Me disculpo por la molestia con Dante, él dice que no fue nada y cuelgo. Sé que soy grosera pero es lo que menos me importa en ese momento. Acabo de destrozarme. Destroce a Justin y eso me destroza a mí. Me visto y trato de olvidar todo lo sucedido, los besos y caricias de Justin y aquellos jadeos reprimidos. Un poco más de él y hubiera quedado extasiada de nuevo. Su cercanía me afecta considerablemente, pierdo la razón a su lado y me maldigo por ello. Tomo mi laptop y me conecto en Facebook, tengo vario tiempo sin revisar mis mensajes. Rápidamente Kevin me saluda y lo saludo de vuelta. Segundos después mi celular está sonando y su foto aparece en la pantalla. - ¿Qué se te ofrece? -cuestiono a contestar. - No seas tan mala -me contesta Kevin decaído. Me siento toda una perra. - Lo siento -murmuro tratando de aligerar la situación- es solo que no me siento en mi mejor momento -confieso. - Te entiendo, me pasa lo mismo ¿cómo te fue hoy? -está interesado. Siempre lo ha estado cuando a mí concierna.
Suspiro.
- ¿Cómo crees? -me mofo. Es obvio que no estoy bien. - Sabes que cuentas conmigo y que si tan solo... - Basta -no quiero que lleguemos a más. - Lo siento, aun me resulta imposible creer que perdí totalmente mi oportunidad -dice y resopla. - Ambos lo hicimos -digo y hablo en serio. Yo perdí mi oportunidad con él por Justin. - ¿Puedo ir a tu casa? Podríamos ver una película y llevaría helado de chocolate. - ¿Para la depresión? -río. Es lo que Kevin siempre decía.
Chocolate para la tristeza y helado de chocolate para la depresión.
- Exacto -dice y accedo.
Después de todo somos mejores amigos y eso no debería verse afectado por nuestra reciente fallida relación. Ninguno de los dos merecería un triste final de esto.
***
Ve voy a dormir con una gran sonrisa en el rostro. Kevin se portó como el Kevin, mejor amigo, de siempre. Fue muy caballeroso e hizo comentarios analíticos durante toda la película mientras embarraba sus palomitas con helado de chocolate, lo más asqueroso que había visto hasta ahora. Se lo dije y se defendió diciendo que eran sus gustos. Y es verdad, en gustos se rompen géneros. Al final nos despedimos y quedo de llamarme al día siguiente y de alguna manera lo estaba deseando. Deseaba que un poco de normalidad volviera a mi vida.
***
- Mi amor -escucho a mamá tocar la puerta- Un tal Dante está en la puerta buscándote.
Mierda. ¿Dante? ¿Qué hace el aquí? Me levanto rápidamente de la cama y corro al baño para lavarme la cara y los dientes, después bajo lo más rápido posible para recibirlo en la entrada. Me sorprendo al verlo. Esta vestido con un pantalón de vestir y una polo. Parpadeo nerviosa, se ve muy guapo.
- Hola -saludo avergonzada al darme cuenta de cómo estará mi apariencia en este instante, justo al lado de él, me acabo de levantar y él esta vestido como para ir a una reunión de trabajo o alguna entrega de premios. - Hola ___(tn)____ -contesta sonriente y me da un beso en la mejilla. Me sonrojo. - ¿Cómo sabes mi dirección? - No es difícil cuando eres yo -dice encogiéndose de hombros y yo me río. - ¿Eres un mafioso o algo así? -me burlo y él sonríe de lado.
Oh, doble mierda. Es tan increíblemente guapo.
- Algo así. De casualidad me topé con el mismo taxista que te trajo a tu casa, le pague algunos dólares extras para que me revelara tu paradero -confiesa- Lo siento, ya me he disculpado antes por mis tendencias al acoso.
No puedo evitar reírme.
- Lo has hecho -concuerdo. - ¿Sería estúpido que pregunte como van las cosas con...? -alza una ceja, medio esperando a que yo conteste. - Justin, su nombre es Justin. Y no te preocupes puedes preguntar o mencionar lo que quieras, quiero olvidarlo lo más antes posible y dicen que cuando hablas de las cosas terminas viéndolas más normal que lo normal, como costumbre -aclaro con una patética sonrisa- Y por lo que te acabo de decir ya sabes la respuesta.
Él sonríe en forma de apoyo y yo asiento. Por un momento todo es silencio.
- Ahora que di con tu casa y probé mi punto ¿podrías invitarme algo de tomar siquiera? -pregunta Dante jugando y yo accedo.
Preparo algunos bocadillos y me ayuda a exprimir naranjas para hacer jugo. Finalmente lo invito a mi habitación para que la conozca y comemos mientras platicamos de cosas simples.
- Me gusta tu habitación -comenta viendo hacia las paredes mientras mastica un pedazo de tostada. - Uhm, gracias -murmuró. - No, en serio... con las cosas que me decías por teléfono pensé que tendrías fustas y látigos por todas las paredes... -se burla y me pongo roja rápidamente. ¿Cómo se atreve? - Ya me disculpe por eso -le recuerdo. - Lo sé -sonríe coqueto- pero me gusta recordártelo -me guiña un ojo y yo me inmuto más. - Te irás al infierno -le lanzo una papá fingiendo estar molesta. - Lo sé -repite y después se ríe al ver lo que le arroje. - ¿Podrías ser más original? -se burla mientras recoge la papá y se la mete a la boca. - ¿Podrías ser más...? -me quedó sin palabras. ¿Podría ser más qué? - ¿Sí? -pregunta él consciente de que no sé qué decir. - Más... -se acerca hacía mí.
Me encuentro medio recostada en la cama y cuando él se mueve por encima de mí no tengo de otra, estoy debajo de él totalmente inmóvil.
- Más... -trato de pensar en algo pero mi mente se ha quedado en blanco.
Dante comienza a acercar su rostro al mío y cada vez nuestros labios están más y más cerca. Por inercia cierro los ojos y espero su beso, pero no llega. Abro los ojos para ver qué sucede y él parece estar debatiendo con él mismo si besarme o no. Así que soy yo la que lo besa. Y él me sigue el juego. Pronto nos encontramos con las respiraciones aceleradas y calor, mucho calor. Lo más conveniente sería deshacernos de la ropa pero ninguno parece decidido a dar el primer paso, después de todo yo aún no tengo muy claro lo que estoy haciendo. Seguimos fundiendo el calor de nuestros labios y él posa sus manos en mi cintura, clavándome los dedos. Mientras yo pongo mis manos detrás de su nuca en busca de más profundidad en el beso. Profundidad que Dante me brinda sin pedir de nuevo. ¿Qué estoy haciendo? Yo amo a Justin, pero... Justin no me ama a mí. Sigo besándolo y Dante decide dar un paso más, comienza a explorar con la palma de su mano izquierda mi vientre plano y sube lentamente hasta llegar a mí...
- ¡¿QUÉ MIERDA PIENSAS QUE ESTAS HACIENDO?! -escuchó un ruido sordo y cuando abro los ojos ya no es Dante quien está frente a mí. Lo único que percibo es el color de su rostro y lo rojo que están sus hermosos ojos. La manera en que respirar me hace creer que está a punto de terminarse todo el oxígeno disponible en la Tierra. Quiero decirle tantas cosas, reclamarle tanto. Pero lo único que puedo hacer es balbucear. - ¿Qué... qué hac... haces aquí, Justin?
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You and me
Teen Fictionuna novela cargada de mucho romanse les aseguro que les encataraaa