capitulo 50

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Esta novela a llegado a su lindo, feo y rraro final no olviden comentar como le apareció y sobre todo votar...

Y quiero reír pero también llorar, porque aún no me creo que a pesar de todo el daño que me ha causado siga amando a Justin y siga anhelando su tacto tanto como ahora.

Me retuerzo bajo su regazo solo para cumplir con el protocolo de una persona atacada, la realidad es que no quiero moverme, solo quiero sentir sus brazos sobre mí.

- Me alegra ver que estas mejor -susurra en mi oído- mucho mejor -ronronea pasando sus manos encima de mis muslos y tiemblo, deseando más de él.

- Por favor -trato de implorar.

- Sería muy tonto de mi parte bebé, lo sabes -se niega a soltarme- He cometido errores por confiar en que te conocía anteriormente, no lo volveré a hacer. No arriesgare nada que tenga que ver contigo de nuevo -recorre mi cuello con sus labios y me retuerzo debajo de él.

Necesito ver su rostro excitado e impaciente como el mío, necesito tocarlo.

- Ahora se linda y coopera conmigo, si lo haces te prometo que esto terminara rápido -dice y de pronto me cuestiono si tratar de huir para que el proceso se alargue y pueda disfrutar más de su cercanía a mi cuerpo expuesto.

Siento como roza sus labios con los míos rápidamente y después se aleja, dejándome sedienta de él. Y lo siguiente que se es que me está cargando en su espalda y de pronto siento frío y se que ha abierto la ventana.

- Si hubieras estado vestida sería más fácil sacarte de aquí -admite- No tendría que perder tiempo tratando de cubrirte con cualquier cosa para que los demás no vean lo que es mío y no estaría prácticamente obligado a hacerte el amor aquí mismo -gruñe y siento tela caer sobre mí, al parecer una sábana.

- Dulce hogar -dice Justin cuando llegamos a las afueras de un bosque. No hemos hablando en todo el camino pero igual ni me ha volteado a ver así que no tenía ser yo la que le hablara, después de todo él fue quién me secuestro y no al revés.

- ¿Dónde estamos? -lo cuestiono cubriéndome lo más posible con la sábana.

- A las afueras de un bosque -responde y me observa como si no fuera obvio, lo miro apacible- quítate eso -señala a la sábana- Te vez mejor sin ello -me guiña un ojo y se baja del auto dirigiéndose hacia mi puerta, me adelanto y salgo antes de que incluso llegue a abrir mi puerta. No es un caballero y lo sé, no necesita aparentarlo.

- ¿Estarás en ese plan para siempre? -me pregunta irritado.

- Pues tú no desistes cuando te digo que me dejes en paz, no tengo porque hacerlo yo -me cruzo de brazos cuidando que la sábana no se caiga.

- De acuerdo, sígueme -me indica y camina hacia una bonita y pequeña cabaña, voy detrás de él descalza.

- Toma mis Supras -dice y comienza a quitárselos.

- No los usare -sentencio- así fueran los últimos zapatos del mundo y la tierra estuviera ardiendo.

- Como quieras -se encoje de hombros y sigue caminando.

Bastardo.

Sigo caminando detrás de él hasta que entramos y agradezco que el camino haya sido corto, de otra manera tendría que haberme tragado mi orgullo y pedirle los Supras, el sol quemaba mis pies y había muchas cosas puntiagudas en el suelo.

La cabaña es muy acogedora, de fuera parecía ser vieja pero desde adentro todo es diferente, los muebles son nuevos y modernos. Tiene la temperatura adecuada y todo parece tan lujoso.

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