Cap. 1. Todo Por Una Herencia.

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Residencia de los Magno.
Es una de las mansiones más prestigiosas del país y también el hogar del más reconocido empresario que comenzó con un pequeño negocio de compra y venta de autos, para convertirse en el más grande de toda América.

La casa cuenta con tres pisos, cada uno con tres recámaras y sus respectivos baños, está equipada con la más alta tecnología y fue diseñada por un famoso arquitecto. Es una de las bellezas más grandes en su ciudad, todo el que la ve queda impresionado.

Aunque, su dueño, Ernesto Magno, no precisamente la disfruto, ya que toda su vida se la vivió para darle sustento con la ayuda de su difunta esposa a su único hijo, Alejandro Magno.
Siempre ha buscado el bienestar de su hijo, por lo que un día tras padecer muchos malestares decide ir al médico.

— Siento mucho decirle esto, pero sus exámenes médicos no salieron como esperábamos. Usted presenta algo más grave que sólo un par de malestares. A usted le queda poco tiempo de vida, cuando mucho estimo que sólo un año.
Sentenció el médico con un gesto duro.
— Está bien, es justo, creo que ya es hora de que parta.
Comentó despreocupado.
— Le recetaré estas medicinas, tómese las de acuerdo a la receta. ¿De acuerdo?
— Sí, gracias doctor.

Después de salir del doctor, fue a la escuela de su hijo, él se encontraba estudiando en la facultad de Administración de empresas. Las calificaciones de su hijo no andaban bien, cayó en la cuenta que él no sería capaz de hacerse cargo de la empresa. El futuro de miles de trabajadores estaría en juego si él no hacía algo.

Ve las esperanzas pérdidas, pero cuando oye de la chica más destacada de la universidad, decide que ella sería la solución para su problema. Por lo que, decide investigarla y observarla por un buen tiempo, hasta que decide presentarse ante ella.

— Déjeme presentarle a nuestro mayor orgullo, ella es la chica de la cual le hablé. Ella es Gyuri Katerin Reynosa Castillo.
Comenta el director presentándole a una joven con anteojos redondos y cabello castaño.
— Mucho gusto, soy Ernesto Magno.
— ¿Usted es el padre de Alejandro?
Exclamó sorprendida mirándolo con admiración. Ya que, además de ser el padre de su crush, era su mayor ídolo, el mejor empresario, en el cual deseaba convertirse un día así como él.
— Sí, lo soy.
Contestó con una gran sonrisa, ver a esta entusiasta jovencita le hacía recordar su juventud.
— Encantada de conocerlo.
Contestó con una brillante sonrisa y ocultando su creciente nerviosismo.
— No, el gusto es mío. Alejandro me contó mucho sobre ti, por lo que quiero invitarte a que nos vengas a visitar después de las clases, mandaré a mi chófer por usted.
— ¿En... En serio? Muchas gracias, señor Magno.
Contestó con entusiasmo.

Ernesto estaba feliz por haber encontrado a una buena jovencita, en su investigación, descubrió que venía de una familia humilde y que era muy obediente a sus padres. Él se sentía el hombre más afortunado, si lograba juntar a su hijo con esta chica, seguramente estaría bien su empresa y su hijo.

Tras esperar la hora, mandó por ella y por Alejandro que estaba a punto de irse a tomar con sus amigos antes de ser atrapado por sus guardias.

— Señor, la señorita ha llegado y lo está esperando en el estudio.
Anunció el mayordomo.
—Gracias, ahora voy.
Contestó el Sr. Magno con una gran sonrisa.

Mientras, en el estudio se encontraba la joven con una gran sonrisa, no podía creer que su sueño al fin se estaba logrando. No esperaba que Alejandro la amará, ya que él solía ser frío con ella.

Se encontraba admirando los libros de los estantes, cuando de pronto, el hijo del señor Magno la vio. Sin pesarlo dos veces se apresuró a su encuentro.

— ¿Qué haces tú aquí?
Preguntó Alejandro furioso tomándola fuertemente del brazo.
— Tu padre me llamó.
Respondió Gyuri nerviosa.
—¿Para qué?
Siseo molesto.
— Eso yo tampoco lo sé.
Contestó Gyuri, cada vez más entrando en pánico, ya que jamás había visto esa faceta de Alejandro.
— ¿Y ahora qué trama mi padre? Mejor, vete inmediatamente de mi casa no le hagas caso a mi...
— Silencio, nadie se irá de aquí.
Interrumpió el Sr. Magno mirando con seriedad a su hijo.
— ¿Qué?
Exclamó Alejandro asombrado mirando a su padre entrar.

Por un momento, reinó un silencio sepulcral, donde solo Alejandro y su padre intercambiaban miradas. Mientras Gyuri trataba de comprender qué es lo que estaba pasando y por qué Alejandro se comportaba violento con ella.

— Hijo, esos modales. Suéltala, esa no es la manera de tratar a una dama.
A lo que el aludido la soltó de mala manera.
— Y bien, los he citado para proponerles que se casen.
Soltó Don Ernesto sin rodeos.
— ¿Qué?
Alejandro y Gyuri se quedaron sorprendidos.

Pasó solo un segundo para que Alejandro sopesara la ridícula propuesta que su padre había hecho su padre.

— ¿Qué es lo que dices? ¿Te has vuelto loco?
— Lo que has escuchado, hijo. Y no, no estoy loco. Es lo más cuerdo que he hecho.
Respondió serio.
— ¿Es cierto lo que dice, señor? Pero, ¿no cree que es muy pronto? Ni somos nada, ni nos conocemos bien.
Argumento una ilusionada Gyuri.
—¡Esto es una completa locura! Yo me opongo a lo que dices. Te respeto y lo sabes padre. Pero, esto es inaceptable para mí.

Gyuri al comprender la indiferencia de Alejandro, supo que no llegarían a nada. Él no la amaba, todo este tiempo ella se había dado falsas ilusiones.

— Yo amaré mucho a su hijo pero si él no lo desea hacer, no lo voy a obligar ,con su permiso, me voy.
Contestó Gyuri desilusionada con ganas de llorar.
— Espera hija, no te vayas.
Respondió desesperado el Sr. Magno. A lo que Gyuri ya se había retirado del despacho.
— Deja que se vaya, como quiera no me interesa, es la persona que menos me agrada en mi salón, aparte de no ser atractiva o bonita, es la sabelo todo en la escuela y eso no me agrada.
— Por eso mismo te conviene casarte con ella. Deja tú el físico, eso no vale la pena, lo importante es lo que sabe.

Alejandro contempló a su padre con indiferencia, por primera vez lo desconocía, lo que decía le parecía ilógico.

— Pero, ¿de qué estás hablando?
Siseo Alejandro cada vez más disgustado.
— Mira hijo, yo ya estoy viejo y pronto me moriré.
Soltó finalmente preocupado el Sr. Magno.
— Y, ¿qué con eso, padre? ¿A qué viene?
— Que tú eres inexperto aún, y ella es inteligente en las finanzas. Es la mejor de tu salón y me atrevo decir que de toda la escuela. Por favor hijo, recapacita. Tus calificaciones no son tan buenas que digamos, y yo necesito dejar en buenas manos la compañía, mucha gente que trabaja ahí se esfuerza bastante, día con día, y no es justo, que todo se venga a bajo por tus malas decisiones.
— Eso es cierto, pero yo no la necesito. Te prometo que me esforzaré más, padre.
— Pero, la empresa sí. No voy a dejar que la arruines.
— Me niego rotundamente, no me voy a casar con alguien que no quiero.
Dijo exaltado.
— Entonces, olvídate de que te herede la compañía.
Contraatacó molesto.
— ¿Por qué eres así, padre?
— Yo sólo pienso en tu futuro y en el de los trabajadores de la empresa.
— Esta bien, haré lo que quieras.
— Me parece perfecto.
Dijo satisfecho.

Unos meses después de la clausura...
Gyuri y Alejandro se casaron, el padre de Alejandro estaba feliz. Ahora si podía irse en paz, ya que el futuro de la empresa quedaría en muy buenas manos, asimismo su hijo. Ella era una chica muy talentosa, astuta y sobretodo inteligente, la cual lograría un sinfín de cosas, de eso estaba seguro.

— Espero que sean muy felices, mis queridos hijos. Cuidala, Alejandro.
Le aconsejó su padre en el día de su boda.

Gyuri estaba realmente feliz, mientras que, Alejandro se mantenía serio. Se había convertido en la burla de sus amigos a causa de su padre.

Si Tan Solo Me Hubieras Querido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora