capitulo 36

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Capítulo 36

Después de haber comido el platillo principal, Joaquín pidió un postre realmente delicioso. Lo comimos entre risas y miradas coquetas que nos contestábamos cada que podíamos. Cunado comíamos el postre, Joaquín le pidió al camarero que nadie pasara a donde nosotros estábamos en lo que terminábamos el postre y el mismo lo llamaría para pagar la cuenta. El mesero aceptó y simplemente nos dejó a solas.

-ven aquí -dijo mientras se levantaba de la silla me ofrecía su mano.

Me levante y acomodé el vestido mientras me acercaba a él y tomaba su mano.

-¿A dónde vamos? -le pregunte cuando noté que nos estábamos acercando a un cuarto.

-estuve preparando esto hace mucho, pesaba decirte que te quería de esta manera, pero te me adelantaste -hizo un puchero y beso mis labios (hay es un tierno me enamore ahr)

-¿yo me adelante? Tú fuiste quien decidió confesarse, amor.

-admitámoslo, no podías sacarme de tu mente -guiñó un ojo. Solté su mano y crucé mis brazos en mi pecho con gesto de indignación. -Ven, vamos, no te enojes, ya verás lo que tengo preparado -dijo mientras me daba un cariñito en el mentón y me tomaba de la cintura.

-¿vas a secuestrarme Ochoa? -empecé a actuar.

-si. Quiero robarte y hacerte cosas que jamás se han inventado.

-¿Cómo qué? -mientras íbamos avanzando, Joaquín se alejaba un poco de mí.

-¿no te imaginas ni un poco?

Cerré los ojos y sentí como el peso del cuerpo de Joaquín me hizo quedar de espaldas pagada a una superficie plana y dura. Abrí los ojos y el brazo de Joaquín estaba recargado sobre de mi en la pared, impidiendo que me alejara de él.

-te daré pista: te quiero hacer mía en este restaurante una vez más.

Mi corazón se puso a latir a mil por hora mientras sentía que mis piernas flaqueaban y temblaban. Tome una bocanada de aire e intenté que no se notara mi nerviosismo.

-¿no te enojes si te digo algo?

-¿Qué? -dijo algo desconcertado.

-mañana empieza mi regla y no quiero sorpresas. Me gustaría que usaras condón solo por hoy -le pedí.

-¿crees que eso me enoja? -pregunto algo ofendido. -acepto que me gusta hacerlo contigo y sin condón, es una sensación nueva y realmente satisfactoria al final, pero también entiendo que quieras cuidarte; tengo 25 años.

-perdón -baje la mirada.

-no, no te disculpes, ahora eres mi niña y no puedes pedir disculpas cada que sientas que hiciste algo mal.

Asentí con la cabeza. Le sonreí y me acerque a él para besar sus labios nuevamente.

Su beso junto con sus caricias me hizo caer rápidamente en el juego que acababa de arrancar. Tomo mi pelo en su mano y me beso el cuello bajando a través de mi escote y haciendo que sintiera como mi feminidad se iba mojando poco a poco.

Solté un gemido y deje que Joaquín hiciera lo que tenía hacer.

-¿crees que tu madre me odie si te llevo muy lejos de aquí? -pregunto aun con los labios pegados a mi cuello.

-tengo dieciocho. No necesito pedirle permiso a mi madre de nada.

Besé su cuello y vi cómo se estremeció discretamente.

-entonces adelántate si quieres al auto. Yo me quedo a pagar. Te llevaré tan lejos como pueda. Quiero hacer algo diferente contigo -le dio un toquecito a mi mentón para luego hacer que mi cabeza subiera un poco y besarme suavemente los labios.

-te espero en el auto -dije mientras me acercaba a la mesa donde habíamos comido y tomaba mi bolso.

Salí de la zona reservada para Joaquín y para mí y me enfrenté a una enorme multitud. Miré el reloj de mi celular. Marcada las 5 de la tarde a penas. Me quedé perpleja. Baje las escaleras del restaurante para llegar al piso principal. Mientras caminaba, tropecé con el pie de alguien. Me di la vuelta para pedir disculpas.

-Oh, como lo lamento.

-ah, no te preocupes, fue mi cul... interrumpió oración al mismo tiempo que yo abrí los ojos como platos y me quedé mirándolo sorprendida.

-¿caro?

-Estive, ¿cierto? -adiviné. -no sabes cómo lamento que cada que nos encontremos tengo que ser por culpa de mi torpeza. (él es el que ayudo a caro cuando estaba borracha en la oficina de Joako)

-ah, qué va, la verdad es que agradezco ser golpeado siempre por una mujer tan guapa como tú -guiño un ojo. Sentí como el color subía por mis mejillas.

-¿Qué haces aquí? -le pregunté amablemente.

-junta de trabajo -hizo una mueca. -¡cuidado! -exclamó.

Su mano viajó a mi cintura y me jaló hacia él evitando que una charola llena de comida me cayera encima.

-gracias -le agradecí alejándome de su incomodo agarre. Era incomodo porque me había causado un cosquilleo en el estómago.

-no hay de que -bajo la mirada a su traje acomodando lo que estuviera fuera de lugar. -Tengo que irme, ojala y otro día podamos convivir sin necesitar de golpes -rio. -Nos vemos luego -dijo alejándose.

Me despedí de Estive y salí disparada al parking para pedir el Audi plata de Joaquín.

El carro flamante había llamado la atención de muchos cuando lo habían traído al lugar de entrega.

Un chico me dio las llaves y me abrió la puerta del conductor para que entrara.

Lo hice y manejé hacia adelante para después acomodarme en un espacio vacío enfrente de un callejón.

A lo lejos pude ver a Joaquín saludando a varias personas (la mayoría mujeres) pero señalando su auto a lo lejos.

Tal vez les haya dicho que su novia lo estaba esperando.

-¿manejas tú o manejo yo? -me sorprendió.

-mejor maneja tú.

-déjame pasar, nena.

Me bajé del lugar del piloto y el cuerpo de Joaquín me acorraló. Me sonrió pícaramente y me dio un beso suave y breve antes de que me acompañara al otro lado del auto para abrirme la puerta y que subiera al asiento del copiloto.

-por favor -dijo abriendo la puerta.

Hice una reverencia y me metí al auto. Seguido de eso, Joaquín hizo lo mismo.

-¿A dónde me llevaras? -le pregunté curiosa.

-ya verás.

nIu


Mi instructor (Jarolina) ÑTERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora