Cap. 23. ¿Es posible tener una segunda oportunidad?

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Alejandro estaba atento escuchando la conversación de Michael y Katerin, cuando escuchó otra voz.

— Sí, amiga, ¿Cuántas veces no te ha preguntado Sandy sobre su padre?
Comentó una voz femenina.
— Muchas, pero yo la estoy protegiendo, no quiero que la haga sufrir como a mí.
Contestó preocupada.
— Lo sé amiga, pero sabes que él pudo haber cambiado.

«¿Quién? ¿De quién están hablando?» pensó Alejandro intrigado.

Él ya comenzaba a desesperarse, este asunto lo tenía demasiado curioso, llenó de dudas que quería sus respectivas respuestas. La verdad se avecinaba, solo tenía que esperar un poco y más.

— No, no lo hizo, ya lo comprobé.
Contestó Katerin exaltada.
— Está bien, tranquila, respetamos tu decisión.
— Katerin, sabés que cuentas conmigo. Yo siempre te apoyaré no importa lo que decidas.
Dijo Michael mirándola a los ojos.

Katerin se sentía tan afortunada de haberlo conocido, él era un hombre sensato, cariñoso, responsable y sobre todo, él si la amaba.

— Gracias, sabes que has sido muy importante para mí, desde la vez que nos conocimos en el aeropuerto hasta cuando estuviste conmigo en mi embarazo y parto.
Confesó abrazándolo.
— Claro, no podía dejar sola a una mujer abandona y embarazada, ese hombre no te merecía .
Contestó abrazándola con cariño.

Después de su afectuoso abrazo, compartieron miradas tímidas. La amiga que estaba con ellos los miraba con ternura. Pero, la duda la estaba carcomiendo, ella también quería saber quién era el padre de Sandy.

— Perdón por arruinar el momento, pero, hay algo que quiero preguntarte.
— Adelante, Nancy, pregúntame.
Contestó Katerin esbozando una sonrisa.
—¿Él no sabe?
Preguntó Nancy, haciendo que Katerin se estremeciera, de solo imaginar que él lo supiera le ponía los pelos de punta.
— No y no lo sabrá.
Contestó Katerin firmemente.
— Pero, ¿por qué? Digo, no es que te cuestione pero algún día Sandy querrá buscarlo.
— No, yo protegeré a mi pequeña de cualquiera, y si es posible, hasta de su propio padre que la desconoce, así es mejor, que él no sepa nada.
Contestó Katerin exaltada.

La idea de que su pequeña sufriera como ella lo había hecho le aterraba completamente. Ella está decidida a protegerla de cualquiera.

— Por cierto, ¿quién es el padre de tu hija? Nunca me lo has querido decir.
Cuestionó Nancy con curiosidad.
— Amiga, te dije que te lo diría cuando volviera.

Nancy la miró con sorpresa, ella sabía de quien se trataba, su vida con Alejandro sólo lo sabían Michael y ella.

— ¿Así que es él? Es de quien te querías vengar, ¿No?
—Exactamente, es él, Alejandro Magno.
Afirmó Katerin con un gran pesar.

Alejandro al escuchar tal impactante confesión, su mente no dejó de repetir eso una y otra vez hasta que volvió en sí.

— ¿Qué acabas de decir?
Preguntó Alejandro exaltado mientras salía de su escondite.
— ¿Qué haces aquí?
Exclamó Katerin desconcertada.

Su mayor secreto había sido descubierto, ella no quería que su hija pasara por el mismo sufrimiento. No quería que conviviera con aquel hombre que no la quería.

— Eso no importa, ahora explícame eso, ¿por qué no me habías dicho que tenía una hija?
Respondió serio.
— Tú fuiste el primero que me corrió de aquella casa, me dijiste que no volviera a aparecer frente a ti, luego cuando te mencione la posibilidad de tener hijos me dijiste que jamás sucedería eso, a lo que deducí que era mejor no decirte.
Le recordó molesta diciéndole sus propias palabras.
— Pero no sabía que estabas embarazada.
Exclamó sorprendido y un poco afligido, ya que Katerin tenía la razón.

Katerin apretó sus puños y lo miró con desesperación.

— Y eso, ¿en qué cambiaría? Tú fuiste muy claro conmigo, así que tuve a mi hija sin ti, por lo que, no tienes ningún derecho sobre ella.
Le recalcó con seriedad.
— Sé que hice mal, compréndeme en ese entonces era muy joven y muy estúpido, sé perfectamente que lo que hice contigo fue injusto. Por favor, perdóname.
Suplicó con desesperación.
— ¿Crees qué solo con eso te perdonaré? Todo lo que sufrí, aún lo recuerdo perfectamente, cada sufrimiento y cada palabra tuya cargada de tu constante odio.
Contestó mirándolo con indiferencia.

Alejandro miró el dolor en sus ojos, lo que ella decía era más que la verdad. Él la había lastimado mucho, era comprensible que ella reaccionara de esta manera.

— Sé que con solo palabras no es suficiente, pero, por favor no me hagas esto, no me alejes de mi hija.
Dijo preocupado y de manera suplicante.
— ¿Tu hija? Por favor, no me vengas con tu papel de padre que no me convences, tú sigues siendo el mismo.
Respondió molesta, enfrentandolo cara a cara.

El ambiente se había tornado muy denso, Michael y la amiga de Katerin se miraban cada vez preocupados.

— Katerin, he cambiado y tú lo sabes.
Argumentó Alejandro con desesperación.
— No, no lo has hecho, tú no has cambiado, sigues siendo el mismo egoísta. Y prueba de ello, fue la molestia y furia que me mostraste cuando te quite la empresa.
Contestó acusándolo.
— Eso es otra cosa, entiende que era por el patrimonio familiar, pero, ¿qué quieres que haga para que me creas que he cambiado?
Preguntó mientras se arrodillaba.
— Déjanos en paz, solo le harás daño, así como me lo hiciste a mí.
Pidió suplicantemente.
— No sabes cuanto me arrepiento de haberte tratado tan mal, de no haberte querido, de haberte echado de la casa, me arrepiento de todo.
Dijo sollozando.

Katerin vaciló por un instante, las lágrimas de Alejandro eran sinceras. Por primera vez sintió que él era sincero con lo que decía.

— Aunque lo sientas, ya nada puede volver a ser como antes, yo...
Respondió confundida.
— Por favor, perdóname, sé que hice mal, yo no tengo perdón, todo lo que está ocurriendo es mi pago por haberte hecho sufrir tanto.
Habló con tristeza y sus ojos desbordaban lágrimas.

Alejandro se estaba humillando por amor a su hija, él en realidad deseaba ser un padre. Quería darle todo el amor que a él se le había negado desde pequeño. Aquel que sus padres le habían descuidado desde pequeño por estar frente a la empresa.

Por otra parte, Katerin se conmovió ante el gesto de Alejandro. Tal vez en realidad él sí había cambiado. Con el corazón apretado, miró a Alejandro, se acercó lentamente a él, se colocó a su misma altura y lo tomó de los hombros.

—Alejandro... Yo, yo ya te he perdonado, y si dices que en verdad has cambiado, te permitiré ver a Sandy.
Respondió conmovida.

Alejandro no podía creerlo, ella le estaba dando tregua, después de todo lo que le había hecho, ella aún le tenía consideración.

— Gracias, en serio, gracias por esta segunda oportunidad.
Dijo agradecido
— Sandy, cariño, ven.
Llamó a la pequeña que se encontraba en su cuarto.
— Sí, Mami.
Respondió la pequeña corriendo y abrazando a su madre.
— Cariño, te quiero presentar a alguien muy especial.
Comentó con una sonrisa, mientras acariciaba el cabello de su hija.

La hora de las revelaciones al fin se daría, la niña y Alejandro serían presentados...

Si Tan Solo Me Hubieras Querido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora