Cap. 24. Las segundas oportunidades existen

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La niña miraba con curiosidad a su madre, la cual tenía unas pequeñas lágrimas en su rostro. Con sus pulgares limpió los rastros y miró con ternura a su madre.

— No llores, mami. Te ves linda sonriendo, como dice el tío Michael.
Comentó sonriéndole, luego volteó a ver a todos.
— ¡Pero si es el señor de hace un rato!
Exclamó sorprendida al notar a Alejandro que la miraba con cariño.

Él no podía creer que a pesar de tanto sufrimiento, Katerin y él habían tenido a un ser tan bello como lo era la pequeña que estaba frente a él.

— Sí, cariño. Él se llama Alejandro Magno.
— Mucho gusto, mi nombre es Sandy Castillo.
Dijo haciendo reverencia, como si de una princesa se tratará.
— Mucho gusto, princesa.
Respondió Alejandro con una sonrisa, devolviéndole la reverencia.
— ¡Aww ... Que hermoso!
Exclamó conmovida la amiga de Katerin.
— Bueno, nosotros nos vamos- dijo Michael mientras miraba a la amiga y le hacía señas - Ustedes tienen mucho de que hablar, Katerin me llamas por si hay algún problema — Dijo con una sonrisa antes de retirarse con la amiga de Katerin.

Katerin le devolvió una sonrisa, se levantó y se acercó a ellos.

— Sí, Michael, váyanse con cuidado.
Respondió mientras los acompañaba a la puerta.
— Adiós, princesa.
Dijo Michael despidiéndose de la pequeña.
— Adiós, tío.
Respondió con una dulce sonrisa.

*. *. *. *. *. *. *

Katerin fue hacia ellos, y tomó un gran respiro, ya que lo que venía era un tanto complicado, como explicarle a una pequeña que su padre había vuelto.

— Cariño, ¿Recuerdas cuánto me pedías por saber donde está papá? 
Dijo mientras se agachaba a su misma altura.
— Sí, mami. Me dirás a donde esta papá, ¿lo encontraste?
Exclamó emocionada.
— Ya no va a ser necesario que esperes por él.
— ¿Por qué? ¿Él vendrá?
Preguntó entusiasmada.

La niña había soñado tanto por el mágico momento en el que se encontrará con su padre, a quien sin saber cómo era, ya lo amaba con todo su corazón.

— Cariño, él está justo frente de ti.
Le indicó Katerin con una sonrisa divertida.
— ¿Qué? ¿Dónde? Hágase un lado señor que no lo veo.
Respondió curiosa haciendo a un lado a Alejandro y buscando con la vista a su padre.
A lo que Katerin rompió en risa.

— Cariño, él es tu padre.
Afirmó riendo aún.
— ¿Qué? Papi, no sabes cuánto te he esperado.
Dijo emocionada y lanzándose a los brazos de Alejandro.

Lo cual Alejandro le correspondió el abrazo. Katerin se conmovió al ver tal escena. Jamás se hubiera imaginado que esto pasaría.

Siempre se había imaginado que sólo serían ellas dos. No esperaba que Alejandro hubiera cambiado tanto. Los años habían pasado para bien en él. Había aprendido bastante. Ella se dio cuenta que podía darle otra oportunidad, no tenía el derecho de privar a la niña de su padre, no le había contado la verdad, sino que le dijo que por problemas con sus padres no pudo estar con él, y por eso no habían estado juntos, hasta ahora.

Mirando a la chiquilla de cabello castaño y lacio que tenía en frente. Observó con detenimiento esos ojazos verdes como los de él.

— Es tan linda. Se parece a ti.
Comentó entusiasmado.
— Sí.
Solo pudo decir.
— Mami, gracias por encontrar a mi papi.

Sin saber porqué, de sus ojos brotaron lágrimas. Y sintió una gran tranquilidad en su corazón. Al fin su hija estaba completamente feliz.

— No tienes nada que agradecerme, yo te lo debía, ahora déjame hablar con tu papá.
— Pero no se va a ir, ¿verdad?
Dijo Sandy con su rostro preocupado.
— No, mi vida. Te lo prometo, aquí estará contigo.
— Está bien, voy a estar en mi habitación papá, cuando termines de hablar con mi mami, ven por favor, quiero contarte muchas cosas.

La niña con alegría subió las escaleras y fue a su cuarto. Mientras que, Katerin miraba con seriedad a Alejandro.

— Te dejaré ver a la niña, pero, eso no quiere decir que estaremos juntos, entre tú y yo se acabó todo, desde ese día que me echaste de tu vida. Comprendí todo, no me amabas y lo entendía, no podía obligarte a algo que no sentías, además mi amor hacia a ti era enfermizo, tan ilusorio, porque nada más me enfoque en lo que sentía y quería ver, y no en lo que tú también querías.
— Pero...

Las esperanzas de Alejandro se fueron desvaneciendo. Ella estaba siendo clara con él, no quería que tuviera ninguna falsa ilusión. Ellos dos no volverían, aunque a él le doliera.

— Sin peros, debes abstenerte a solo tener eso. Solo te mereces ver a la niña, porque ella necesita a su padre, ya la escuchaste, ella deseaba tanto verte, de manera que no se lo puedo negar.
— De acuerdo, y sé que me merezco todo esto, todo tu desprecio y el hecho de que me ocultarás el embarazo.
— Vamos de nuevo con eso, tú me dijiste que no volviera, ¿acaso no lo recuerdas?
— Sí, pero esto es otra cosa.

Katerin miraba con seriedad a Alejandro, ella lo conocía perfectamente bien en ese entonces, ella sabía que era capaz de decirle cosas horribles para deshacerse de ella.

— Seguro me hubieras dicho que eso era un invento, hasta hubieras sido capaz de decir que no era tu hijo. Porque seamos honestos, tú no me amabas y hubieras dicho que lo hacía solo por estar contigo.
— Bueno, en eso tienes razón, mi yo joven, fue tan estúpido y lo reconozco. Verás que no la defraudaré.
— Eso espero, porque si te atreves a lastimarla, créeme que lo lamentarás. Ya no soy la estúpida chica que conociste, aquella que no le importaba nada, que solo te amaba a ti sin amarse a ella misma. No, ya no, desde que tengo a mi niña, me valgo por mí misma.
Contestó Katerin con determinación.

El hecho de ser frágil había quedado atrás, ella debía ser fuerte para su pequeña. Quien la veía como su heroína, su fuente de fuerza y poder.

— Eso veo, y te pido de nuevo perdón.
— Ya, no tiene caso, las palabras no son suficientes, solo te pido que no la defraudes, ¿sí?, haz algo bueno una vez en tu vida.
Dijo seria y después se retiro a su despacho, dejándolo solo y sumergido en sus pensamientos.

Después de unos minutos reaccionó y subió a la habitación de su princesita.
Ella al verlo se aventó a sus brazos.

— Papi, mi mami ya me contó su historia, me fascinó, quiero tener una historia como la suya.
Dijo emocionada y él sintió una terrible punzada en su corazón.

Él sabía que en ningún momento se había portado bien con ella. Katerin obtuvo todo su resentimiento e infelicidad que había ido almacenando por años. Ella soportó todo.

Por su parte, Katerin llamó a Michael, quien la felicitó por la gran decisión que había hecho y de lo madurez que mostró.

— Lo hiciste bien y la prueba de ello es la gran sonrisa de tu pequeña.
Comentó animandola

Si Tan Solo Me Hubieras Querido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora