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· Levy ·

Ver que la madre de Lu-chan estaba viva, fue suficiente sorpresa, después de pasar tantas noches con Lu-chan mientras lloraba... pero, ¿saber que es reina

Una duda surgió en mi mente, y antes de que pudiera pararla, la dije en voz alta.  —Señora Heartfilia, ¿usted qué reina?

—Por favor, solo llámame Layla, no me agrada ser llamada por ese título. Y, sobre tu pregunta, ya lo verás, Levy.—respondió Layla.

Llegamos a un callejón sin salida, ya que sólo había una pared. 

—Terra, ábrelo.—ordenó Layla.

—Como usted ordene, Layla.—contestó Terra, y mencionó unas palabras en otro idioma. Desconocido, incluso para mí, y el muro desapareció, mostrando un bosque lleno de árboles verdes y arbustos hermosos.

—Mamá, ¿dónde estamos?—preguntó Lu-chan.

—Este es mi reino. ¿No es hermoso?—respondió alegre Layla.

—Juvia piensa que es hermoso.—contestó Juvia mientras lo contemplaba.

—Bueno, sí, pero como dije antes, no soy la única reina que es gobierna aquí. Es enorme, me resultaría imposible reinar todo esto.—dijo. —Síganme. 

Fuimos hasta un lugar lleno de flores. Habían rosas, iris, napoleones, margaritas, y muchos tipos de flores más que no podía nombrar. En este lugar, había un trono hecho de iris y enredaderas, y al par de este, había otro igual, sólo que con orquídeas color azul y con las mismas enredaderas.

—¡Increíble!—exclamé viendo los tronos.

—Parece que te gusta.—dijo Layla, riendo, y yo asentí. —Déjame decirte que todo lo que está lleno de estas hermosas flores te pertenece, Levy.

Debí estar alegre al escuchar lo que Layla dijo. ¿Ser dueña de todos estos árboles, plantas, y aire fresco? Sería maravilloso. Pero la curiosidad le ganó a mi alegría. 

—¿Por qué me pertenece?—pregunté, y ella se acercó al oído a Terra, susurrándole algo. Luego, Terra desapareció.

—Juvia, ¿podrías acompañarme?—preguntó Layla ignorando mi pregunta.

—Sí, Layla-san.—respondió Juvia, y se fueron.

Después de unos minutos, una figura desconocida apareció junto a Terra.

—Terra, ¿podrías dejarnos a solas?—preguntó la señora, y Terra desapareció luego de hacer una reverencia.

—Tú eres Levy McGarden, ¿verdad?—preguntó la señora. Ella tenía el cabello azul, mucho más oscuro que el mío. Sus ojos eran color verde, y era alta, comparada conmigo. Estaba usando un traje hecho con el mismo material de la enredadera, al parecer.

—Sí...—susurré. —Yo soy Levy McGarden.—respondí.

—¿Me podrías contar sobre tu madre?—preguntó.

—Eh... no sé mucho de ella, desapareció de mi vida cuando yo tenía cinco años.—contesté, y su cara cambió a una de tristeza, así que continué. —Sin embargo, sí recuerdo que ella siempre me contaba historias sobre un jardín secreto, el cual estaría lleno de flores, con miles de mariposas. Supuestamente, las flores nos ayudaban a olvidar las cosas agrias, o de mal olor-como ella lo llamaba-, de nuestro pasado. Ella era amable con todas las personas, no pasé mucho tiempo con ella, así que sólo recuerdo que su cabello era de color azul oscuro, igual que el mío, y que siempre era alegre.—paré de hablar, y me di cuenta de que ella estaba llorando. —¿E-Está bien?—pregunté, y ella sólo me dio una gran abrazo.

Ya nada es igual [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora