Capitulo Doce

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Layna

No sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero estaba despierta al dolor agudo en mi estómago. Jadeando, apreté mi estómago sangrante pero me contraje cuando moví el brazo y solo me cuso más agonía.

Mientras me recortaba allí, recordé que paso antes de desmayarme. Le dispararon a Derek. Solo espero en Dios que haya sido una alucinación... no podría haber sobrevivido con esas heridas.

-Esto debe ayudar con el dolor. –alguien dijo, y lentamente gire la cabeza para ver a Timothy allí de pie con una jeringa. Intente alejarme pero me agarro el brazo e inyecto el líquido.

Casi de inmediato el dolor se redujo, y solté un suspiro profundo de alivio. Eso hasta que mi mente se aclaró y recorte por qué tenía tanto dolor.

-Bastardo. –me atragante, mi voz espesa de emoción- ¡Como te atreves!

Él no dijo nada mientras tomaba mi mano izquierda, y la examinaba curioso. Trate de quitarla pero la sostenía como si estuviera atornillada. Tampoco ayudaba que tuviera el brazo roto, y que apenas lo podía mover sin lastimarme.

Me quito el anillo de compromiso y lo aventó al otro lado de la habitación. Me di cuenta de que me había puesto en una alcoba, y que estaba ahora acostada en una cama cómoda.

-¡Devuélvelo! –grite, intentando levantarme y encontrar el anillo. Mi cabeza daba vueltas cuando me senté, y tuve que acostarme o iba a desmayarme de nuevo. Debía ser la pérdida de sangre actuando.

-No lo necesitas más. –gruño Timothy- Él está muerto ahora, no te sirve mucho.

Cerré los ojos y deje salir un suave sollozo, mientras el dolor en mi pecho se volvía insoportable.

-Ahora eres mía. –susurro y acaricio mi rostro- Sé que te duele, pero pasara. No hay nadie que nos impida estar juntos; me deshice de todos ellos. Steve, Tom, Derek...no están. Es solo nosotros ahora.

-¿Mataste a Tom? –pregunte, mi vez suave como un susurro y mi corazón se rompía en piezas irrecuperables.

-Desafortunadamente, no puedo tomar todo el crédito por su muerte, pero fui parte de ella. Se suicidó, porque creía que estabas muerta. –Timothy acaricio mi cabeza y me encogí alejándome de él.

-No me toques, -solté- ¡Te odio!

-Con el tiempo entenderás porque tuve que hacer lo que hice.

Su palabras me encendieron algo dentro de mi, y me quebré. No me importo que estaba herida y perdiendo mucha sangre. Todo lo que me importaba era que este monstro enfrente mío tenía que morir y yo iba a ser quien tuviera el honor de terminar con su vida. Él había tomado demasiado de mí, y no se le seria permitido continuar con su vida con lo que ha hecho.

La adrenalina surgió por mi cuerpo, el dolor desapareció y estaba sorprendentemente concentrada. Salte sobre él, usando mis uñas para rasguñar toda piel expuesta, enterrándolas lo más que podida.

Grito en dolor e intento quitarme de encima, pero me aferre a él, tirando un puño en un lado de su cabeza. Podía hacer lo que quisiera conmigo, no tenía nada que perder. Ya había robado todo a lo que le tenía cariño.

Mientras peleábamos caímos al suelo, y algo sonó y cayó a mi lado. Rápidamente mire y era el arma con la cual le disparo a Derek. Debió tenerla en el bolsillo o algo.

Me lance sobre el arma, alejándome de Timothy quien estaba sentado en el suelo mirándome. Tenía una sonrisa en el rostro, mientras me observaba agarrar el arma temblando. Asumió que era una chica débil, que no tenía ni idea como usarla.

La broma era para él; cuando estábamos en Florida, Derek me llevo varias veces al polígono de tiro para que pudiera practicar, y manteníamos un arma en la casa para protegernos. Sabía cómo usarla, y sabía usarla bien.

Le serie de vuelta y le quite el seguro. Su boca se abrió incrédula y supe que lo atrape.

-Esto es por mi familia. -susurre y le dispare dos veces.

Mis dos disparos bien apuntados le dieron a sus dos muslos. Así sufriría mientras se desangraba hasta morir.

De repente, mi cuerpo cedió, y estaba vencida en cansancio. Me hundí en el suelo y mis rodillas se doblaron, descanse allí por unos minutos, escuchando a Timothy gruñir en dolor. Luego, llevando el arma conmigo, gatee lentamente hacia una de las puertas de la habitación que estaba entreabierta y la abrí. Como lo esperaba, era la habitación en la que me había mantenido por un mes. Mirándolo ahora. Asumí que ero solo gran armario que tenía un propósito más siniestro para Leila y Timothy.

En medio de la habitación estaba Derek. Acostado sobre su espalda, sus ojos mirando vacíamente al techo. Su pecho no se estaba moviendo, y supe que se había ido.

Las lágrimas caían por mi rostro, fui hasta él y descanse la cabeza en su pecho sangrante. Lo envolví con mis dos brazos y lo sostuve fuertemente mientras sollozaba en su todavía tibio cuerpo, y susurre una y otra vez cuanto lo amaba.

∞∞∞

Cuando abrí los ojos más tarde, la habitación era un hervidero de actividad, y había alguien inclinándose hacia mi.

John Greene me sonrió con tristeza cuando vio que mis ojos estaban abiertos, pero no hizo nada para ocultar el horror que era evidente en sus ojos. Con un fuerte sollozo, me lancé hacia él envolviendo mis brazos a su alrededor y llorando en su pecho. Me sostuvo mientras lloraba, levantando me cuerpo temblante y llevándome lejos de esa habitación, lejos del horror que había ocurrido.

Me deslizaba dentro y fuera de la conciencia mientras me cargaba hacia la ambulancia, y los paramédicos me agarraron rápidamente y comenzaron a trabajar. Antes de que él se fuera le tome la mano.

-Mi...anillo. –pude decir ahogada y finalmente sucumbí a la oscuridad que me esperaba.


You're Mine [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora