capitulo 35

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Capítulo 35

entre todas y cada una de las clases, puse atención en todas, pero hubo unas en particular que me daba pavor: literatura. Aun no era lo suficientemente valiente para enfrentarme a la mirada de Robert, a ver sus ojos azules con ese toque de decepción. Lo unció que pude hacer fue irme a los campos de futbol y verme en la necesidad de jugar en mi celular. Estaba pasando el nivel cinco de Candy crush, cuando un mensaje interrumpió toda mi concentración.

"este es mi nuevo teléfono. Llámame cuando lo necesites, estoy las 24 horas siempre para ti. Te quiero Joaquín".

Una sonrisa se dibujó en todo mi rostro. Abrí el mensaje y lo respondí.

"te quiero también"

Supuse que me lo contestaría, pero en lugar de eso, me llamó. Contesté y empezamos a hablar.

-¿estas ocupada? -pregunto en un susurro.

-no. Acabo de saltarme la clase de química -mentí. No quería que se diera cuanta que me daba algo de pena mostrarme a Robert después de nuestra relación.

-¿tienes alguna otra clase después? -le preguntó.

-ciencias sociales, pero pensaba saltármela a que en su clase nunca hacemos nada -admití.

-¿quieres salir a comer conmigo? Tengo dos horas de descanso y después tengo una reunión.

-me encantaría -dije con tono coqueto.

-¿te veo en la entrada?

-mejor en mi casa... iré a cambiarme -le sonreí al teléfono y empecé a tomar mis cosas para largarme de la escuela.

-ahí te veo, dulzura. Te quiero.

-también te quiero.

.................

Después de una hora mas o menos, Joaquín había pasado por mi en su flamante Audi.

Llevaba un traje gris que le quedaba realmente impresionante, a penas y me cubria el muslo, pero fue lo único que pude encontrar en todo mi armario.

Cuando llegamos al restaurante, Joaquín me tomó de la mano y no dejo de plantar besos en mi frente y en mis labios. Cada que podía me tomaba del rostro y me daba un largo y delicado beso, que, aunque no fuera cine por ciento tímido, lo era para mi.

-por favor, pasan -dijo el mesero que nos iba a llevar a nuestra mesa.

Joaquín había pedido mesa en un lugar mu privado, donde nadie nos viera ni nos escuchara, y lo complacieron. Nos sentaron en un cuarto aparte de donde estaban todos. Solo íbamos a ser Joaquín, el mesero, la "comida" y yo. Y eso, supongo que Joaquín podría toda la comida y pediría que el mesero no regresará mas. Me ente en la silla de terciopelo rojo y espere a que Joaquín también se sentara enfrente de mi.

-¿desean algo de tomar? -dijo el mesero.

-una botella del mejor vino tinto que tenga -ordenó Joaquín sin quitarme la mirada de encima.

-enseguida.

El mesero se retiró y quedamos solos un rato.

-no había podido decírtelo, pero con ese vestido se te ve un culazo espectacular -dijo Joaquín tan bajito que a penas y pude alcanzar a escuchar.

Le sonreí y pateé su pierna.

-Auch.

Solté una risita.

El mesero trajo la botella de vino y dos copas de cristal para servir el líquido rojizo dentro de ellas. Joaquín tomo la suya y saboreaba el vino dentro de su boca.

Le dedique una sonrisa y le arremate la copa para llevármela a la boca. El líquido rojo se vertió por todo mi esófago y llego a mi estómago. Su sabor era dulce y s eco, sabía tan deliciosamente bien que dolía.

-delicioso -susurre. Joaquín lamio sus labios y asintió con la cabeza.

El mesero sirvió vino en mi copa y después en la de Joaquín.

-¿Qué desean de comer? -pregunto el mesero refiriéndose más que nada a Joaquín.

-comeremos un Puccini de salmón junto con un pescado blanco a las brasas, por favor.

-¿desea que sea al centro, señor?

-por favor.

El mesero asintió con la cabeza y se retiró.

-¿puedes decirme porque cambiaste tu numero? -me acerque a Joaquín sobre la mesa y enarque la ceja mostrando interés.

-¿Por qué no?

Alce mi ceja y lo amenace con la mirada.

-ven aquí -dijo mientras que con su mano le daba palmaditas a su muslo para que me sentara ahí.

Me levante de mi silla y me dirigí a su posición. Me senté en su pierna y lo abrace por el cuello mientras que el me agarrada de las piernas para no caerme.

-¿sabías que mi cuerpo ya no reacciona a otro cuerpo que no sea el tuyo? -admitió.

-¿hablas enserio?

-muy enserio. Antes de que fuéramos novios, mantenías relaciones con otras mujeres.

Mi amigo respondía muy bien, pero ahora no lo hace, siento ese sentimiento horrible de culpa, porque me gustas, me gustas mucho caro.

Cuando escuche eso salir de los labios de Joaquín sentí que el mundo ahora tenía sentido, que ahora valía la pena saltarme las clases para verlo, para estar aunque fuese unas horas con él. Lo valían de verdad.

-también te quiero. -escondí mi rostro en su cuello y olí su perfume.

-también te quiero.

Me alejo de su cuello y me puso frente a él, me tomó del montón y me beso tan delicadamente que un cosquilleo recorrió todo mi estómago. El beso continuó.

Mis labios pellizcaban los suyos de una manera realmente exquisita, su boca se abría ante la mía y su lengua desean entrar poco a poco en mi boca ara juguetear con nuestras dentaduras. Lamí su labio inferior y sentí como su mano fue bajando lentamente hasta el hueco que había entre mis piernas.

Levanto un poco el vestido y busco desesperadamente mis bragas.

-hey, estamos en un lugar público -susurre en su oído.

-¿y eso que tiene?

-¿quieres hacerlo aquí?

-contigo lo hago donde sea caro.

Espero que les guste!!!


Mi instructor (Jarolina) ÑTERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora