Capitulo Nueve

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Layna

Parpadeé, tratando de ver en la oscuridad. Mi cabeza palpitaba y, cuando intente levantar la mano para acariciarla, note que no me podía mover. Mis dos brazos estaban atados juntos en mi espalda, y mis pies estaban igualmente atados.

Pelee contra las cuerdas que mantenían mis manos juntas, pero no cedían. Estaba atascada.

Con el corazón corriendo en mi pecho me desplome en el suelo, tratando de pensar en medio de mi dolor de cabeza. Recuerdo haber dejado el hotel por la mañana e ir a la tienda y luego... ¡Leila! Ella estaba ahí y fuimos juntas por un café, fui a mi auto pero antes de que pudiera ir a algún lado todo se oscureció.

De repente las luces se encendieron y me encogí, parpadeando rápido para acostumbrarme a la luz.

La habitación en la que estaba ni siquiera era una habitación; era del tamaño de un armario. Si estiraba los pies, estos tocarían la pared en frente de mi. Las paredes eran blancas y la habitación estaba completamente vacía, excepto por la bombilla arriba y la puerta a mi izquierda.

Hubo un suave click mientras la puerta era desbloqueada por fuera y esta se abrió. Leila entro con su uniforme de trabajo y una gran sonrisa en su rostro mientras se murmuraba suavemente.

-¿Qué estás haciendo aquí? –pregunte con la voz ronca mientras se acercaba lentamente hacia mí.

Se rio.

-No puedo dejar que escapes ¿Cierto? Él no estaría feliz se viniera y tú ya no estuvieras ¿No crees?

-¿Quién? –pregunte pero me ignoro, sacando una jeringa de su bolsillo y golpeándola para sacar todas las burbujas de aire- Por favor no la hagas. –rogué alejándome de ella con mis piernas amarradas- ¿Qué dirían tus hijos?

Se congelo y su rostro se endureció.

-Eso es gracioso, porque, la última vez que revise, uno de ellos está muerto y el otro está en una institución mental por ti.

Con eso enterró la aguja en mi brazo. Mientras me deslizaba a la inconciencia había solo un pensamiento en mi mente.

Mi bebe.

Derek

Un mes. Cuatro semanas. Treinta días. Setecientas veinte horas. Cuarenta y tres mil doscientos minutos. Dos millones quinientos noventa y dos mil segundos. Ese es el tiempo que ella no ha estado.

Básicamente desapareció sin dejar rastro. Se fue de la tienda cerca de las 12:15 p.m. con una mujer no identificada, y se fueron a una cafetería cruzando la calle. Solo había una cámara por fuera de la tienda, el resto solo eran falsas para hacer parecer como si hubiera seguridad. La única persona que las había visto era una mesera de la cafetería. Dijo que la señora iba frecuentemente y se llama Leila. No estaba segura de su apellido, y solo sabía que podría ser una enfermera o una doctora ya que siempre usaba uniforme. John la llevo con un dibujante, y pudieron hacer un retrato de cómo podría lucir.

Greene ha estado yendo a todos los hospitales, asilos, unidades de cuidados paliativos y clínicas, incluso a las oficinas dentales para averiguar si conocían a Leila. Hasta ahora habia resultado inútil.

Le dije a Greene que debería buscar en donde estaba Timothy, pero aparto rápidamente esa sugerencia. Me dijo que desde que Layna lo visito y enloqueció, había estado encerrado bajao llave.

Así que básicamente no había nada que yo pudiera hacer. Era un inútil. No había pistas, ni evidencia y nadie a quien culpar por su desaparición.

Tom era un completo desastre, y yo no estaba lejos de serlo. En una semana había perdido a su esposo y a su hija. Alrededor de dos semanas después de la desaparición de Layna, se había convencido de que ella nunca regresaría. Había perdido toda esperanza y esa noche, cuando mi mamá regreso del trabajo, lo encontró en la cama con una foto de Layna, Steve y él abrazada a su pecho, con solo una frase en la parte de atrás:

Estamos juntos ahora.

Se había tomado las píldoras de dormir de mi mamá, y había muerto con una sonrisa en el rostro.

Pero yo tenía que tener esperanza; tenía que seguir creyendo que estaba viva y segura, y que un día volvería o me volvería loco. Casi la pierdo una vez y no creo que sería capaz de pasar por eso otra vez, especialmente desde que lleva a mi hijo. Layna estaba viva y también mi bebe.

Tenían que estarlo.


You're Mine [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora