𝐔𝐋𝐓𝐑𝐀𝐕𝐈𝐎𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄
❝¿Podrías dejar de mirarme como si estuviera loca?❞
𝐃awn Grey era una de tantas mentes brillantes - pero ella no era una persona normal: si no una mutante. Una telépata con el poder de controlar ca...
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DAWN GREY MIRABA ATENTAMENTE COMO CHARLES XAVIER IBA DE UN LADO AL OTRO CON SU SILLA DE RUEDAS. La rubia fresa sabía que el telepata estaba enojado con ella y no lo culpaba. Tenía una y mil razones para estar enfadado con ella. Dawn se mantuvo en silencio mientras que Charles intentaba razonar el porqué de sus acciones y se giró para mirarla, con los brazos cruzados en el pecho y dijo—Bien, dijiste que tenías una buena explicación—Dawn asintió lentamente—. Soy todo oído.
Dawn, sinceramente, no sabía cómo decirle la verdad. No es que le gustara mentirle, le parecía fatal hacerlo, pero eso lo estresaría más. La rubia fresa abrió la boca para decir algo pero las palabras no le salieron. Sin embargo, sabía que Charles quería obtener respuestas y ella, siendo completamente honesta y fiel a su amado, se las daría. No sabía lo que pasaría después de eso, pero debía intentar.
—De acuerdo...Últimamente no he podido dormir bien porque, ya sabes, siempre hay algo que perturba mis sueños—declaró ella cruzando las piernas—. Y el hecho es que la persona que perturba esos sueños es mi hermano: Jayden.
Charles se acercó rápidamente con la silla de ruedas y se colocó frente a ella, Dawn miró sus orbes azules en los cuales distinguía la preocupación. Pero la dejó proseguir—Supe que él estaba vivo y...por esa razón decidí buscarlo—continuó, intentando ser lo más honesta posible—. Está en Vietnam, en el ejército de los Estados Unidos. Y debo...debo ir a buscarlo.
Xavier alzó su mano para acariciar la mejilla pálida de la rubia fresa. Era un toque suave y cálido, cosa que no le extrañó a Dawn en absoluto, ya se sentía tan familiarizada con ello que le agradaba. Sabía que Charles tenía un lado comprensivo y le dejaría ir, pero también tenía un lado sobreprotector con ella—que aumentó después del incidente de Cuba—y eso no le permitiría ir a buscar a Jayden.
—Dawn, te creo—respondió Charles sacándole de sus pensamientos—. Pero es demasiado peligroso para ti.
—Estaré bien, Charles—replicó ella, intentando de ocultar su indignación—. ¡Puedo hacerlo!
—Por favor, cielo. Lo último que no deseo es perderte.
Dawn no entendía el porqué, pero supo que Charles se estaba dejando ganar por su lado sobreprotector y eso le molestaba. Pero por otra parte, le parecía tierno. La rubia fresa miró hacia otro lado y dijo—A veces me pregunto por qué no confías en mis habilidades.
Charles se quedó en silencio y Dawn volvió a mirarle con sus ojos verdes. Supo que se había excedido en sus palabras y por un momento se sintió culpable—Charles, lo siento—replicó levantándose, pero el ojiazul posó una mano en su cintura, deteniéndola.