Capitulo 8. Separar O No.

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Le llamó a su amigo, quien es un brillante detective, para destruir el compromiso de Alejandro.

Ella lo quiere ver rendido completamente bajo sus pies, así como él la había tenido a ella.

—¿Alejandro Magno?
Preguntó asombrado, luego de que Katerin le contará.
— Sí, quiero que descubras todo de él. Quiero que no se te escape nada.
Afirmó Katerin con seriedad.
— Está bien, te mando mis avances por correo.
— Sí, gracias amigo. Sabía que podía contar contigo.
Respondió Katerin con un buen humor. El hecho de destruir la felicidad y obstruir la esperanza de Alejandro por ser libre la ponía alegre.
— No hay de que, para eso estamos, para ayudarnos. Además, estoy en deuda contigo.

Su amigo comenzó a buscar información y pruebas en las que, descubrió que Alejandro le estaba siendo infiel a su futura esposa, además. visitaba lugares indebidos.

— Te lo he mandado a tu correo.
Le informó su amigo.
— Perfecto, ya lo revisé.
Respondió Katerin viendo las fotos comprometedoras de Alejandro y su amante.
— ¿Qué hago con eso?

Katerin sonrió con satisfacción, estaba segura que con esto Alejandro estaría completamente en la palma de su mano, sin oportunidad de escapar.

— Mandáselo de manera anónima a su prometida.
— Está bien.

Katerin estaba feliz, con eso lograría separar a Alejandro de aquella pobre diabla, de lo que le había salvado. Ella conocía perfectamente a Alejandro, sabía que le haría lo mismo a esta pobre chica.

— Gracias, amigo.
— Fue un placer ayudarte, si me necesitas más, ya sabes que puedes contar conmigo.
— Gracias, e igualmente cuenta conmigo.
— Nos vemos.

Después se la envío a su prometida y ésta al saberlo se encolerizo. Fue rápidamente a la casa de Alejandro con su tablet en la mano y con una dura expresión.

— ¿Qué es esto, Alejandro?
Reclamó mostrándole las fotos. Él palidecio, mientras se preguntaba quién lo había echado de cabeza.
— Eso... Eso no significa nada.
Respondió tratando de darle poca importancia.
— ¿Cómo no? ¿Acaso me quieres ver la cara de estúpida? Aunque, esa ya me la viste cuando te revolcabas con esa zorra.
Gritó furiosa.
— Yo... Yo no sé porque lo hice.
— Te haces el inocente, a mí no me vengas con esos cuentos. Que no te creo.
Gritó aun más y le tiró la tablet en la cara.

Alejandro se quejó en voz baja, aquel golpe le había dolido demasiado, incluso la pantalla del dispositivo se estrelló. Esto solo evidenció que todo estaba perdido, nada de lo que hiciera le ayudaría para remediarlo. Sin embargo, Alejandro lo intentó.

— En serio, yo... Yo me equivoqué, perdóname.
Rogó arrepentido. Era eso, o, perder por completo su oportunidad.
— No, no lo haré. Ni todavía estábamos casados y ya hacías eso, ahora imagínate de casados. Lo siento pero no puedo confiar más en ti. Nuestro compromiso ha terminado.
Sentenció la chica con rabia.
— No, no, no me digas.
— Sí, nuestro compromiso se cancela. No quiero verte más aquí, lárgate con esas viejas, con ellas estabas tan feliz. Además, tú sólo me querías por mi dinero, por la fortuna y poder de mi padre, no creas que no lo sabía, que estabas quebrado y que pediste un préstamo.
Respondió mirándolo con una sonrisa.

Alejandro estaba acabado, no había remedio ante esta desgracia. Su oportunidad por escapar de Katerin se desvanecia.

— Pero, ¿de qué hablas? Ellas no significan nada. Tú eres la única que me interesa, que me importa, yo...
Intentó inutilmente antes de ser interrumpido.
— Nada, ya, cállate. No te soporto más, eres un maldito mentiroso.
Gritó dándole una fuerte cachetada.
— Pero, ¿cómo le puedes creer más a un correo de origen dudoso?

Alejandro no podía creer que ella se había enterado de sus andadas. Y lo peor de todo es que todo su esfuerzo se había ido a la borda.

Ahora su futuro asegurado y su libertad ya formaban parte del pasado. Ya no tenía nada y seguiría siendo el esclavo de Katerin. Que se la pasaría burlando de su desgracia.

— Cállate, que yo ya tenía mis propias dudas y eso solo me las confirmó. Pero, es que, ¿hasta cuándo querías verme la cara de estúpida?
— Yo... nunca lo quise hacer.
— Pero lo hiciste. Así que, ahórrate la pena de irme a buscar, no quiero saber nada de ti, olvídate de todo. Porque te juro que si vuelves no voy a responder.
— Yo...
— Ya estás advertido, Alejandro.
Indicó con su dedo índice, luego emprendió su huida y desapareció de aquel cuarto.

Al pasar esto, Alejandro se sintió tan mal que destruyeron el compromiso. Todo se había perdido ahora. Su oportunidad se había desvanecido como espuma de mar.

«Pero, ¿quién diablos le habrá mandado ese correo? Cuando encuentre esa persona me las pagará» pensó enfadado, Alejandro.

Al siguiente día, derrotado y frustrado le fue avisar a su presidenta que se había cancelado su boda, pues ella iba a ser su madrina de boda. Pero, ahora ya no habría nada, gracias a aquel entrometido y por su negligencia.

— Presidenta, lamento informarle que mi boda se ha cancelado.
Comentó con tristeza. Katerin internamente quiso reírse en su cara, no obstante, tenía que aguantarse las ganas, era su momento para pasar al siguiente nivel de su plan.
— ¡No! ¿Por qué tan de repente sucedió esto? Si ustedes se veían tan bien, ¿qué paso?
Preguntó fingiendo asombro.
— Es que fui tan imbécil y le fui infiel. Solo fue un pequeño error.
Respondió confesando le, sin saber por qué, se estaba sincerando con ella.
— ¿Cómo has podido hacer tal cosa a tu futura esposa? Perdóname, pero aquí tuviste tú la culpa.
Respondió cruzándose de piernas y tomando su café.
— No lo sé, me dejé llevar por esa mujer y caí en la tentación. Así fue como sucedió todo. Ya tenía tiempo que no iba allá, yo iba en serio con mi prometida pero esa mujer se interpuso en mi camino.

Katerin se rió mentalmente, aquella mujer había hecho muy bien su trabajo, al final de todo, hizo una gran elección.

— Pues los errores suceden y a veces son imperdonables, como en tu caso. Pero, ¿qué se puede hacer? La vida continua, ¿No es así?
Respondió bebiendo lo último de su café y mirándolo con amabilidad.

Alejandro se sintió comprendido por primera vez, al fin alguien pensaba como él. Le daba gusto saber que ella pensará de esa manera. Había cometido el error con su ex prometida, pero no valía estar sufriendo por eso.

Ya habría otra oportunidad que se le atravesará. Una idea se le pasó por la cabeza, pensó que la mejor manera de librarse del yugo de Katerin, sería seducirla. Así podría manejarla a su antojo, no sería la primera vez que hiciera eso. Él se sentía completamente confiado, que podría lograrlo.

— Claro, usted si que sabe. Gracias, ahora me voy, ya me siento mejor. Hablar con usted me ayudo bastante, usted si me entiende, ojalá todas las mujeres fueran como usted. No sé como aquel hombre no la supo valorar.
— Ja, ni yo sé eso. Me da mucho gusto poder ayudar, ya sabes si necesitas hablar conmigo y puedo, te escucharé.
— De acuerdo, lo tendré en cuenta. Adiós, me retiro.
Respondió con una gran sonrisa.

Katerin no aguantó más y se comenzó a reír a carcajadas.

«¿Cómo no te puedes dar cuenta que yo soy realmente la que te quiere ver destruido? Así como me lo has hecho a mí. Poco a poco te haré caer a mis pies y desearás no haberme hecho daño. Lo juro» pensó.

Si Tan Solo Me Hubieras Querido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora