Capítulo 17. La Verdad, La Mentira.

3.3K 237 0
                                    

Eran alrededor de las 10 pm, la fiesta había empezado. Todos comenzaron a llegar, sorprendidos miraban aquel espacioso y decorado lugar.

Alejandro llegó vestido con un esmoquin, con dificultad pudo apreciar a Katerin que estaba parada junto a Michael. Aquel que también seguramente tenía que ver con esto.

No pudo evitar pensar en lo hermosa que ella se veía con ese vestido negro. Su piel clara en conjunto con su cabello oscuro le daba una apariencia de una muñeca de porcelana.

«Concéntrate Alejandro, ella solo puede ser un frío maniquí que se ha encargado de hacerte las cosas difíciles» se recriminó volviendo en sí y disipando los pensamientos lindos sobre ella.

Con dificultad se acercó a la feliz pareja que platicaba con otros invitados. Cada uno sostenía una copa de champagne.

— Buenas noches, bonita fiesta.
Comentó Alejandro sonriendo en cuanto se acercó à ellos, logrando atraer su atención.

«Pensé que estaría llorando por su perdida, pero creo que he subestimado mucho a Alejandro. Vamos a ver que más tiene, creo que aún falta un poco para verlo completamente en la ruina» Pensó Katerin al contemplar la presencia de Alejandro.

— Buenas noches, gracias fue idea de Michael.
Contestó Katerin siguiéndole el juego, mientras dirigía una sonrisa a Michael.

Tomó cariñosamente la mano de Michael, la besó con ternura y le dirigió una seductora sonrisa. Alejandro no pudo evitar el sentir una punzada en su corazón, aunque no lo quisiera admitir ella ya se había ganado su amor.

— Gran idea - Alejandro le dijo a Michael en un tono algo irónico, para luego dirigir su mirada a Katerin — ¿Puedo hablar contigo a solas?

Lo cual causó desconcierto en ella, miró con curiosidad a Alejandro y luego de pensarlo asintió.

— Bueno, que sea rápido porque después tengo un anuncio que dar.
Respondió ella soltando y mirando con cariño a Michael.

— Sí, está bien.
Asintió Alejandro.
— Bueno, acompáñame.
Indicó Katerin mientras lo dirigía a un lugar apartado.

Caminaron por todo el lugar, hasta que llegaron a una solitaria sala, donde no se encontraba nadie más. Con curiosidad lo miró, ella quería saber que era lo que él ahora tramaba.

— Bueno, ahora sí, dime.
Comentó Katerin tomando asiento en una silla acolchonada.
— Primero que nada, no estoy conforme con lo de la empresa.
Alejandro comenzó a decir en tono serio.

Katerin frunció ligeramente el ceño, el asunto de la empresa ya le estaba comenzando a hartar.

— Otra vez con eso, si para eso era, estás haciendo que pierda el tiempo contigo. Tengo más cosas importantes que hacer y atender.
Respondió molesta cruzando los brazos en señal de enfado.

Estaba dispuesta a levantarse, pero Alejandro la detuvo. Katerin le dirigió una mirada desconcertada, su actitud la comenzaba a poner ansiosa.

— Aunque ese no es el caso de esta conversación, es sobre otra cosa. Así que, no te apresures a irte.
Habló Alejandro con más seriedad.

Katerin no entendía de qué estaba hablando, con sus manos alejo a Alejandro y recuperó su espacio.

— ¿Ah, no? Entonces, ¿sobre qué es?
Preguntó intrigada. Esta situación cada vez le daba mal espina, sabía que no todo sería color de rosa y que con su victoria también traía consigo una perdida.

«¿Qué es lo que Alejandro estará tramando? Esto ya no me está gustando, ¿será que ya lo descubrió?»

— Es sobre tí.
Respondió serio, contestando a sus dudas, era evidente que Alejandro lo sabía todo, ya no lo podía ocultar.

«Es hora de que respondas, si no estoy equivocado hoy mismo sabré la verdad» pensó Alejandro con determinación.

— ¿Sobre mí? ¿Por qué sobre mí?
Preguntó sorprendida.

En ese momento, ella había deseado jamás haberse alejado de todos. Su máscara estaba a punto de caer y ella lo sabía perfectamente. Al fin, aunque un poco tarde Alejandro había sido capaz de unir todas las piezas.

— ¿Realmente te llamas Katerin?
Contraatacó intrigado mientras la rodeaba mirándola atentamente.

— Claro que sí.
Respondió Katerin aún más nerviosa.

