Regreso A Casa

Capitulo 8: Soy un asesino.

Las manos me temblaban, no podía moverme, ni siquiera podía emitir un simple sonido. No sabía como sentirme, feliz por haber matado a uno de mis captores y haber salvado la vida de un amigo o simplemente desplomarme por haber matado a una persona.

-Edrik ¿Qué haces? No tenemos tiempo para quedarnos a admirar el paisaje, debemos volver al dormitorio antes de que esos infelices se den cuenta de esto.

-No...no puedo...

-Edrik, no empieces ahora amigo.

-Tu no entiendes Kevin, acabo de matar a este tipo, quiero salvar a todos los demás, pero.... ¿Cómo puede hacerlo? ¡Piensa un poco Kevin, no soy distinto a los que nos encerraron!. ¡LO MATÉ KEVIN! y¿No quieres que empiece ahora? 

-¿Qué estás ciego Edrik? hay una diferencia entre tu y ellos. Ellos matan simplemente por gusto cuando alguien interfiere en sus cosas. Tampoco voy a justificar tu acción pero... me salvaste.... de no ser por eso ahora yo estaría ahí tendido en el piso con una bala en la cabeza, y no solo yo, tarde o temprano te hubieran encontrado a ti y en el mejor de los casos también te hubieran matado. No siempre es fácil la vida Edrik, en muchas ocasiones hay que tomar decisiones difíciles, y hoy... tu decidiste salvarme la vida. Por eso si no quieres que todo esto sea en vano ¡¡corre y vamos al dormitorio!!.

Kevin tenia razón, era el o nosotros, pero eso no cambia el hecho de que maté a un ser humano. Ambos corrimos al dormitorio con la esperanza de que no estuviese alguien vigilando y pudiéramos entrar.

Estaba un tipo en la puerta, ¿Qué se supone que diríamos? de seguro nos creería si le decimos que nos dejaron ir a tomar un paseo a demás yo estaba empapado y cubierto de sangre por lo ocurrido, la opción mas viable era ir a la comedor e intentar quitar las manchas de mis manos. Así fue. Entramos a la cocina buscando jabón o algo que me ayudara a quitar la sangre y buscar una muda de ropa, todo estaba calmado por la serenidad de la noche y la oscuridad que cubría el lugar. Pero en ese mismo instante encendieron la luz.

-No podrás quitar una mancha con eso niño.-dijo la señora de la cafetería, creo que esto se acabó.

-Es solo que me golpee con la litera doña Lu.- le dije esperando que no le dijera a Román.

-Te creería de no ser por que no tienes ni un rasguño en tu cuerpo, pequeño, puede que no sea de los matones de Román pero pude ver perfectamente todo lo que ocurrió a la cuesta de la colina.

Al escuchar estas palabras yo y Kevin nos quedamos helados, todo se había venido a bajo.