espejo.
Siempre veía a la misma chica, cómo se arreglaba delante de él.
Un día, se enamoró.
No supo cómo, sólo pasó.
Pero la chica no se percató.
El espejo era feliz, hasta que se dio cuenta
De que por mucho que intentara
La chica, su amada
Nunca podría fijarse en él.
Nunca podrían estar juntos.
Pues el espejo era sólo un reflejo de lo que la chica sentía.