Alejandro ya estaba más cerca de la verdad y eso lo sabía con certeza. Por su parte, Katerin lo miraba con seriedad.

— No mientas, ya se que tú eres Gyuri, eres aquella chica que desprecie y corrí de mi casa, a la que mi padre me obligó casarme.
Confesó Alejandro alzando la voz.

— Y, ¿si lo soy qué? Sí, soy esa pobre y estúpida chica, a quien tanto dañaste. Pero, ahora ya no soy la misma de antes, ya no. No soy más esa pobre chica que humillaste y que hasta intentaste matar, eso no se me ha olvidado. Lo tengo presente cada que te veo. Respondió enojada, dejando salir todo lo que había estado conteniendo.

Alejandro la miraba impactado, la observaba detenidamente de pies a cabeza, ella estaba muy distinta. Por eso no había sido capaz de reconocerla a primera vista, pero ahora que la analizaba, se trataba de aquella mujer que un tiempo la llamaba a duras penas como esposa.

— Yo no te amaba, yo te lo dije, fui claro contigo.
Dijo Alejandro tratando de calmarse.

— Sí, tal vez tengas razón, yo estaba cegada y tu padre me decía que tú me amabas por eso me casé contigo... - Katerin guardó silencio un momento y recordó como Alejandro la había acechado y cortejado- no, tú también me engañaste, en cuanto me echaste lo supe, que sólo te acercaste a mí para usarme, para tener la empresa en tus manos. Sólo eso hicieron conmigo, tú y tu padre me utilizaron solamente, siempre por esta empresa.
Dijo Katerin reprochandole, sacando todo lo que su corazón había estado reteniendo y que le causaba gran pesar.

— Pero, ahora me quieres dejar sin empresa.
Dijo Alejandro contraatancando y perdiendo la calma.
— ¿Qué? Yo quitartela, aquí el único culpable eres tú, la empresa estaba prácticamente en la ruina, yo vine a salvarla.
Se defendió Katerin mirándolo con una media sonrisa.
— Eso tal vez sea cierto, pero no tienes el derecho de quitarmela.
Le reclamó Alejandro enojado.
— Estoy en todo derecho, yo soy la dueña de la empresa.
Respondió Katerin esbozando una gran sonrisa.
— Además te dije que no te quería volver a ver. Exclamó Alejandro recordando sus palabras.

Katerin no sabía qué hacer, no sabía si reír o enfadarse. Recordaba sus palabras en aquel entonces, las había guardado cuidadosamente en su amargura.

— Y, ¿quién fue el que me fue a buscar? ¿El que me arruinó mi vida tranquila que estaba teniendo? Dime, ¿quién fue? ¿Acaso no fuiste tú?
Contestó Katerin finalmente, alzando la voz.

En ese momento, ella ya había perdido la poca paciencia que conservaba. Los ánimos entre los dos estaba lleno de tensión.

— Sí, pero yo no sabía que eras tú, has cambiado mucho.
Respondió Alejandro bajando la voz, tragandose sus palabras.
— Claro, cambie, ¿qué esperabas? ¿Qué siguiera siendo la misma tonta? ¿Qué me amargará solo porque no me quisiste? ¿Qué no avanzará? No, la vida continúa.
Contestó Katerin totalmente enfadada.
— No, pero...
Dijo avergonzado.

Él se había dado cuenta que lo que dijo sonó un poco egoísta de su parte. Ella estaba en todo su derecho de enfadarse.

— ¿Sabes qué? No vale la pena estar discutiendo esto contigo.
Katerin reflexionó y trato de tranquilizarse.

Alejandro reflexionó más las cosas, aunque lo quisiera negar, no podía dejar de amarla ya sea que le haya mentido o no. Ella se había ganado su corazón.

— No importa lo que hayas hecho, yo te amo.
Confesó Alejandro con sinceridad, ganándose la sorpresa de Katerin.
— Y eso ¿qué? No vas arreglar nada, yo no te amo, si tan solo me hubieras querido antes no estaríamos ahora así. Lo siento, pero yo a tí no te amo y si me disculpas debo ir a dar un mensaje muy importante, porque tú ahora formas de un pasado del cual ya no quiero volver.
Dijo Katerib mirándolo con indiferencia y tomando rumbo de nuevo a donde todos se encontraban.

Mientras que, Alejandro se quedó ahí pasmado, después de un tiempo recobró el movimiento y se dirigió a donde estaban todos. Justo cuando estaba llegando, escuchó lo que no debía escuchar y eso era...

Si Tan Solo Me Hubieras Querido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora