Si se preguntan qué ocurrió entre Alejandro y Sandy, déjenme contarles que al final hicieron las pases. Luego de haber tenido una charla con su madre, Sandy decidió que era momento de dejar atrás el pasado y darle una oportunidad a su padre.
— Hija, no me gusta que sigas de esa manera. Sé que extrañas a tu padre, anda. Habla con él, escucha lo que tiene que decirte.
— Pero, mamá...
Se preparaba para contradecir la, pero ella la interrumpió.
— Sin peros, yo sé muy bien lo que se siente estar en tu lugar. Sin embargo, no permitas que la ira y el rencor te ganen. ¿De acuerdo?
Le aconsejó Katerin, mientras acariciaba su cabello.A la mañana siguiente, tomó el primer avión a México. Al llegar, se fue directamente a la empresa de su padre.
Cuando al fin llegó, se dirigió a su oficina. Observó a su padre con un semblante duro y examinando papeles.
— Padre.
Dijo Sandy atrayendo inmediatamente la atención de Alejandro, que en ese instante soltó los papeles. Se levantó y la abrazó fuertemente.Puesto que había extrañado a su pequeña hija (aunque ella ya no fuera una niña), luego la soltó y la vio a los ojos.
— Me da gusto que hayas vuelto. Gracias por venir aquí.
— No me agradezcas, esto se lo debes a mi madre. Ya que ella insistió en que viniera.
Explicó con una ligera sonrisa.
— Tu madre es un verdadero ángel.
Exclamó feliz.
— Sí. Lo siento por todo lo que te dije, es que... estaba muy molesta y no medí mis palabras.
Respondió avergonzada.
— No te preocupes, además, todo lo que dijiste es cierto.
Argumentó Alejandro dándole la razón.Se miraron por unos momentos, luego, los dos esbozaron una gran sonrisa. Sandy se acercó a los papeles y los hojeo.
— Veo que te estabas quebrando la cabeza con esto.
Comentó divertida.
— Amm... Yo debo admitir que es verdad, no sé cómo le hace tu madre para entender estos números.
Confesó riendo.
— No, yo tampoco lo sé, a pesar que me ha enseñado. Creo que no le saque el amor a las cuentas.
— Ya veo, así que eres igual que yo. Por favor, esfuérzate y que no se dé cuenta tu madre sino sería capaz de mandarte a estudiar todos los veranos.
— Ni me lo digas, se pondrá como loca. No quiero que me obligue a estudiar en mis preciadas vacaciones.
Confesó burlonamente.Alejandro la miró con compasión, sabía que no podía huir de lo que su madre le haría.
— Entonces, ¿qué te parece si tomamos un curso intensivo, los fines de semana? Eh. ¿Qué dices?
Sandy lo pensó por un momento, aquello le parecía más convincente.
— De acuerdo, todo sea por mis preciadas vacaciones.
Así fue como padre e hija tuvieron un curso intensivo por 6 meses los fines de semana. No fueron los mejores en la materia, pero, al menos ya le pueden entender más.
Alejandro se sentía feliz y completo al tener de nuevo a sus hijos. Todo ese tiempo había tenido el temor de que ellos jamás volvieran, sin embargo, eso ya había quedado en el pasado.
Sandy, Samuel y Sebastián pasaron unas agradables vacaciones con Alejandro, a ellos les encantaba el clima caluroso de México, aunque no sólo era el clima, sino sus comidas, su alegría peculiar que tiene la gente (y cuando digo alegría, me refiero a lo pachangueras que son, porque son muy festivos), su música y sus bailes.
Tanto fue su agrado que, después, no querían volver a casa.— Papá, anda. Déjanos vivir contigo.
Suplicó Sandy.
— No, ustedes tienen que ir a la escuela. Anda, si no su madre vendrá por ustedes.
— Bueno, en eso tiene razón.
Dijo un derrotado y triste Samuel.
— Sebastián, llévate a tus hermanos que ya se hace tarde.
Dijo Alejandro señalando el avión, en el cual las personas ya habían comenzado a abordar.
— De acuerdo, señor. Me dio gusto pasar las vacaciones con ustedes.
Agradeció Sebastián con una sonrisa.
— Sabés que eres bienvenido.
Afirmó Alejandro.Después, regresaron a su casa, donde Katerin y Michael los esperaban felices.
Mientras tanto, Alejandro fue llamado urgentemente a una junta directiva.
— Presidente, ha surgido un problema. Los inversionistas de España exigen que usted vaya allá.
— ¿Qué? ¿Por qué?
Cuestionó sorprendido.
— No lo sabemos.
— Bueno, y, ¿cuando quieren que esté allá?
— Usted debe ponerse ahora en marcha, lo quieren lo antes posible.
— De acuerdo. Héctor, te quedas a cargo de la empresa.
— Claro, por eso soy el vicepresidente.
Afirmó sonriendo.Luego de arreglar sus maletas, Alejandro voló a España. Al llegar, se dirigió a la empresa de sus inversionistas, en la cual lo dirigieron a la oficina principal.
Al entrar, encontró a una bella mujer de cabello castaño, ojos café, tez bronceada, que vestía un traje blanco.
— Bienvenido sea.
Le comentó feliz.
— Gracias, y, ¿el presidente no se encuentra?
Preguntó confundido.Ya que anteriormente, Alejandro lo había conocido. El presidente de esta empresa era un señor con cabello canoso.
— Él ya murió, ahora yo estoy en su lugar.
Respondió la mujer con tristeza.
— Oh, lo siento. Lo siento mucho, no lo sabía.
— No os preocupéis, con todo esto no le informamos. Pero, por eso os he citado. Mi nombre es Irene, mucho gusto.
— Mi nombre es Alejandro Magno.
— Wow, ¿cómo el nombre del rey de Macedonia, el gran conquistador que casi se apoderó de medio Europa?
— Eh, bueno. Todos me dicen eso, ni siquiera soy ni un poquito como él.
Respondió avergonzado.
— Oh, vamos. A lo mejor tendrás un poco de lo conquistador.
Dijo ella contenta, animandole.
— ¿Tú crees?
Preguntó esperanzado e ilusionado.Ella lo miró detenidamente, a su parecer, Alejandro era un hombre muy apuesto.
— Digamos que un poco.
— Bien, te creeré. Pero, sabés que lo que más me impresiona es que puedas hablar un poco mi acento.
— Vale, me has pillado. Estudié un año de intercambio allá. ¿Qué os apatece si vamos a comer y allá seguimos con la plática?
— Me parece perfecto.Así fue como Alejandro e Irene se hicieron muy cercanos, hasta el punto de salir juntos, a dos años de relación, ellos decidieron casarse.
En la boda, todos los conocidos y familiares estuvieron presentes. Sandy miraba con alegría a la feliz pareja.
— Sabía que mi padre no estaría tan solo por mucho tiempo.
Comentó una divertida Sandy.
— Me da gusto por él.
Afirmó Katerin abrazando a Michael.Irene observó con alegría a los hijos de Alejandro.
— Tienes unos hijos preciosos, veo que sacaron el encanto de ti.
— Bueno, puedo decir que sí. Pero, también se lo sacaron a su madre.
Dijo Alejandro señalando a Katerin que les sonreía feliz a los dos.Alejandro miró al cielo, al fin la vida le había permitido darle una segunda oportunidad para amar.
Fin.
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Gracias a todos por leerme, me dio gusto compartir esta historia con ustedes. Actualmente, estoy trabajando en más historias.
Aprovechando su atención les invito a que lean "Tu chica principal". ¿Qué harían ustedes si se enamorarán de su mejor amigo? ¿Se lo confesarían o se lo ocultarían? ¿Qué harían si su amigo les deja en claro que solo ve amistad entre ustedes dos? Bueno, todas las respuestas a esas preguntas las encontrarás en la historia. Acompaña a Esther y Jess en esta aventura.
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Si Tan Solo Me Hubieras Querido.
RomanceCuenta la historia de una chica llamada gyuri que se casa con un chico que ella siempre ha amado,pero solo se ha casado con ella para heredar la fortuna de su padre por una condición que él puso. Él realmente no la ama y después de que su padre muer...