Capitulo 2: Comienzo de la pesadilla

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Me subí en el asiento del copiloto y al instante mi papá arrancó,  poco a poco pude ver como nos alejábamos de mi casa, y a la vez escuchar el ruido del motor del auto, pues el silencio se apoderó de el ambiente.

Yo ya había oído de ese internado, pues a un vecino lo iban a meter ahí (puedo decir que gracias a la metiche de su mamá yo pasare lo que su hijo no, quizá lo sugirió a mis padres para que yo sea como un conejillo de indias para ver si conviene meter ahí a su hijo). La bella vista que tendría de la ciudad se vio opacada por la densidad de la neblina, pero qué podía esperar, eran las 6:30am. 

-Esto tu te lo buscaste Edrik, pero es por tu bien.- Dijo mi papá 

Simplemente no le respondí, estaba enojado, frustrado y encima me dice que ha sido mi culpa. Creo que no será tan malo estar en ese lugar, al menos ya no tendría que oír los regaños y reproches sin sentido de mis padres.

llegamos a una casa.

-¿Esto es el internado?.- Le dije a mi padre ¿Cómo era posible que una mísera casa lo fuera?.

Creí que mi papá igual se sorprendería pero entramos como si nada raro aconteciera.

-Buenos días, bienvenidos al internado secundaria oficial número 77.- Dijo quien yo quiero creer que era la recepcionista.

Papá ¿en verdad esto es el internado?- le pregunté enojado.

-Hijo, tranquilo, esta solo es la oficina donde se hacen los tramites y recogen a los niños, yo ya fui con tu mamá a ver el internado y es un lugar con buenas instalaciones.

-Claro señor, como ya lo pudo notar nuestro internado está tomando prestigio rápidamente, en esta primera generación tenemos bastantes inscripciones.-Dijo la recepcionista señalando un cuarto donde había alrededor de 30 niños.

-En la sala de espera puedes ver las fotos de nuestras instalaciones, pequeño.- Agregó.

-Muchas gracias anda Edrik ve a ver las fotos.-Me dijo mi padre.

Me senté en un sillón y solo me quede observando las imágenes del lugar. Para ser honesto, el internado no se veía mal, inclusive las habitaciones tenían televisión. Vi a los demás niños, algunos estaban riendo y platicando quizá ya se conocían de antes y otros simplemente estaban igual de frustrados que yo. Al cabo de un rato me fui a despedir de mi papá. 

-Mira hijo, el internado está cerca, es a las orillas de la ciudad. Quizá te visitemos el fin de semana para que me digas como te fue. 

-Tu me metiste en esto y ni siquiera me pediste opinión y ¿crees que te querré ver? solo déjame y nos veremos cuando nos tengamos que ver. Adiós papa.- lo dije con un nudo en mi garganta, sinceramente quería llorar por la impotencia de no haber podido hacer nada. 

Los demás niños y yo, nos subimos al camión. Mi papá dijo que era en la ciudad, así que quizá pueda escapar porque odio que me controlen. 

Iba sentado tranquilo mirando por la ventana, pero ya habíamos llegado a los limites de la ciudad y el chófer se desvió hacia la carretera, yo me sonsaque pues no sabía que pasaba ¿Mi papá me habrá dicho que era en la ciudad para que no le reclamara o por otra razón estamos yendo hacia allá?. Vi la cara de preocupación de los demás, no creo que nuestros papás nos hubieran mentido a todos con la ubicación. 

Un niño se levanto y le dijo 

-¿A donde nos esta llevando? ya estamos fuera de la ciudad, le voy a llamar a mis papás. 

El autobús frenó bruscamente en ese instante. Pensé que habría tenido un percance y así podríamos bajar todos o al menos aclarar lo que estaba pasando, pero para mi mala suerte solo se subieron dos señores.

El chófer les dijo:

- El niño trae un teléfono y quiere llamar a la policía.- Los 2 tipos sacaron pistolas, y uno que llevaba el brazo tatuado dijo:

-Haber escuincles esto no es un puto juego, quiero que ahora mismo me den sus teléfonos, créanme que si hay otro valiente intentando comunicarse o tratando de hacer algo no dudare en matarlo.

¿Matar? ¿Saben la profundidad de esa palabra? mi corazón comenzó a latir mas fuerte que nunca y vi como les quitaban sus teléfonos a todos. Yo lo puse dentro de mi pantalón (en la cintura) con la esperanza de que no me hubieran visto ya. 

El tipo se acerco a mi y dijo.

-¡Dame tu celular!- al escuchar esto se me congelo la sangre y mi corazón latió aún más rápido de lo agitado que ya estaba.

-No traigo teléfono señor.-Lo dije tartamudeando del miedo.

-Mas te vale tanto a ti como a todos pues ¡Donde alguno me este engañando créanme que no dudare en volarles la cabeza!- Gritó a todos.

No puedo creer que no haya visto mi celular y que me haya creído, pero bueno, como el otro tipo tomo nuestras maletas y ahí algunos llevaban teléfonos quizá pensó que en mi equipaje pudo haber ido el mío. Pensé que ya todo había terminado, que fue un simple asalto y nos dejaría ir a todos a nuestra suerte, después de todo estábamos alejados de la ciudad y a los señores les daría tiempo de irse pero por desgracia.... eso no pasó. 

-Ahora quiero que todos se queden calmados en lo que llegamos, no dudare en matar a los chistosos que intenten huir o jugar al héroe.

¿Llegar? ¿A dónde? no creo que al internado después de todo esto. La incertidumbre de no saber me invadió por completo pero una vez más.. ¿Qué podía hacer? Solo me quedaba esperar y ver que pesadilla nos aguardaba a todos....






Regreso A CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora